Un reciente estudio de investigadores del Instituto Potsdam para el Impacto Climático en Alemania ha propuesto medidas tales como el bombeo de masas de agua en el continente antártico para paliar el aumento del nivel del mar. El agua bombeada podría, sin duda, congelarse en hielo sólido, su peso aceleraría el flujo de hielo en el océano en la costa de la Antártida.
Para almacenar agua durante un milenio, habría que bombear al menos 700 kilómetros tierra adentro, según este equipo de investigadores. Ahora bien, eso requeriría más de una décima parte del suministro mundial de energía anual actual para equilibrar el ritmo actual al que está creciendo el nivel del mar.
“Se estima que alcanzará unos 40 cm hacia el final del siglo —dice la autora principal Katja Frieler–. Nuestro enfoque es, sin duda, extremo, pero también lo es el reto del aumento del nivel del mar“.
La quema de combustibles fósiles produce emisiones de gases de invernadero que elevan la temperatura del planeta. En consecuencia, la expansión térmica del agua de mar y el derretimiento de los glaciares y las capas de hielo incrementan lentamente el nivel del mar, que continuarán durante miles de años. Bajo un calentamiento que no disminuye, el aumento del nivel del mar puede exceder de 130 centímetros para el año 2100.
“Esto es enorme. La adaptación local, por ejemplo, la construcción de diques, no será físicamente posible o económicamente viable en todas partes –subraya Frieler–. La protección puede depender de su situación económica, por lo que Nueva York estará a salvo, pero, por desgracia, no Bangladesh, y esto plantea claramente un asunto de equidad”, añade.
“De ahí el interés en una medida de protección universal. Queríamos comprobar si sacrificar la región antártica deshabitada teóricamente podría permitirnos salvar orillas pobladas de todo el mundo“, plantea. El aumento de los océanos ya está elevando los riesgos de mareas de tempestad, lo que amenaza a millones de personas en todo el mundo y a largo plazo puede volver a dibujar las líneas costeras del planeta.
Los científicos abordan el problema desde una perspectiva dinámica de hielo, utilizando simulaciones por ordenador de la Antártida. Dado que el hielo se está moviendo continuamente, poner el agua del océano en su superficie sólo puede retrasar la subida del nivel del mar y si se coloca demasiado cerca de la costa, la pérdida de masa del manto de hielo y, por lo tanto, el aumento del nivel del mar después de algún tiempo podrían incluso aumentar, encontraron estos expertos. Como consecuencia, el agua tiene que bombearse durante un largo camino hacia el interior sobre la capa de hielo.
Solo ganaríamos tiempo
La capa de hielo de la Antártida es de hasta 4.000 metros de altura y significaría un esfuerzo de ingeniería inconcebible. Bombear tanta agua a lo alto de la capa de hielo requiere enormes cantidades de energía.
La Antártida es muy ventosa, por lo que la energía de bombeo podría ser generada por turbinas eólicas, pero esto requeriría la construcción de aproximadamente 850.000 plantas de energía eólica en el continente helado.
Se espera que los costes sean mucho mayores que los asociados a la adaptación local en otros estudios, a pesar de que estas medidas, por definición, están limitadas en su alcance y escala, según los científicos.
“La magnitud del aumento del nivel del mar es tan grande, que resulta poco probable que cualquier método de ingeniería imaginable pueda mitigarlo“, concluye el coautor Anders Levermann, director de Estrategias de Adaptación Global en PIK y científico del Observatorio de la Tierra Lamont Doherty en la Universidad de Columbia, Estados Unidos.
“Incluso si esto era posible, sólo sería ganar tiempo. Cuando un día detengamos el bombeo, la descarga adicional de la Antártida subirá la tasa de aumento del nivel del mar, incluso más allá de la tasa inducida por el calentamiento. Esto significaría poner otra deuda sobre el nivel del mar a las generaciones futuras“, añade.
El aumento del nivel del mar de los últimos 22 años en 1 minuto
La NASA ha publicado una visualización que muestra el cambio total del nivel del mar entre 1992 y 2014, a partir de datos recogidos por los satélites de observación de la Tierra TOPEX/Poseidon, Jason-1 y Jason-2. El color azul indica los lugares donde el nivel del mar ha bajado, y el naranja-rojo, donde ha subido. Desde 1992, los mares y océanos de todo el mundo han aumentado un promedio cercano a los 7,62 cm. La gama de colores para esta visualización es de -7 a +7 cm, aunque los datos medidos se extienden por encima y por debajo de los 7 cm. Esta variedad particular fue elegida para poner de relieve las variaciones en el cambio del nivel del mar, explica la NASA.
22 años de subida del nivel del mar, vistos en un minuto