Visto el éxito que los artículos históricos tienen entre nuestros lectores les obsequiaremos con uno más. No nos referiremos al pailebote del museo, ni a la ciudad ibicenca, ni siquiera a la empresa náutica que está radicada en esa población.
El año pasado se celebró el 175 aniversario de la firma Santa Eulalia. En Barcelona, Santa Eulalia es bien conocida como una de las tiendas de referencia en el ámbito de la alta costura y del prêt-à-porter. Pero Santa Eulalia fue, en el tercer cuarto del siglo pasado, la náutica más importante de nuestro país. Las anécdotas que se produjeron en torno a ella no tienen desperdicio.
La andadura comenzó con una tienda de ropa en 1848 y fue creciendo hasta convertirse en unos grandes almacenes. Situados en un lugar donde la tradición indicaba que se produjo el martirio de la santa, allá por el siglo III o IV, la gente llamaba a los almacenes “Santa Eulalia”, de modo que los propietarios acabaron poniendo a su comercio el nombre que le dio el público. La empresa tuvo varias sedes, la principal en el Paseo de Gracia de Barcelona y llegó a tener 750 empleados.
Cuenta la leyenda que, llegada la temporada de verano, uno de los escaparates se decoró con artículos náuticos, entre ellos motores fueraborda. Y sucedió que el público entró a preguntar por los cachivaches esos, en lugar de –o además de- preguntar por la ropa. Fue ese el motivo que inclinó a los propietarios a abrir en 1960 negocio en el sector de la náutica, de la mano de Ricardo Sans Roig, tercera generación de la familia al frente de la empresa. En realidad, los anuncios publicitarios veraniegos de la marca en los años 1930 ya estaban protagonizados por escenas náuticas, con playas y veleros.
El éxito del negocio náutico fue total. Santa Eulalia fue importador o distribuidor, en algún momento de su historia, de Chris Craft, Grand Banks, Italcraft, Fjord, Wauquiez, Hatteras, Trojan, North Wind, Orozco, Gallart, Arcoa, Ducauto, Taylor, Zodiac, Puma, Laraya-Glastron, Fibrester, Swan. Incluso Ferretti. ¿Ferretti? ¿En aquellos años? Sí, señor. Ferretti empezó en 1968 y empezó haciendo motoveleros. Santa Eulalia también vendía accesorios, equipamientos y, por supuesto, ropa náutica.
Todo ello le llevó a ser el máximo anunciante en las revistas náuticas de la época y el expositor que más metros contrataba en el Salón Náutico de Barcelona. Porque Santa Eulalia participó ya en el primer Salón Náutico de Barcelona, allá por 1963, cuando todavía no era “salón” sino “sector” dentro de la Feria Internacional de Muestras. Su implicación en el certamen no fue obstáculo para que más tarde organizase su propio “salón náutico paralelo”, teniendo barcos a flote en Port Balís, de modo que, durante los mismos días del certamen, los clientes eran invitados a ver los barcos a flote o salir a navegar, si era necesario, para rematar la venta. Efectivamente, la firma no solo tenía sus tiendas y oficinas en el Paseo de Gracia de Barcelona, sino también instalaciones en Puerto Banús y en Port Balís, y las tenía a lo grande. La nave de Santa Eulalia en Port Balís estuvo operativa antes de que se terminase el puerto, y mucho antes de que se construyese el edifico social del club. Es esa nave azul característica, hoy situada en el centro del puerto, donde después estuvo Fuerza 4, de Carlos Ríos, el partner local de Sport Mar. ¿Sport Mar? Sí, hombre, la firma predecesora de Marina Estrella…Bueno, eso lo dejaremos para otro día. Santa Eulalia también gestionaba el varadero de Port Balís, con un travel de 30 toneladas.
Cuentan que para entrar un yate de 20 metros de eslora en el recinto ferial de la Plaza de España, donde se celebraba el Salón Náutico hace muchos, muchos años, fue necesario crear una puerta especial. Especialmente grande. Es esa puerta que está en la calle México, para dar acceso al que por aquel entonces se llamaba Palacio de la Metalurgia y hoy se denomina Pabellón número 8. El yate que propició la obertura de esa puerta estaba construido en Cantieri Navali di Chiavari y se llamaba María del Mar. Su propietario era Juan Vila Reyes, que fue presidente del Real Club Deportivo Español. El yate fue importado por Santa Eulalia y, por supuesto, no se movió de su plataforma dotada de ¡124 ruedas!
Años después por esa puerta entraron Gallarts y Aresas, Astondoas y Ferrettis realizando maniobras de precisión milimétrica.
Más todavía. Santa Eulalia fue el primer importador para España de los motores marinos Yanmar y de los motores fueraborda Chrysler. ¿Cómo? ¿Había fuerabordas Chrysler? Pues sí, había. Y de muchas otras marcas de las que hoy casi nadie se acuerda. Durante algunas temporadas los fueraborda Chrysler se publicitaban como “los tigres del mar”. Ni cortos ni perezosos, los de Santa Eulalia llevaron un tigre al Salón Náutico. Un tigre de carne y hueso, con su domador y todo. Pero sucedió que el domador era manco. ¿Qué había sucedido con la mano del domador? ¡Se la había comido el tigre!
Si ustedes leen la página web de Santa Eulalia verán que en 1968 su director creativo era Jorge Olesti. ¿Olesti? Un hijo de ese Olesti es Jordi Olesti, que fue muchos años comercial de Zodiac y ahora tiene negocio náutico propio en Port Ginesta (Olmarine), y otro de sus hijos, Javier, es importador de los equipos de buceo Beuchat y presidente del IFSUA (International Forum for Sustanable Underwater Activities). ¿Se les habrá pegado algo de aquella época?
¿Y cómo se torció todo esto? Santa Eulalia sigue siendo una marca de referencia en el mundo de la moda en Barcelona, pero a primeros de la década de 1980 abandonó la náutica. Tal vez se puede atribuir a una de esas crisis económicas que nos visitan cada cierto tiempo, pero no hay que perder de vista que Ricardo Sans era el alma mater de la sección, vicepresidente de la Federación Española de Esquí Náutico, vocal del Salón Náutico, de la junta directiva de la Federació Catalana de Motonàutica y activo piloto. Sans perdió la vida como consecuencia de un accidente de carreras en Barcelona el 18 de mayo de 1975, a los 37 años de edad. Si Sans hubiera vivido 30 ó 40 años más, tal vez hoy otro gallo le cantaría a la náutica española…