El Barcelona Clúster Nàutic, asociación que agrupa a más de 90 empresas del sector náutico de Barcelona y región metropolitana, ha trabajado con mucha fuerza desde su creación para convencer a la administración de que el sector náutico es un motor económico para la capital catalana. De hecho, según un estudio realizado por la Cámara de Comercio de Barcelona, las 305 empresas de Barcelona relacionadas con el sector náutico generan un total de 836 millones de euros de impacto económico directo, indirecto e inducido y hasta 8.300 puestos de trabajo. Es también un sector con mucha prospección, como demuestra el hecho de que entre 2016 y 2017 se habrán invertido 92 millones de euros en ampliación y reforma de instalaciones, marinas y varaderos, que viven de las embarcaciones de gran eslora que vienen a Barcelona: cada uno de estos yates deja en la ciudad donde está amarrado alrededor de un millón de euros al año y genera nueve puestos de trabajo. Las inversiones se han hecho para poder acoger a más y mayores barcos: más amarres, más volumen de negocio.
Recientemente se celebró en Barcelona el MYBA Charter Show, la feria de embarcaciones de gran eslora destinadas al alquiler, un sector que mueve un volumen de negocio anual de más de 2.250 millones de euros en todo el mundo.
La concesión de esta feria a Barcelona -OneOcean Port Vell ganó el concurso por delante de Génova, que lo había acogido durante décadas, y de Niza- ha sido un gran paso adelante para consolidar a la capital catalana como destino náutico internacional de estas embarcaciones. A ello ha ayudado también una serie de cambios administrativos en temas de aduanas principalmente, en los que ha trabajado el Barcelona Clúster Nàutic, y que han posibilitado que las empresas extranjeras gestoras del alquiler de los yates vean con buenos ojos tener base en Barcelona. Circunstancias fatídicas como la crisis inmigratoria que sufre el Mediterráneo Oriental y algunos atentados islámicos en la Costa Azul francesa también han contribuido a reforzar la posición de la Ciudad Condal en este mercado.
Este paso adelante, sin embargo, corre ahora un serio riesgo por la aprobación en el Parlament de Catalunya, el pasado 26 de abril, de la proposición de ley para la aplicación del impuesto sobre los activos no productivos de las personas jurídicas, que afecta de lleno al sector náutico, por cuanto entre estos activos no productivos se incluyen las embarcaciones de recreo.
El sector náutico ya sufre un tratamiento fiscal muy duro, ya que la compra de barcos está doblemente gravada, con el 21% del IVA y con el 12% del impuesto de matriculación para embarcaciones de más de ocho metros de eslora. Huelga decir que el Barcelona Clúster Nàutic, así como otras asociaciones y patronales del sector -como la ACPET y la ANEN-, trabajamos desde hace tiempo para conseguir eliminar el impuesto de matriculación.
Desde el Clúster rechazamos este nuevo impuesto, por varios motivos. En primer lugar, se aplica sólo en Catalunya, por lo tanto es discriminatorio. En segundo lugar, vuelve a etiquetar las embarcaciones como un bien de lujo, cuando el sector náutico es un motor económico para Barcelona y Catalunya; la náutica no es igual a ricos, la náutica es igual a riqueza. En tercer y último lugar, tendrá un efecto disuasorio para el sector: es verdad que a efectos prácticos el impuesto se aplica en muy pocos casos (sólo a personas jurídicas propietarias de una embarcación cuando ésta es un bien no productivo, por lo tanto quedan excluidas las personas físicas y las empresas de gestión de chárter), pero ya se están dando casos de empresas que se plantean trasladarse a otras comunidades por causa de este nuevo impuesto.
Esta tasa es una nueva traba a un sector ya muy penalizado, y demuestra la ignorancia que reina sobre la riqueza que genera el sector náutico. Lo que necesita este sector, en cambio, es un marco jurídico claro que otorgue seguridad jurídica para continuar desarrollando esta economía y crear más puestos de trabajo.