El Best Skipper es primer velero en llegar a la meta de Santa Marta (Colombia) de la flota del Gran Prix del Atlántico. Durante las últimas millas ha navegado de forma muy conservadora, a solo cinco nudos de velocidad, debido el estado de la jarcia del mástil, que quedó afectado, después de una durísima navegación, debido las consecuencias ocasionadas por una tormenta que se desató en la primera semana de navegación y afectó a todos los barcos que iban en cabeza de la regata, quedando la mayoría de ellos dañados en partes sensibles para la navegación. Unos daños que han tenido que arrastrar todas las embarcaciones a lo largo de toda la regata.
Navegación dura por las averías
La embarcación The Best Skipper, ha llegado a la línea de meta, navegando con la vela de proa génova a medio enrollar, y al socaire de la escarpada costa colombiana de Sierra Nevada. La tripulación del The Best Skipper, capitaneada por Enrique Curt y con Gonzalo Vázquez, Gregory Sajona, Josep Navarro, Enric Botet y Víctor Canela han estado luchando durante las dos últimas semanas contra el tiempo y el mar. La embarcación quedó sensiblemente afectada por el desgaste de sus obenques, sobre todo el de la banda de babor, que le ha obligado a realizar una navegación muy conservadora, sobre todo durante los últimos días de la regata. Por suerte, una vez superada la borrasca que se desencadenó al cuarto día de competición, el tiempo se estabilizó y toda la flota ha disfrutado de una navegación con un viento franco de componente NEE.
Parte de la flota, reparando averías
La cola de una profunda borrasca se cebó contra la flota en la primera semana de navegación (del 8 al 11 de enero), cuatro días después de la salida y ya fuera de la influencia de las islas Canarias, que ha obligado a la mayoría de los participantes, al terminar el cruce oceánico, a ir urgentemente a reparar daños en las islas del barlovento antillano.
Así el catamarán Yavila, de Pedro Solano, se quedó sin su vela principal, el ‘’código 0, verdadera vela motriz de la embarcación, y está a la espera en el puerto de Le Marín. Este catamarán ha tenido que navegar durante gran parte de la travesía con su vela pequeña de proa y con la vela mayor, que quedó también dañada por efectos de los chubascos. Todo ello le han obligado reponer toda su velería, ante la necesidad de confeccionar nuevo trapo para poder impulsar a la embarcación.
Otros barcos también quedaron afectados por el chubasco, con daños en piezas fundamentales del gobierno de la embarcación. Entre ellos la embarcación Thor Cinco de David Ruiz, que ha quedado con su pala del timón holgada. Una avería también de timón la tiene la embarcación Kairos, de Agustín Gutiérrez, provocada por el desgaste en los cojinetes del a mecha del timón. Ambas embarcaciones han ido a subsanar sus desperfectos en la isla de Santa Lucia.
En esta isla también ha ido a reparar la sujeción de la botavara con el mástil, la embarcación Colomba IV del solitario Francisco Vaño, que también desde los primeros días de regata tuvo que navegar toda la travesía solo con el génova, y sin la vela mayor, haciendo que su velocidad de crucero haya sido la más lenta, con una media 4 a 6 nudos. De todos modos su rumbo preciso, sin apenas guiñadas y siguiendo la ortodrómica, ha hecho que la embarcación haya alcanzado la isla de Santa Lucia, y reparar esta pieza fundamental de la arboladura del barco. En una última comunicación con él, informaba que ha reparado su botavara y acaba de salir de Santa Lucia rumbo Santa Marta, y con la botavara reparada espera llegar en cuestión de pocos días.
También afectado por aquella tormenta, pero con consecuencias totalmente diferentes, fue el desgraciado incidente del Buccanner, que tuvo que ser abandonado el 14 de enero, 10 días después de haberse iniciado la regata, a causa de una entrada de agua, y cuyas consecuencias supusieron el abandono del velero y el rescate de la tripulación en medio del Atlántico, gracias a la intervención del buque de pasaje Costa Deliziosa.
En el otro lado del Atlántico, el Gran Prix continua vivo
Mientras la flota ya alcanzaba el Caribe, -el primer velero en cruzar la puerta de paso a este mar fue el The Best Skipper el 23 de enero-, en el otro lado del Atlántico, en Marina Rubicón el Gran Prix aún estaba vivo.
De allí partió el día de 22 de enero, el La Poste, embarcación de 28 metros de eslora, de dos palos, que pilotó el legendario Erik Taberly en la Whithbread 93-94. Este maxi ketch actualmente liderado por Giorgio Cerasuolo, partió con el ánimo de establecer un tiempo náutico entre Lanzarote y Colombia. Ahora está en pleno reto, navegando a 12 nudos en la coordenada. Y el pasado sábado día 26 de enero, partió de Lanzarote el Vagabundo del solitario Juan Antonio Martin, que no pudo salir con el resto de las embarcaciones el pasado 4 de enero, día de la largada del Gran Prix, debido a que en su viaje de aproximación entre la península y Lanzarote, abordó contra un mercante, dañándole el puntal de proa y todo el sistema de jarcia del velero, al afectar al stay de proa.
Con la llegada del The Best Skipper a Colombia, el Gran Prix continúa.