Da gusto pasear estos días por el RCN de Barcelona, donde se congrega una increíble flota de 44 veleros clásicos de estampa única que dibujan sobre la costa de la Ciudad Condal un cuadro señorial propio de hace un par de siglos. La élite mundial de este deporte, convocada en Barcelona, atrae la atención internacional de los amantes de estos barcos que hasta el sábado ofrecerán un baile único de mástiles sobre los pantalanes del club.
La regata Puig Vela Clàssica, incluida dentro del calendario oficial de la Real Federación Española de Vela (RFEV) y puntuable para el Campeonato de España de Barcos Clásicos y de Época, ha dado el pistoletazo a su octava edición con una primera jornada que muchos tripulantes han definido como eterna, achicharrante y a prueba de los más curtidos en esto de rogar al viento que haga acto de presencia. No obstante, la persistencia del Comité y la paciencia de los navegantes han sido recompensadas finalmente con una prueba.
Un Triángulo de 7,7 y 10 millas
Tras un aplazamiento el Comité daba la primera prueba de la VIII Regata Puig Vela Clàssica Barcelona con un tímido Levante (Este) de 6 nudos de intensidad. Apenas media hora después el viento térmico de Garbí (Sur) ha ido entrando progresivamente en el campo de regatas, desvirtuando la prueba iniciada. El Comité de Regatas ha tenido que anular la prueba y proceder a resituar el recorrido e iniciar otra salida al filo de las 15 horas.
Con el viento térmico establecido en torno a los 10-12 nudos de intensidad comenzaba entonces la prueba válida, un triángulo de cuatro tramos para las dos categorías de Época y los Big Boats, con un total de 7,7 millas, mientras los Clásicos recorrían cinco tramos y 10 millas.
El esperado duelo entre los Moonbeam no ha decepcionado, pues ya en las pre-salidas se ha visto un estrecho marcaje. El menor tamaño y rating del Moonbeam III le permitían una ventaja en la aplicación de los tiempos compensados, por lo que ha sabido mantenerse cerca del Moonbeam IV y cruzar la línea de meta casi pegados. Así, el retraso en tiempo real de 2:19 minutos se convertían en 1:09 a su favor tras computar el tiempo compensado. Pero su espectacular porte y tamaño no ha sido suficiente para doblegar a todos sus rivales en la categoría Época Cangreja, pues el Marigold patroneado por Jason Gouldstone les ha ganado la partida, imponiéndose al Moonbeam III por tan solo 10 segundos, mientras la cuarta plaza ha sido para el Morwenna.
La flota de Época Marconi ha tenido en el irlandés Hallowe’en a su gran dominador. El barco de Mick Cotter se ha impuesto en tiempo real aunque en tiempo compensado el cronómetro ha sido muy ajustado. 51 segundos ha sido su margen sobre el italiano Amorita de Claudio Mealli. Un poco más retrasado, a poco más de dos minutos del Amorita, completaba el podio el barcelonés Islander de Ramón Albiñana.
En la categoría Clásicos 1, el Argos de Barbara Trilling se ha impuesto al local Guia de Ramón Rosés, que tras ausentarse en las últimas ediciones vuelve a competir en la Puig Vela Clàssica. La tercera plaza del podio provisional ha sido para el italiano Emeraude armado y patroneado por Vitttorio Cavazzanna.
Los dos favoritos en Clásicos 2 han confirmado los pronósticos. El Alba de Damián Ribas hoy no ha tenido problemas para imponerse al Diana de Marcos Palomar desde la primera ceñida. 8:10 minutos de margen ha sido la diferencia de tiempo entre ambos, parte de ellos por una complicada arriada de espí del Diana, que casi le cuesta la segunda plaza en aras del Kanavel, a quien finalmente superaba por 6 segundos.
Dos “Rayos de luna” en una misma regata
Son muy escasas las ocasiones a lo largo del año en las que los aficionados a los veleros clásicos pueden disfrutar de dos joyas del mar como son los veleros diseñados y construidos por el también legendario astillero Fife & Sons de Escocia, los Moonbeam III y IV.
Estas dos embarcaciones, los “Rayos de Luna” (Moonbeam) originalmente encargadas por su primer propietario el abogado británico Charles Plumtre Johnson (en 1903 y en 1914 -aunque por la I Guerra Mundial no pudo ser botada hasta 1924)- coinciden estos días en regata durante la octava edición de la Puig Vela Clàssica Barcelona.
Ambos han vivido una azarosa vida de cambios de dueño a lo largo del pasado siglo, hasta llegar a manos de sus actuales propietarios que los han restaurado con un particular mimo, devolviéndoles todo su esplendor para disfrute no sólo de sus propietarios, sino de los miles de aficionados que los reconocen con satisfacción en las pruebas más destacadas del circuito de clásicos. Si bien uno reemplazó al otro en la atención de su primer propietario, ambos nacieron con el objetivo de disfrutar en las largas travesías con el máximo confort y participar en regatas de competición de la época, ignorante de su futuro también regatista ya bien entrado el siglo XXI.
El ‘Moonbeam IV’ fue el último y mayor de los ‘Moonbeams’ construidos. Se le consideró como uno de los barcos más bellos del mundo, no sólo por su exterior sino también por sus lujosos detalles. Su revestimiento era de madera Palo Santo encerada, las mantas persas, las lámparas antiguas y sus tapicerías de cuero. Fue uno de los ‘cutters’ más competitivos del siglo XX. Ganó la prestigiosa Copa del Rey británica de 1920 y 1923, disputadas en Cowes.
En 1950 el príncipe Rainiero de Mónaco compró el barco y lo llamó ‘Deo Juvante’, el lema de la familia Grimaldi. En el pasó su luna de miel con Grace Kelly. Después de pasar por varios armadores, aún sigue siendo el ‘cutter’ con aparejo gaff (áurico/marconi) más grande del mundo.