Le miré. Tome otro sorbo de ese gin tonic que tan bien prepara nuestro amigo el barman, y para salir del atolladero le conteste con otra pregunta ‘¿Hay una vela más auténtica que otra?’ Me miró, como yo le había mirado pocos segundos antes. Perplejo, me dijo, ‘he atravesado el océano hasta 13 veces, en crucero de vela, he navegado en todo tipo de vela ligera, desde el físico laser, al fantástico patín de vela, pasando por el windsurf y las embarcaciones en pareja, y te puedo asegurar que la vela radio control es la esencia de la vela’.
Reflexioné. En aquel momento no supe reaccionar. No me descubría nada nuevo. Conozco la vela radio control y pensé que sí, puede que tenga razón A ella se le une el placer del juego náutico, con la emoción de navegar con el viento. Sin duda es la técnica eólica en estado puro, ya que se trata de hacer navegar una embarcación sin la presencia ‘insitu’ -sobre ella, a bordo de la nave-, de una persona. Es una modalidad donde solo destaca la destreza del regatista en mover la embarcación, solo con el viento, sin contar con la presencia, ni la fortaleza física del regatista a bordo. En la vela radio control el regatista se comunica con el velero a través de las ondas hertzianas. Por radio. Por ello, puede que se pueda equiparar con la esencia más pura de la vela, que es saber navegar con el viento. Tras esta reflexión le dije, ‘es verdad, puede que tengas razón’
Tras nuestra mutua perplejidad, porque puede que él no esperara tan fácilmente mi asentimiento, me comentó que en España contamos con una buena afición hacia este tipo de vela, y que muchos de sus practicantes proceden de la vela más habitual, es decir de la vela ligera y del crucero, y que descubren en esta práctica teledirigida una forma pura de dominar y disfrutar del viento en una embarcación.
Es una evidencia que los navegantes eólicos disfrutamos controlando el viento y poniéndolo a nuestro servicio a través de una embarcación. Ya sea en una embarcación grande o pequeña. Notar la ceñida en la cara, ganando barlovento, o deslizarse con vientos de popa, con Eolo a favor, buscando el equilibrio en la empopada y ganar alguna planeada es el gozo de todo navegante, como lo es el avanzar rápido y seguro, comiendo millas, cuando vas de través. El viento nos emociona. Y esto, parece, también lo perciben, y más si cabe, -me dijo mi amigo-, quienes a través de las ondas hertzianas controlan las embarcaciones de vela radio control, ya que solo la pequeña embarcación recibe el impulso del viento.
El próximo año en el lago de Gamboa en Alava, se celebra el Campeonato de Europa de una de las clases más significativas del radio control; la IOM. Sin duda las regatas serán un espectáculo. Bien valdrá un desplazamiento. Me invitó a ir el próximo mes de junio. Para quien no pueda desplazarse recomiendo a los aficionados de la vela que descubran este tipo de regatas, que de forma muy habitual se disputan en muchos puntos de nuestro país. Si le gusta la vela, disfrutará ver evolucionar a estas embarcaciones, con la ventaja de que se puede contemplar todo el campo de regatas, en ‘un golpe de vista’ y es casi la única disciplina de la vela donde se puede visionar de forma cómoda y cercana la evolución de la competición en el campo de regatas.
Recordé algunas regatas que he visto en alguna ocasión de vela radio control y mi amigo se animó en explicarme la cantidad de aficionados y las muchas clases que existen en esta modalidad de la vela.
