General
Probamos en aguas de Mallorca la Quicksilver 755 en su configuración Bow-Rider (BR) de la gama Activ. Un prodigio de embarcación en menos de 8 m que ofrece absolutamente todo lo impescindible en una embarcación “de día”. Una vez más la modularidad es la artífice de este pequeño milagro que posee otra versión, la sundeck, ya probada hace algún tiempo por este medio (https://bit.ly/2KSIDBE).
Por Erik Tarrés Lenneryd
Estamos ya acostumbrados a ver embarcaciones con grandes índices de modularidad. Una modularidad que busca ofrecer todo aquello que embarcaciones de mayor tamaño y su mismo plan de navegación. En el caso de la QS 755 BR se nota la experiencia del astillero por satisfacer las sugerencias del mercado a costes muy universales. Soluciones que por mucho que hayamos visto ya, no dejan nunca de sorprendernos.
Navegación
Quicksilver 755 BR, navegación poderosa para 7 m
En un mar en marejadilla sazonado por el viento “embat” térmico que iba a más, nos disponemos a probar una embarcación de apariencia robusta con una línea bonita y esbelta. Su motorización es de Mercury con los 250 caballos de la potente gama Verado. A pesar de lo movido del mar la ponemos al límite de sus prestaciones alcanzando una velocidad punta de 31,5 kn de velocidad. No está nada mal; seguimos conservando en buen estado nuestras vertebras y dentadura ya que el casco trabaja bien gracias a una forma de “v” que abre bien las olas amortiguando la previsible e inevitable violencia. Sus redanes sustentan bien el casco y entra en planeo a unos normales 5 segundos. Buscamos su velocidad de crucero rápido que establecemos en unos interesantes 27 nudos de velocidad a 4.500 r.p.m. Y decimos interesantes por cuanto podemos planificar salidas de un día con un considerable radio de acción. Su velocidad de crucero tranquilo o “económico” la establecemos en los 17 nudos, a algo más de las 3.500 vueltas lo que lleva un consumo de unos casi 34 L a la hora. El trim del motor actúa perfectamente en el asentamiento del barco, haciendo que su proa suba y baje a voluntad según requieran las condiciones de navegación.
La “elasticidad” del Verado 250 de Mercury, nos incita a un pilotaje deportivo que realizamos con la sensación de seguridad necesaria y real. Los tres tripulantes que pueden ir en el banco de popa, a pesar de no tener dónde agarrarse, van bien protegidos, en una navegación seca. Piloto y copiloto, en sus butacas hiper-envolventes, pueden ir apoyados en sus bases abatibles gozando del viento en la cara, de pie, agarrados al contundente marco del parabrisas de tres tramos o sentado lejos de los elementos y perfectamente protegidos gracias a la profundidad de la bañera que otorgan los altos francobordos interiores.
Las viradas son aceptablemente moderadas en una lancha para este plan de navegación. Las dos o tres personas que pueden ir a en su proa abierta -bow-rider-, irán cómodas en un mar plano, tienen dónde agarrarse.
Su fortaleza estructural, a imagen y semejanza de su aspecto, y su rigidez infunden confianza y seguridad a la hora del “maltrato” que infundimos en nuestras pruebas.
El salpicadero del puesto de gobierno está bien realizado, no muy grande pero con todo el instrumental de navegación necesario, presidido por un plotter-gps de mediano formato y un par de relojes analógicos.
Habitabilidad
Quicksilver 755 BR, la habitabilidad que seduce a cualquiera
La gran experiencia en la modularidad del consorcio Brunswick, propietaria de innumerables astilleros norteamericanos de bandera y de Mercury Marine y también propietaria de Quicksilver, hace que probablemente el mayor atractivo de la QS 755 BR sea su habitabilidad a bordo para pasar el día.
Por un lado, debemos destacar su proa abierta, muy en boga ahora esta funcionalidad “Made in USA” en Europa, una zona social añadida que además es transformable en solario. Encontramos muy práctica la posibilidad de retirar los alcolchados que bordean el perímetro al soltar los botones “tipo remache”, para desalinizarlos en los invernajes o, simplemente, sustituirlos por unos nuevos si se deteriorasen en demasía. Detalles como los sujetavasos y unas salidas Hi-Fi nos dan un confort magnífico. Bajo los asientos, las tapas de los cofres son asistidas con pistones de gas. ¡Buena capacidad de estiba! Un pasillo cómodo, con portón de cierre, nos traslada a la bañera.
Allí, además del generoso espacio para el piloto y copiloto, que posee ante si una buena guantera, se nos aparece un sofá en “L” con una mesa de ala abatible montable gracias a un puntal enroscable en el suelo. Esta misma mesa, nos sirve como base para instalar un solario más. Un solario que para nada ocupa la zona de tránsito que condice hacia la plataforma de Er. gracias a su forma.
Detalle interesante es que el respaldo del tramo corto del sofá, el que da a la popa, tiene 3 posiciones de abatimiento hasta su totalidad. Esto hace que el solario esté totalmente abierto a la plataforma de baño partida que, por cierto, además de esconder la escalerilla, esconde dos cofres más para guardar los artilugios de baño, amarras o bien una ancla de respeto que toda embarcación debiera llevar siempre. Recordemos que en proa existe el cofre con el equipo de fondeo principal. Bajo el sofá, más espacio para la estiba de pertrechos. En elpiso de la cubierta también hay más espacio para el almacenaje.
Frente a la dinette/solario se dispone de todo un set de cocina, lo que ahora se llama un wet-bar. Un fregadero y un fogoncito a gas es magnífico para unos mejillones al vapor o cualquier otra idea simple. ¡Todo bien pensado…! ¿todo?
Balance
Quicksilver 755 BR, ¡a un paso de la modularidad perfecta!
El fenómeno de la polivalencia en embarcaciones de pequeño y mediano porte es muy interesante y comercialmente muy atractivo. Muchas veces es totalmente determinante a la hora de cerrar una venta en vez de valorarse, por ejemplo, prestaciones o comodidad al navegar.
Qué dudad cabe que la modularidad bien entendida, sencilla y opráctica es toda una ciencia en los estudios de diseño de los astilleros. Debe reconocerse que, a veces, tantos módulos de quita y pon pueden llegar a ser desquiciantes y al final, simplemente, no se usan por pereza.
Para mitigar esa pereza, los módulos deben ser los menos posibles, lo más ligeros posibles también y deberían tener un espacio muy concreto, no solo para guardarlos o esconderlos de la vista, si no para trincarlos convenientemente.
La estiba general de la embarcación debería contemplar dónde ponemos una ligera mesa de la dinette con su pie y los módulos que hacen de base para conformar los solarios de proa, en este caso de la QS 755 BR.
Esta unidad tiene dos compartimentos donde… ¡amontonar los módulos y la mesa! Algo es algo, pero debemos hacer un cierto contorsionismo para hacerlo y esto, para los mayores de 40 años, es cansado. Además es una lástima que tengamos que sacrificar uno de estos habitáculos para la estiba y no plantearnos en ese espacio un minilavabo de cortesía…
La Quicksilver 755 BR está a un fácil paso de la perfección. Destinando un único espacio para ello con un sistema para el trincado, estaremos en la embarcación ideal en este competido segmento. ¡Enhorabuena!