Hace unas semanas la prensa se hacía eco de que el ayuntamiento de Nueva York va a sustituir las tradicionales cabinas telefónicas por puntos de acceso público y gratuito de banda ancha a Internet que darán conectividad tanto a los residentes como a los turistas.
Parece que las torretas, similares a puntos de publicidad, podrán ser usadas como tablet, punto de carga de batería y en un futuro ofrecerán llamadas gratuitas. El primero de estos puntos de acceso inalámbrico ofrece un ancho de banda simétrico de 300 megas a través de una conexión WiFi convencional (802.11 ac) y a un alcance de hasta 50 metros. Todo gratis. Esta especie de kiosko de internet permite a cualquiera conectarse a su red sin pagar, y realizar videollamadas, descargarse su serie favorita o cualquier otra cosa que se le ocurra.
El wifi es un servicio más, que no está previsto como obligatorio en las cláusulas concesionales de puertos y marinas.
La Ley 18/2014, de 15 de octubre, de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia, promovía que los concesionarios hicieran inversiones para mejorar la productividad, la eficiencia energética o la calidad ambiental de las operaciones portuarias, o introducir nuevas tecnologías o procesos que incrementen su competitividad.
El cableado de fibra óptica de toda la red por los pantalanes o la digitalización permite un control de contadores individualizado de cada amarre y ofrece punto de Internet para cada embarcación, siendo una mejora tecnológica evidente.
Estas ideas están en mente de algunos gestores portuarios desde hace años pero ha sido complejo estandarizar los sistemas. En los últimos 10 años cualquier voluntad de implantación de servicio de Internet ha quedado desfasada tecnológicamente en menos de un año. La progresión tecnológica es un freno a la inversión.
Ofrecer el servicio de Wifi para toda la superficie de la concesión supone un elevado coste. Las amplias áreas a cubrir y las largas distancias generan frustración en algunos usuarios.
Cada vez son más frecuentes las comunicaciones en video streaming, y no hay nada más desincentivador que la señal de video sea lenta o se pierda. En cada instalación portuaria se detecta una tipología de usuario específica cuya preocupación y motivo de queja es que el wifi no funciona.
Distribuir la señal Wifi de altas prestaciones en la marina y con garantías de seguridad es una tarea ardua y compleja.
Las opciones de los concesionarios a día de hoy son la de ofrecer un servicio wifi de calidad cerca del edifico de capitanía, local social o área restaurante para todos los usuarios y visitantes; el cableado del puerto ofreciendo punto de red seguro en cada torreta, y generar un red privada para todos los usuarios.
En cualquier caso debe valorarse si es aconsejable ofrecer un servicio wifi gratuito pésimo que no funcione o simplemente no darlo.
Jaume Prats
BA advocat
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