Estamos en Marina Badalona con unos pasillo entre pantalanes algo estrecho. Si saliéramos sin más, sin considerar las condiciones climatológicas imperantes, lo más fácil es que causemos un estropicio abalanzándonos contra el balcón de proa de los veleros vecinos, o bien que nos vayamos contra los cabos de los muertos, las amarras tipo pata de gallo, del pantalán de enfrente, enredándonos con ellas o, incluso, chocar contra los flamantes motores fueraborda de las lanchas. Situaciones, por desgracia, que alguna vez hemos visto.
Estas situaciones ocurren por la precipitación y las prisas en salir sin considerar los condicionantes de viento que, de una manera u otra, van a jugar a favor… o en contra nuestra y que requieren ser compensadas con una maniobra adecuada.
El viento, ¿un aliado?… ¡No siempre!
Supongamos, como es nuestro caso, que estamos atracados de popa al pantalán y tenemos un velero de nuestra eslora a nuestra derecha (Br.) y una lámina de agua vacía a la izquierda (Er.) con otro velero más allá.
Tras haber desconectado el cable de corriente de nuestro barco, ¿qué amarras de las dos existentes en proa y popa largaremos antes? ¿Las de barlovento (la más cercana a la dirección del viento) o las de sotavento (las que están en el lado contrario de donde viene el viente)?.
Según las amarras que larguemos primero, el viento nos puede abatir el barco llevándonos precisamente a allí donde no queremos ir. Por tanto, teniendo en cuenta que el viento nos llega ligeramente por la derecha, primero soltaremos la amarra de proa contraria al viento (la de la izquierda) y luego la misma de popa. Para luego proseguir soltando la de popa y la de proa del lado del viento. Hasta aquí todo correcto, siempre y cuando no tengamos la guía cruzada bajo el barco… Si fuera el caso, mejor largar las dos amarras de sotavento, todas las de proa dejando la de popa a barlovento amarrada con la marcha puesta avante y la pala del timón hacia la derecha. Con ello conseguiremos que el barco esté recto el mayor tiempo posible por si mismo. Llegado el momento, quitamos la marcha, desamarramos sin tensión en la amarra y ya nos damos el impulso “justo y necesario” al barco para salir y poder girar.
En nuestro caso, salimos hacia la derecha con la arrancada suficiente para que la pala del timón actúe. En este caso, el girar, el viento pasa de darnos por la banda de la derecha a darnos por la banda de la izquierda por lo que nos ayudará a rotar empujándonos por la amura de la izquierda.
Éste es un solo ejemplo de la casuística posible que puede darse para salir de nuestro pantalán. Si el viento nos viniera por el lado contrario, del través, por la proa o nuestra popa exacta, actuaríamos de maneras diferentes. Es por eso que las explicaciones de nuestro habilitador resultan especialmente interesantes antes estos diferentes supuestos.
Nos debemos de dejar de lado la inestimable ayuda que nuestros tripulantes, estén acostumbrados a navegar o no, nos puedan ofrecer en estas delicadas maniobras. Es importante que el patrón asigne a uno o dos tripulantes varias tareas. Una sería la de largar amarras en proa sólo cuando se lo ordene y dos sería que otro tripulante o el mismo estuviera, con una defensa en mano, protegiendo el barco “por si acaso”.
Es importante pues la observación previa a la salida del pantalán y prepararse de antemano antes de proceder. Y ello incluye asignar una función clara a los que nos acompañen.
Con la misma antelación y previsión deberemos actuar al regresar a nuestro amarre y, en definitiva, a la hora de realizar cualquier maniobra de aproximación a tierra (gasolineras por ejemplo), a una boya de amarre o para proceder en una maniobra de fondeo. La observación previa de las condiciones meteorológicas reinantes y la preparación son la clave para proceder sin incidencias.
Es por ello, que es de agradecer y probablemente para más de uno pueda ser hasta un alivio, que el habilitador-tutor de Fanautic Club insista un pelín en ello ejercitando las maniobras tantas veces como se requiera o se pida. Y es que ya se sabe, no hay nada como un ejemplo real y ejecutarlo para sentirnos más seguros y hacerlo bien.
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