Con frecuencia se ven en las playas equipos de vigilancia y rescate dotados de motos acuáticas y plataformas de rescate flotantes. Este tipo de equipos también es frecuente en las competiciones náuticas, en especial en las de motos acuáticas. Sin embargo, hay dos dispositivos posibles: plataforma de rescate y el tablero espinal acuático. Cada uno de estos elementos –la plataforma y el tablero- tiene su propio protocolo de utilización. Conviene distinguir entre uno y otro.
La plataforma de rescate es solo útil en las playas en casos de personas –bañistas- que no pueden volver a la playa por sus propios medios. En estos casos el equipo de rescate, generalmente integrado por dos personas, se acerca a la persona que necesita sus servicios. Pueden darse dos casos.
1.- Que el afectado se encuentre en buenas condiciones, en cuyo caso basta con que se sujete a la plataforma de rescate para ser arrastrado hasta lugar seguro.
2.- Que el afectado no pueda actuar por sí mismo, puede ser que se esté ahogando, en cuyo caso un socorrista se tirará al agua, sujetará al afectado a la plataforma de rescate y el equipo se dirigirá rápidamente a la playa donde se procederá a practicar las maniobres de reanimación cardio respiratorias, mientras se espera la llegada de una ambulancia, si procede.
Es obvio que en una regata de motos acuáticas no puede producirse un ahogamiento entre los participantes, porque todos los pilotos visten un traje de neopreno y un chaleco salvavidas o ayuda a la flotación que impide su hundimiento. La plataforma de rescate flexible es útil en este caso si un piloto ha caído al agua sin haber sufrido ningún tipo de traumatismo, queda separado de su propia moto acuática y necesita ayuda para alcanzar su moto y regresar a la competición. En este caso el equipo de rescate se acerca al piloto con precaución y facilita que se sujete a la plataforma de rescate y es arrastrado a la moto que pilotaba. Sin embargo, la plataforma de rescate no es útil en el caso de personas que han padecido algún tipo de traumatismo –hipotética rotura de huesos-, por dos motivos. El primero es que la plataforma suele ser flexible, es decir, permite el movimiento de la persona que se sitúa sobre ella. El segundo motivo es que, aun en el supuesto que la plataforma estuviera hinchada al máximo, consiguiendo una gran rigidez, ésta será arrastrada por una moto acuática, lo que transmitirá movimientos de vaivén al afectado.
Sin duda, una persona con hipotéticos traumatismos recibirá un mejor tratamiento si es evacuada sobre un tablero espinal rígido, sobre el cual se pueden aplicar las fijaciones convenientes a las extremidades, tronco y cuello con la finalidad de evitar movimientos que puedan agravar las lesiones recibidas. En estos casos, limitar los movimientos de los hipotéticos huesos fracturados es mucho más importante que llegar rápidamente a la playa. Ir deprisa en caso de un herido por traumatismo puede ser contraproducente. Poner una víctima de un accidente con traumatismos sobre una camilla flotante flexible puede no ser acertado. Es necesario utilizar un tablero espinal acuático. En consecuencia, es necesaria la presencia de embarcaciones en la zona de regata, capaces de transportar a un herido sobre un tablero espinal acuático. Bien abarloado a la embarcación, bien subiéndolo a ella, pero siempre después de haber fijado a la víctima en el tablero espinal acuático. No es correcto sacar a la víctima del agua y después fijarla al tablero, cuando ya esté la víctima sobre la embarcación. Dicho de otra manera, en caso de traumatismo, la moto acuática y la camilla flotante son un sucedáneo del auténtico equipo de salvamento, que ha de estar compuesto por una embarcación y un tablero espinal acuático, como mínimo. Obviamente, el tablero espinal rígido es difícil de mover con una moto acuática. En cualquier caso, el responsable del rescate debe ser quien decida, según su formación y experiencia, cual ha de ser el método de evacuación utilizado en cada caso.
Los pilotos de motos acuáticas tienen una especial desconfianza a los equipos de rescate compuestos por embarcaciones y prefieren las motos acuáticas porque no tienen hélices que les puedan cortar, pero desconocen que los movimientos durante el traslado a la playa pueden agravar sus heridas o lesiones.
La trascendencia de estos asuntos en otros deportes acuáticos es muy relativa, pues rara vez se producen accidentes con traumatismos en el remo, el submarinismo o la vela, pero bien puede suceder que alguien recibe un buen golpe de botavara. Si queda en cubierta, el problema es menor, pero si cae al agua el método de devolverlo a bordo debe ser pensado previamente, en función de los hipotéticos daños recibidos. Por supuesto, siempre hay que elegir el mal menor, pero no siempre se tiene la cabeza fría para tomar la decisión acertada. Tal vez estos comentarios les sean de utilidad.