Para tener más detalles de cuáles fueran sus prioridades y del porqué finalmente eligió al astillero Ice Yachts, nos encontramos con él en Chipre, a bordo de su ICE 62 Targa, fruto de la colaboración entre este experimentado armador, el equipo técnico del astillero italiano y el renombrado estudio de diseño Felci Yacht Design.
¿Cómo se inició en la navegación a vela y cuál ha sido su trayectoria náutica hasta hoy?
Podríamos decir que todo fue de la manera más casual. La primera vez que subí a bordo de un velero fue gracias a un amigo que me insistió que fuera con él a Turquía a aprender a navegar. Y así lo hice, fui, aprendí y me sentí de inmediato seducido por todo cuanto esa forma de vida podía ofrecerme.
¿Y en seguida decidió armar su propio barco?
En un primer momento no. Opté por ir alquilando, pero pronto me aburrí de perder dos días enteros del tiempo contratado para cumplir con los trámites del check-in y del check-out, decidiéndome entonces a tener mi propio barco, eligiendo para ello un Hanse 575.
¡Eso se llama empezar por lo grande!
Pues sí, pero después de navegar en él durante unos siete u ocho años y de realizar todas las modificaciones que consideré necesarias, llegó el momento de cambiar, de buscar un barco que me proporcionara mayores prestaciones y en el que pudiera implementar algunas de mis ideas. Así empezó mi búsqueda.
Una búsqueda que no siempre es fácil ni rápida.
Evidentemente. Lo cierto es que, tras examinar cuanto había disponible en el mercado, empecé a pensar que iba a ser imposible encontrar un barco que se ajustara a mis requisitos. Muchos barcos eran fiables, confortables y lujosos, pero pesados y lentos. Otros, en cambio, ofrecían velocidad y altas prestaciones, pero no cuanto hace falta para vivir a bordo más allá de un fin de semana, cuando yo suelo permanecer en el barco al menos seis meses al año, haciendo de la embarcación, durante ese tiempo, mi vivienda habitual.
Difícil situación.
Pues sí, situación que se prolongó hasta que conocí a Sergey Moskovskikh, director de Yacht Consulting Barcelona, distribuidor de Ice Yachts en España, y me presentó a Marco Malgara, CEO de Ice Yachts.
Feliz encuentro.
Efectivamente. Feliz y casual, pues el encuentro se produjo en un grupo de Facebook.
La magia de las redes sociales.
Sin duda alguna. Una magia muy efectiva. El hecho es que al poco tiempo envié tres solicitudes de propuesta para un barco hecho a medida, una a Persico Marine, otra a Solaris y otra a Ice Yachts. Este último fue el que primero me respondió, con la propuesta más adecuada y el tiempo de entrega más corto. Así que, prácticamente de inmediato, me veo trabajando mano a mano con Umberto Felci en el diseño de mi propio barco, una labor que duró un año. Fue una experiencia única y puedo asegurar que Felci es una persona extremadamente cordial y con un talento increíble, lo que hace de él un arquitecto naval excelente.
¿Podríamos dar un paso atrás y conocer cuáles fueron los requisitos que le expuso a Ice Yachts en su solicitud de cara a ese barco ideal que deseaba armar, tras dejar atrás su primer barco, su bonito Hanse?
Inicialmente, el briefing era más bien corto y conciso, con tan solo tres puntos básicos. El primero de ellos es que fuese un crucero de altas prestaciones para la navegación en solitario, ya que la mayoría de tiempo navego solo a bordo. El segundo punto era que debía disponer de la capacidad necesaria para albergar una embarcación auxiliar de casco rígido, con consola central, motor de altas prestaciones y con una eslora mínima de 3,2 metros. El último punto, pero no por ello menos importante, era que fuese “sexi”. Eso era todo lo que pedía, aunque a lo largo del proceso de diseño y construcción surgieron elementos que le confieren al ICE 62 Targa un carácter distintivo, como el hardtop. Además, es importante destacar que Ice Yachts fue el único astillero dispuesto a crear un barco completamente nuevo, hecho a medida.
Claro, el barco que Usted realmente deseaba, no simplemente uno de los que estaban disponibles. En la construcción del ICE 62 Targa se utiliza la fibra de carbono para el casco, la cubierta, los elementos estructurales, los apéndices y para componentes como el botalón y el hard top, sin embargo, existe la creencia generalizada de que los cruceros y el uso de fibra de carbono son incompatibles. ¿Tuvo alguna duda al respecto? ¿Cuál es su opinión sobre este tema?
En absoluto, duda ninguna. Con este barco navego entre 3.500 y 5.000 millas al año, cubriendo largas distancias, o sea que es preciso que sea rápido. Y el carbono contribuye a que lo sea. Además, debe ser capaz de afrontar cualquier condición de mar y viento y es por ello que hay paneles de sandwich de carbono por todo el barco, haciéndolo resistente pero ligero. Sin embargo, por alguna razón, quienes construyen cruceros no fabrican este tipo de barcos.
Y eso a pesar de que cada vez hay más armadores cuyo deseo es contar con un velero de gran eslora en el que navegar en solitario. Siendo ya este su segundo año navegando a bordo del ICE 62 Targa y al haber recorrido, solo este año, unas 10 mil millas ¿qué cambios haría?
Once mil millas. Este año hemos recorrido 11.000 millas.
Está claro que no se trata de un barco de fin de semana.
En absoluto. Esta embarcación de 18 metros de eslora y 5,20 metros de manga está bien probada y en condiciones muy variadas. Aunque todavía no nos hemos enfrentado a una tormenta propiamente dicha, hemos navegado con vientos de hasta 40 nudos y olas de entre 4,5 y 5 metros de altura. En general, es inevitable y aceptable que surjan algunos fallos en un barco hecho a medida, donde todo se hizo por primera vez.
Mirando hacia atrás y con la experiencia de tantas millas recorridas a bordo del ICE 62 Targa, ¿qué haría ahora de forma diferente?
Nada, absolutamente nada
¿Ni siquiera en el aspecto ergonómico o en sus cualidades marineras?
En absoluto. Nada en términos de diseño ni en la distribución. Yo realmente amo a este barco. Me gusta cómo navega y es muy confortable para vivir a bordo. Podría, quizás, mejorar alguna cosa como, por ejemplo, la ubicación de las bombas, pero todos detalles mínimos y cambios factibles.
Antes de despedirnos, ¿Puede hacernos partícipes de sus planes para el futuro? ¿Por dónde tiene previsto navegar este próximo verano?
Probablemente, y como suelo hacer cada año, una travesía de ida y vuelta a Barcelona.