Los hermanos Federico y Arturo Alonso, los hermanos Carlos y Antón Paz y la pareja formada por Diego Botín y Iago López son quienes el comité de selección del equipo olímpico de la Federación Española de Vela ha determinado que se jueguen la plaza olímpica de Rio en 49er. Solo una pareja representará a la delegación del COE en la Regata Olímpica para la clase de vela 49er. Los seis, esta semana en Medemblick, en la famosa regata de la Semana Olímpica holandesa, se juegan el visado en el pasaporte olímpico.
Cuando salga este comentario puede que ya esté dilucidado quién será la representación española en la clase skiff en los próximo Juegos. Mi comentario viene a cuento para señalar cómo el buen criterio se ha impuesto a la hora de elegir a los mejores para representar a la vela española en esta espectacular clase.
La decisión tomada de evaluar cuál de estas tres tripulaciones es la más idónea para acudir a Rio de Janeiro este verano, por medio de una regata de alto nivel, es la correcta. En Medemblick compiten tête à tête las tres tripulaciones y se podrá dilucidar, de una forma objetiva y deportiva, quién se merece el pasaporte. Una decisión acertada.
Escribo sin saber cuál es el resultado último de las pruebas. Tanto me da, porque sé que la pareja que salga será la mejor. La adecuada. Verse en la cancha, en la pista, en el campo de regatas, disputándose la mejor posición, ganar, es la esencia del deporte. A quienes nos gusta esta actividad física, mental, valoramos muy positivamente estos enfrentamientos: es el alma de la competición.
La rivalidad despertada es la muestra más sana y palpable de que el deporte, y en nuestro caso la vela, es emoción y pasión.
Para finalizar la confección del equipo de vela olímpica -a dos meses de la cita- faltaba determinar quiénes iban a representar a la clase 49er. En un principio la dicotomía se presentaba entre dos equipos, el formado por los asturianos Federico y Arturo Alonso, bronces en el Campeonato del Mundo de la clase 49er de 2015 y la pareja formada por el cántabro Diego Botín y el gallego Iago López, vigentes campeones de Europa. Estaban muy igualados en méritos.
En principio, estas dos parejas se iban a jugar todo a una carta en esta regata holandesa para estar en Rio. Pero la espectacular recuperación de los hermanos Paz, que debido a problemas médicos tuvieron que ausentarse durante varios meses de la competición olímpica, (Antón de una neumonía y Carlos de un problema renal), se vieron marginados en la lucha por la plaza, a pesar de que fueron ellos quienes clasificaron la embarcación para los Juegos, e hizo que se sumaran a la lucha por estar en Rio y todo ello ha dado mayor relevancia a esta ‘selección’. Recuperados de sus dolencias, Carlos y Antón reclamaron también poder optar a ganar la plaza olímpica. Y así les fue reconocido. Por lo que al final la selección de la clase skiff ha sido un juego a tres bandas: los hermanos Alonso, batalladores y constantes, que han demostrado ser capaces de alcanzar el sueño olímpico, la pareja Botín-López que ha explosionado y ha demostrado que también puede estar en el más alto nivel, sin importarles el pressing del entorno, ni estar condicionados por ser los más jóvenes; y los hermanos Paz, que lo han demostrado todo, Antón es oro olímpico, y desde su veteranía, han evidenciado que son una pieza clave y valiosa de la vela española.
Medemblick, la vara de medición
El frío listón de Medemblick será la vara de medición. Muchos opinan que una regata sola es demasiado poco para valorar. Ante la igualdad proyectada, eso parece una verdad canónica. Pero también, quienes saben de deporte de alta competición, reconocen que poner a prueba a atletas de primer nivel en una sola jugada, detectar el talante de los deportistas en un golpe, o en un momento de genio, es un criterio muy sano y conveniente para valorar quién tiene madera de campeón.
En muchos países los conocidos trails deportivos, son las pruebas –únicas y exclusivas- donde se eligen a los mejores. El mejor, el más lúcido y despejado, está en este momento de la verdad en estado puro, y quien supera esta prueba demuestra que puede ser el adecuado para competir en el momento decisivo. Esto no es injusto. Quienes superan psicológicamente y mentalmente estos momentos, dicen mucho a su favor. Cuando el nivel es muy alto se sobreentienden las buenas condiciones físicas y técnicas de los deportistas. Todos están por igual. Pero son en estos momentos de máxima presión, cuando se demuestra la entereza, el saber hacer, la fuerza mental y la serenidad de un campeón. En estas pruebas al límite, de ser o no ser, es cuando se pone en relieve la calidad total de un deportista. En nuestro caso, es el estar con toda la entereza durante la Regata Olímpica.
La prueba de Medemblick es un buen trail para quienes aspiran a estar en Marina da Gloria, sede de la vela en Rio. Allí se verá la hora de la verdad. Un momento similar al que están viviendo ahora nuestros regatistas de 49er en Holanda.
Sí. Creemos que se ha actuado con buen criterio, y que sea una regata como la de Medemblick la decisoria de saber quién irá a Rio, es bueno. Y sobre todo, que las tres tripulaciones que aspiran a ello puedan defender su valor en el campo de regatas y no a dedo.
En otras épocas, cuando había disputas para saber quién podía ir a unos Juegos, la polémica se dilucidaba en el campo de regatas. Históricamente, en nuestro país, la primera selección olímpica de vela se realizó cuando dos tripulaciones de la clase star se disputaron ir a los Juegos de Berlín. Había dos tripulaciones de regatistas aspirantes, una de Barcelona, la otra de San Sebastián. Ante el dilema, el Comité Olímpico Español presidido por August Pi-Suñer, decidió que se disputaran unas regatas entre los dos aspirantes y el que ganase sería quien iría a la Regata Olímpica de Kiel. Se harían tres mangas en la bahía de la Concha en San Sebastián, y el mejor de las tres pruebas sería la tripulación olímpica. Ganó la pareja catalana formada por Pere Pi y Federico Virgili. La Guerra Civil truncó que pudiera competir en aquellos Juegos del 36. Pero la lucha por conseguir aquella plaza fue un emotivo espectáculo del fair play deportivo.
En la vela las polémicas y los malos entendidos se zanjan en el mar. La competición directa y personal es la esencia del deporte. Sin duda, en el campo de regatas de Medemblick esto se cumplirá, y quienes ganen serán los mejores representantes de la vela olímpica española en Brasil en la espectacular y dura clase 49er.