Hemos salido del pantalán y vamos a practicar las maniobras más comunes que se realizan en un puerto. Pero antes de proceder debemos conocer nuestro barco. Si ya lo conocimos físicamente en el pantalán, ahora toca conocer sus reacciones. Para ello deberemos gobernarlo.
Un aspecto importante es saber el efecto de la hélice sobre el barco cuando damos atrás. En nuestro caso, la hélice que gira en sentido dextrógiro hace que la proa del barco, con la pala a la vía (recta) tienda ir hacia la derecha (Estribor). Esta es una circunstancia que tiene cada barco y que debemos siempre tener en cuenta ya que si no la conocemos actuará siempre en contra de nuestras intenciones haciendo que al maniobrar nos resulte más difícil. Por el contrario, si sabemos esta característica del barco, nos puede incluso ser un aliado a la hora de maniobrar.
Con Dani, nuestro instructor-habilitador practicamos, habiendo comprobado cómo se comporta el barco dándole marcha atrás, una rotación sobre nuestro propio eje, algo así como un “cía-y-boga” pero con solo un motor. Para ello, se hace, considerando de donde nos viene el viento para que nos ayude a empujar a nuestro favor el barco, dando avante y atrás sucesivamente alcanzando en ambos sentidos la arrancada suficiente para que la pala del timón actúe. Dando avante con la pala metida a la derecha y dando atrás con la pala metida a la izquierda… Poco a poco pivotaremos sobre nuestro propio eje.
Especialmente interesante es la práctica sobre el supuesto que hubiera cola en la gasolinera con viento. ¡Lo sabíamos pero nunca lo practicamos! En vez de ponernos para al viento e ir rectificando continuamente la posición del barco para compensar el efecto del viento que nos abate, lo mejor y más practico es poner la popa al viento y hacer que el barco se comporte como una bandera al viento. Curioso, ¿no? A pesar de navegar a menudo, con el tiempo se nos había olvidado. Es lo que tiene de bueno el repasar “in situ” maniobras que nunca recuerdas que pueden ser más eficientes y descansadas para la tripulación.
¡Oh no, amarrarnos a la gasolinera!
Sin duda es la maniobra donde suele haber tensión, gritos y hasta conatos de divorcios. Es la maniobra que debemos controlar más porque es precisamente la más habitual.
Como es obvio, antes de acometer la maniobra, hay que pararse a pensar cómo la vamos a hacer y por qué lado vamos a abarloarnos. Una vez decidido en función siempre de donde proviene el viento y su intensidad así como considerando la forma en que el barco maniobra mejor dando marcha atrás, informaremos a los tripulantes de nuestra intención y asignaremos a los que nos acompañen la tarea concreta a realizar y desde el punto del barco desde donde realizarla.
Nos aproximaremos a una velocidad lenta pero que nos de la suficiente arrancada o inercia para que la pala del timón actúe, a 45º aproximadamente con respeto del muelle cogiendo el timonel una enfilación (un poste, un palo, un árbol,…) que le facilitará mantener el rumbo hasta llegar al muelle. Se deberá decir al tripulante de proa que nuestra intención es ir a tal o cual noray. Sería recomendable que esta persona nos pudiera decir con la mano los metros restantes para tener idea desde el puesto de gobierno el espacio restante antes de contactar con el muelle.
Una vez casi a tocar del protector del muelle, hay que dar atrás para parar la arrancada y aproximar la manga máxima del barco al muelle. Lanzando la amarra del través y fijándola al noray, tendremos el barco controlado para luego amarrar por proa y luego por popa. Si la popa queda muy separada, con unas paladas al ralentí avante, una vez fijado la amarra del través, lograremos que la proa se aproxime al muelle. Amarramos en cornamusa al gusto y luego procedemos por popa y… voilà!
Para salir del muelle, si quisiéramos salir avante, deberíamos separar la proa dando atrás aún amarrados por este punto y libres en proa y del través. Luego avante suave y salimos…
Lo cierto es que la maniobra de atraque en el muelle de espera o la gasolinera, es una de las más “temidas”. La casuística también es inmensa ya que las maniobras deberán hacerse con el viento en contra que nos frena yendo al muelle o por un viento que nos empuja hacia él, sin viento o con colas de muchos barcos peleándose por el surtidor, a vela por avería del motor o de noche,… Lo importante es, ante todo, preparar la maniobra, prever las consecuencias de la toma de la decisión y, sobretodo, asignar a nuestros amigos tripulantes, con claridad y haciendo uso de las buenas maneras, una cooperación en esa maniobra.
Practicar una y otra vez, aun estando habituados, es muy interesante y hasta divertido. ¡Siempre hay algo que aprender!
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