Me informó que la clase que en nuestro país tiene más tirada es la IOM (Internacional 1 Metro) reconocida como clase por la Federación Española de Vela. Me matizó que hay otras muchas, algunas en el ostracismo, como todo en la vela, y que la ISAF reconoce como oficiales –por su criterio deportivo- a 4 clases que son la IOM, la clase M, los 10 Rater y la A Class
La IOM es la que ha tenido un crecimiento más sostenible en las últimas décadas. Es la más popular, y fue desarrollada por el Comité Permanente de la ISAF para promover de una forma regulada la vela radio control. Se adoptó como una clase internacional en 1988 y las reglas son muy estrictas. Limita la longitud total de la eslora en 1 metro y el peso mínimo ha de ser de 4 kg. Las normas limitan a los yates a disponer solo de dos canales de radio de control, uno para el timón y el otro para el control de ambas velas. A pesar de esto, hay suficiente libertad en el diseño del casco, la aleta y el timón.
La Clase M o Marblehead es la modalidad más clásica de este tipo de vela. Se trata de una clase de desarrollo abierto, que permite una gran libertad en el diseño y cuyas principales restricciones son la longitud total (máximo de 129 cm) y el área de la vela (máximo de 5.161 cm²). La clase fue creada en EE.UU. en 1931, en la ciudad de Marblehead, de donde tomó el nombre, y se convirtió en una de las clases más populares en el mundo, siendo la primera clase de vela radio control reconocida oficialmente por la Federación Internacional de Vela en 1937.
Otra clase reconocida es el Ten Rater (o 10-R) que aplica la fórmula métrica internacional en la medición de las embarcaciones. El fórmula métrica del 10-R está basada en la clásica ecuación R=L x S x 8 para equiparar veleros distintos, (donde L es la longitud de la línea de flotación en metros y S es el área de la vela en metros cuadrados). Esta clase desarrolla barcos, que tienen entre 140 y 170 cm de eslora y por lo general su peso es de 5 a 7 Kg. siendo una de las clases más rápidas y técnicamente la más exigente, por lo que hace de los yates 10 Rater no son para principiantes.
La otra clase de la ISAF es la A Class. Nació en 1922, a través de un desafío promovido por la revista británica ‘Yachting Monthly’, que tenía la intención de desarrollar un velero similar al tamaño completo Internacional Six Metre Class en una escala de 1: 6. En la Clase A se desarrollan los veleros más grandes de radio control. Miden generalmente entre 1,6 y 2,3 metros de longitud total y pesan a veces hasta 20 Kg. Debido a su tamaño, el peso y el comportamiento e inercias de estos barcos se asemejan a un barco de tamaño ‘normal’, y son muy elegantes en el agua. Pero dado su volumetría, a veces exagerada y la dificultad de transporte, han reducido mucho su popularidad y la clase sólo tiene seguimiento en círculos muy exclusivos de la vela radio control.
Pero no solo existen estas clases, reconocidas por la Federación Internacional, me insistió mi amigo. Me explicó, también, que en la afición a la vela control, al ser un deporte y un hobby, existen muchas otras clases que tienen sus seguidores y que muchas clases les guía la voluntad de que sea este tipo de vela fácilmente accesible a todo tipo de público. Un caso curioso es el del conocido Footy, una clase que se basa en un concepto realmente curioso, con un reglamento muy simple, que dice que el casco de la embarcación debe caber en una caja de 305 x 305 x 153 mm (305 mm, es lo que equivale a un pie inglés: foot). Todo lo demás está permitido.
¡Y navegan!, como navegan otros muchos modelos de radio control, no reconocidas por la ISAF, y con los que muchos aficionados disfrutan con sus encuentros y con sus modelos, como son el RG65, una embarcación muy popular en Argentina (donde fue creado), en Brasil y Chile; el Micro Magic, un diseño alemán de 53 cm de eslora conocido también por sus dos versiones el denominado MK1 y la versión más reciente el MK2, y que cuenta con un campeonato europeo propio, o el Victoria, otro radio control monotipo.
Todo un mundo. Apasionante, infinito. La práctica de esta peculiar náutica eólica se merece mucha atención. Es contagiosa y reconfortante. Después de hablar con mi amigo es probable que vaya más a menudo a contemplar y practicar estas regatas de vela radio control. Un espectáculo acuático de auténtica vela.
Angel Joaniquet