“Hay que amar esto para hacerlo, no se puede explicar en palabras. Si no, no lo haces” –decía Fran Vinagle, reportero del Mapfre, ante las duras condiciones que están viviendo en el océano Antártico, que les impide en algunas ocasiones cubrir sus necesidades fisiológicas más básicas. Las jornadas de trasluchadas y el control de un viento que hace honor a su reputación está dificultando mucho la navegación, por eso no extrañan las palabras de Vinagle.
El barco español lidera en estos momentos la flota de la Volvo Ocean Race, con los cinco primeros barcos agrupados en 3,5 millas tras 3.500 cubiertas de la etapa 5 entre Auckland (Nueva Zelanda) e Itajaí (Brasil). “Nunca he vivido una vuelta al mundo así de reñida”, explicaba Andrew Cape, navegante de Team Brunel y uno de los veteranos de la regata, en la que participa por sexta vez. El barco femenino Team SCA se encuentra a 80 millas del líder, y es el que más terreno ha perdido en las últimas horas, al contrario que Dongfeng Race Team, que protagonizó una buena remontada -marca de la casa- gracias a un role que les pilló en el lugar adecuado. Las chicas todavía reparan las velas que resultaron dañadas el pasado martes, cuando las terribles condiciones provocaron que cuatro barcos volcaran en el océano más frío del planeta.
En su última comunicación con el Race Control de Alicante, Matt Knighton, reportero de Abu Dhabi Ocean Racing, ilustraba lo estresante que están siendo los últimos días para Ian Walker y su tripulación: “Cuando Ian está frustrado o bajo presión generalmente se quita el gorro, se sienta, y se arrasca la cabeza. Ahora mismo casi ya no se pone el gorro”.
Fran Vignale relataba así cómo “en las últimas 24 horas hemos realizado 23 trasluchadas. Nadie ha dormido en toda la noche“. Esto se debe a que la flota se ha visto obligada a bordear la zona de exclusión de hielo establecida por la organización para evitar el peligro que representa un iceberg de 1 kilómetro de longitud a la deriva a algo más de 200 kilómetros al sur. En las últimas horas han alcanzado el vértice noreste de aquella, y ya navegan rumbo sureste, hacia el mítico Cabo de Hornos, a donde deberían llegar el próximo domingo.
A esto les ayudará el fuerte viento que se espera para los próximos días, que ya ha comenzado a subir, tras el descanso que les ha dado el Antártico en las últimas horas; algo realmente inusual en estas latitudes, los 50 aulladores, como explicaban los regatistas. Conforme se acerquen al mítico Cabo de Hornos, las condiciones empeorarán hasta convertirse en las peores que se pueden encontrar en los océanos del planeta.
“Preparaos para lo que va a ser un final de regata duro cuando el viento comience a aumentar y no deje de hacerlo”, decía durante el cambio de guardia Iker Martínez a Ñeti Cuervas-Mons y a los dos miembros más jóvenes de la tripulación, que doblarán Hornos por primera vez: Willy Altadill y Fran Vignale. “Después de Hornos nos esperan otros 40 nudos de ceñida para después encontrarnos con otros 35-40 nudos del Oeste”. Si hay una parte de la vuelta al mundo que uno no se debería perder, es ésta.