“Mañana dolorosa para el Renault Captur. En efecto, mientras navegábamos con 35 nudos de viento y mar formada, íbamos a tomar el segundo rizo y, cuando fui a cubierta, después de mi turno de descanso, el piloto automático no pudo controlar una ola muy potente que nos entró de costado y que levantó el barco por la popa.
Como consecuencia de ello nos fuimos de arribada y trasluchamos; el Renault Captur se encontró con el palo horizontal, y con la quilla y el lastre en el lado contrario, y Seb agarrado a la línea de vida con una mano. Jörg, en el interior, pudo enderezar la quilla rápidamente y amollar la mayor, y el Renault Captur fue capaz de adrizarse. Fue necesario enrollar rápidamente nuestro valiente J2, que afortunadamente no tuvo daños (a excepción de sus escotas, convertidas en un amasijo de nudos). Más miedo que daño; una hora para restaurar el orden en el barco y desatar los nudos, repasar el motor (que estaba en marcha en ese momento pero que afortunadamente se detuvo automáticamente) y estibar algunas cosas esparcidas aquí y allá. Todo esto no nos ha beneficiado, además de las condiciones muy inestables de la noche y el sudoeste que no acaba de entrar. En resumen, ¡24 horas no muy divertidas!
Navegamos con el gennaker desde esta tarde, el viento ha bajado a 20/25 nudos, vamos a tener más tranquilidad, descansar y arreglar unas cuantas cosas.
Hemos vuelto a perder las millas ganadas al GAES, pero lo sospechábamos, porque todo se decidió hace dos noches con estas extrañas y deslumbrantes transiciones de viento.
Nos acercamos al sur del Cabo Leeuwin, punto de paso importante de este Tour. Me trae recuerdos, pero os contaré más en otra ocasión, porque tengo que volver al trabajo.”