Tempest BR 65, la primera bow-rider de Capelli

La vimos en el stand de Movilmotors, su importador para España en el pasado Salón Náutico Int. de Barcelona. Quedamos prendados de la Tempest BR 65 y su sabor de los ’70, de cuando los parabrisas eran todos rectos e inclinados 45 grados. Capelli retoma esa estética con una opción de solo 6.5 m de eslora convirtiéndola en su primera “proa-abierta”con un estilo muy actual.

Solo 6,5 m de eslora y una potencia máxima de 200 caballos. Ahí es nada para una Tempest que sólo pesa 1.020 kg. Por suerte, podemos confiar absolutamente en las contrastadas carenas de la semirrígidas Tempest que construye la italiana Capelli.

Sin haberla probado aún, observamos tres sprays o redanes por banda que garantizan una buena sustentación para un casco que posee la forma de “V” en su carena adecuada para navegar rápidos sin lesiones lumbares o crujidos dentales y, sobretodo, para navegar cómodos. Faltaría contrastar estas afirmaciones con un test.

Lo enormemente atractivo de la Tempest BR 65 es su concepto bow-rider o proa a vierta en una semirrígida. Este invento norteamericano de hace ya muchos años, se traslada al mundo de las semirrígidas. Pocos son, no obstante, los modelos existentes en el mercado con estas características. Como vemos la zona solo es apta para dos personas. Bajo las colchonetas existen los habituales cofres de estiba y en la proa se encuentra el castillo donde se aloja el cofre para la línea de cabo del ancla para fondear. Encima hay una zona totalmente plana, como si fuera un peldaño, para poder pisar al desembarcar en caso de que se amarre en flecha. Las amuras ofrecen tres cinchas por banda donde sujetarse.

El paso hacia la bañera de la Tempest BR 65 es central, por su crujía al levantar la hoja central del parabrisas. La bañera está rodeada por una pequeña estructura en fibra de vidrio que se asienta encima de los tubulares. Ello otorga como una protección del mar al piloto que gobierna en la banda de Er. y a su copiloto en el lado contrario. Ni que decir tiene que el parabrisas es un excelente frontón al viento. El piloto está sentado en una butaca envolvente, graduable en altura y giratoria y el copiloto hace uso de un asiento que no es otra cosa que un banco enorme al estilo “chaise-longue” en el momento en que abatamos el respaldo. La bañera queda totalmente cubierta por un bimini cuya estructura está alojada en las peredes de la bañera y bajo el banco de popa.

A popa se ubica un banco de dos plazas, de respaldo abatible que permite sentarse orientados hacia la pre-bañera donde se ubica el motor y, sobretodo, las plataformas que lo rodean. La de estribor (Er.) posee una escalerilla disimulada bajo una tapa. Naturalmente bajo el banco de popa, espacio para la estiba. En las dos aletas de la Tempest BR 65 se ofrece una regala forrada de teca lo suficientemente ancha para pisarla si es que embarcamos por esta zona.

Los tubulares ofrecen el clásico doble cintón de protección y la terminación de los mismos son en cono oblicuos. La Tempest 65 BR aporta dos cornamusas por banda de pequeño tamaño, una a poa y otra a popa. Su manga de 2,58 m permite que al deshincharse pueda trasladarse por carretera no rebasando los 2,50 m que establece la DGT. Por no rebasar los 8 m de eslora no tributa el +12% del llamado Impuesto de Matriculación.