La Volvo Ocean Race nos lleva por rutas poco transitadas que nos ofrece paisaje espectaculares y, a veces, incluso inhóspitos. Esta etapa 4 entre Sanya (China) y Auckland (Nueva Zelanda) está repleta de ellos. Así, desde que tomaron la salida el pasado 8 de febrero, los seis barcos en han pasado por la desconocida y frondosa costa norte de Filipinas, entre las Islas Marianas, donde se sitúa el punto más profundo de los océanos, de 11.000 metros de profundidad, y ahora por las Islas Marshall. Éstas últimas forman un archipiélago al norte del Ecuador, en el Océano Pacífico, formado por más de mil islotes, muchos de ellos “huecos”.
Se trata de atolones que se han formado por la sedimentación de coral sobre antiguos cráteres volcánicos, auténticos anillos de arrecifes que forman lagunas de color turquesa. Su belleza, sin embargo, no pudo evitar que el 2 de marzo de 1954 tuviera lugar en uno de ellos, el Atolón de Bikini, uno de los tests nucleares más radicales de la historia, parte de un total de 23 que el ejército norteamericano llevó a cabo entre 1946 y 1958. La población fue desalojada con tal propósito, y todavía tendrán que esperar al menos 30 años para volver. El resto del país micronesio, sin embargo, es hoy en día un paraíso para el submarinismo, y el mayor santuario de tiburones del mundo.
En este punto bucólico paisajístico, el MAPFRE sigue navegando sin datos meteorológicos y ha pasado a cuarta posición mientras la flota atraviesa las Islas Marshall. Team Brunel defiende la primera posición pero ha reducido su ventaja de 97 millas a 37 en apenas dos días.
“Nunca pensé que navegaría por esta zona del planeta“, explicaba desde el MAPFRE Fran Vignale, su reportero a bordo. “Aún no hemos visto ninguna isla, pero puede que veamos alguna”, añadía. Sin embargo, difícilmente tendrán tiempo para profundizar en la historia de este curioso país, colonizado por españoles, alemanes, japoneses e ingleses entre otros. Su tema ahora es otro: posicionarse lo mejor posible para atacar los doldrums, las calmas ecuatoriales que se encontrarán nada más cruzar el Ecuador, previsiblemente a partir del viernes.
Tras cinco días navegando con vientos de más de 20 nudos, que han pasado factura a tripulaciones y barcos, las condiciones están empezando a calmarse, como lo podría indicar el hecho de que Team Brunel continúa perdiendo terreno respecto a Abu Dhabi Ocean Racing. De las casi 100 millas de ventaja que llevaba al segundo clasificado ayer de madrugada, cuando, tras dar un tremendo rodeo por el Norte, volvió a unirse con la flota, ha pasado a tener 37. En las próximas horas entrarán en una zona de chubascos, y retomarán la navegación “de nube en nube”.
También Team Alvimedica parece estar ganándole la partida al MAPFRE en términos de velocidad, pues el barco de bandera turco-americana ha apeado al español de la tercera posición. Cabe recordar que el equipo patroneado por Xabi Fernández navega en estos momentos “a ciegas”: las dos antenas que les permiten recibir y enviar datos como las previsiones meteorológicas han dejado de funcionar por razones que el equipo desconoce. “Una no tiene gran solución y la otra esperamos poder arreglarla, pero teniendo tanta agua en cubierta y con 20 nudos de viento fuera poco podemos hacer”, explicaba hoy Fernández.
La flotilla de cuatro que optó por la opción Sur lleva ya cinco días navegando con el mismo ángulo respecto al viento. Podría compararse con una cronometrada por ver quién llega antes al Ecuador, donde muy probablemente se dará una compresión que podría volver a revolver todas las piezas en el tablero. Las calmas quedan a unas 300 millas náuticas aproximadamente, y ahora es el momento de preparar la estrategia. Algo que, sin partes meteorológicos, parece difícil de conseguir.
Mirando a los modelos, el viento bajará y rolará a la derecha. Ésta podría ser la razón por la que Brunel se dio prisa en bajar hacia la flota durante las pasadas 48 horas. Team SCA sigue navegando por su propia ruta, a unas 45 millas al Noreste. A no ser que reciban un golpe de viento para bajar con él, tendrán que mantenerse arriba, una posición con cierto peligro, fuera de la flota.