Es contar batallitas del abuelito Gilito. Pero he de confesar que la presentación, este mes, en el CN Cambrils del proyecto Spanish Impulse me ha hecho evocar viejos encuentros que realicé, junto con un compañero de fatigas periodísticas náuticas, el recordado Tomás Galea, cuando frecuentábamos esta zona de la costa tarraconense y en una de ellas tuvimos ocasión de hablar con el armador Antonio Quinteiro, gran dinamizador de las regatas en esta parte de la costa del Mediterráneo y que nos expuso, ahora hará 30 años, un proyecto de consolidar una flota de 12M, para poder acceder al escenario de la Copa América.
Una regata entonces no tan conocida en nuestros lares, pero que los aficionados a la náutica, -¡ya entonces!- nunca dejábamos de seguir. Y más en aquella época, cuando unos australianos de Perth, ‘unos canguros de las antípodas’ los llamaban, arrebataron un guardamanil de plata victoriana a los guardianes neoyorkinos de este santo grial de la náutica, objeto de su devoción, pero que desde hacía pocos años estaba en las vitrinas del Royal Perth Yacht Club, en el lejano Indico australiano.
Eran los años 86 y 87. Creo que fue en primavera del 87 cuando Antonio Quinteiro nos explicó su proyecto en querer lanzar y potenciar una flota de 12 M, apoyado en un principio por industriales y empresarios reusenses, y competir en la próxima convocatoria de Copa América. El barco se hubiera llamado Reus-España, nos dijo, y recuerdo que nos subrayó que era una oportunidad para demostrar que España era un país puntero, y que contábamos con una tecnológica y una excelencia importante, -sí, ¡excelencia! nos dijo, en un momento que nadie utilizaba esta palabreja- y que relanzaría la imagen exterior de nuestro país a nivel internacional. El hecho de que toda embarcación que quisiera retar en la Copa tenía que estar concebida y construida en el país del club interesado en participar, era un aval que demostraba por sí mismo la potencialidad y credibilidad de un país. Y por descontado, -nos comentó- sería una ocasión de vivir un reto y una experiencia deportiva a tener en cuenta y disfrutarla.
Esta idea venía gestándose desde hacía meses. En junio del 86, Juan Pla, entonces comodoro del Real Club Náutico de Barcelona y vicepresidente de la Federación Española de Vela ya propuso de poder disponer de un velero 12M para acceder a futuros retos America’s Cup. Llamó este programa ‘España-Uno’. La idea era el adquirir el 12M Victory 83, propiedad entonces del Yacht Club Italilano de Génova y adentrarnos en la aventura de la Copa América. En definitiva prepararse y entrenar con un auténtico 12M America’s Cup. Se valoró económicamente el proyecto. El alquiler tenía un coste bastante significativo para la época, unos 50 millones de pesetas, con opción de compra por 20 millones más. Incluso se contaba ya con una dotación compuesta de 18 regatistas, entre ellos medallas olímpicas como Toño Gorostegui; logísticos como Tomás Gallart y preparadores, como Paul Maes.
Todo aquello no pudo ser. Pero a pesar de todo esto, los dos proto-proyectos Copa America contagió a personas y voluntades y este entusiasmo generó una comprensión y dio a conocer lo que representaba esta mítica prueba de la vela. Fue una simiente que años después se materializó en los futuros proyectos capitaneados por Pedro Campos, y que formalizó el acceso, casi cotidiano y habitual –excepto en la última Copa América disputada en San Francisco- de ser protagonistas en la gran regata de la vela.
Ahora parece que el interés por la Copa por excelencia ha decaído. Mediáticamente ha quedado desplazada, algo relegada, después de haber sido protagonista de la vela en España durante varios años, gracias a la celebración de esta fiesta en la ciudad de Valencia. El hecho de no existir proyectos consolidados con barcos propios en nuestro país para poderse batir con los nuevos AC puede que influya de manera negativa en seguir y querer saber lo que pasa en los próximos campos de regata AC, ya sea los de la Louis Viutton o los de la propia Copa América, en la lejana Bermuda.
Pero cuando ya nadie pensaba que eso de la Copa América fuera cosa nuestra, un grupo entusiasta de jóvenes regatistas, Jordi Xammar, Diego Botín, Florian Trittel, Joan Cardona, Kevin Cabrera, Joel Rodríguez, Santiago Alegre y Luis Bugallo, bajo la dirección del entrenador Jorge Martínez Doreste y Pablo Torrado, se han ganado el poder participar en las pruebas de acceso reservadas para jóvenes promesas de la Copa América, que se disputarán a finales de mayo y junio en Bermuda, a bordo de los multicascos AC45. Y esto nos entusiasma.
La presentación oficial se hizo en el CN Cambrils. Nueva savia para la leyenda Copa América española. Por ello no he podido dejar de evocar aquellas viejas historias ocurridas en Cambrils hace más de 30 años, propias de la protohistoria de nuestra America’s Cup. Pero que sin duda forman parte de nuestra conciencia más honda, como aficionados a la vela de siempre.
¡Suerte Spanish Impulse! A disfrutar. Os seguiremos impacientes y a ganar el acceso a los AC45.