Los próximos días 24 y 25 de marzo estaba previsto que se disputase en el Club Náutico de Los Alcázares (Murcia) la primera regata del Campeonato de España de Motonáutica de la modalidad Endurance de la temporada. La organización corría por cuenta de las federaciones murciana y española de motonáutica. El campeonato está previsto a cuatro pruebas, debiéndose de celebrar las otras tres en Andalucía –dos- y la otra en Galicia. En esta misma regata se celebraría también una competición de Flyski, nombre registrado por la Real Federación Española de Motonáutica para las competiciones de tablas hidrosustentadas, entre las cuales la marca más conocida es Flyboard.
Para anunciar la regata se confeccionó un espectacular poster donde se veía una lancha de competición de una de las categorías que componen la modalidad de Endurance –son cuatro-, unas personas practicando con el Flyboard y un helicóptero. Vaya, más llamativo imposible. Todo ello acompañado con los logotipos de distintas entidades locales y empresas colaboradoras, que solo contribuían a paliar el déficit económico que generaría la prueba. Es necesario hacer esta aclaración, no sea que alguien vaya a pensar que la celebración de la competición se saldase con algún tipo de beneficio económico para los organizadores.
En cuanto se tuvo conocimiento público de la convocatoria de esta regata las redes sociales y los medios de comunicación locales ardieron. Desde la crítica más inconsistente hasta, directamente, las amenazas. El 20 de febrero los representantes del PSOE en el ayuntamiento de Los Alcázares hicieron pública una nota exigiendo al alcalde –del PP- la suspensión de la prueba alegando un acuerdo del plenario municipal del mes de agosto de 2016, cuando se aprobó una moción en la que el Ayuntamiento “no debía financiar, colaborar ni promover cualquier competición deportiva que pudiera ser dañina para el Mar Menor”. Cosas curiosas son las hemerotecas. Hace apenas unas temporadas el mismo ayuntamiento lucía las felicitaciones recibidas del gobierno autonómico por la organización de regatas motonáuticas.
La Federación Española emitió un comunicado el día 22 de febrero anunciando la suspensión de la prueba. El mismo día hacía lo mismo el Ayuntamiento. Paralelamente algunos pilotos habían manifestado su intención de no acudir a la misma por temor a actos vandálicos en su contra o en contra de sus pertenencias, es decir, de las embarcaciones.
Llama la atención de este asunto la falta de información de quienes se alzaron en contra de la regata. Basta una mera inspección en las redes sociales y en las páginas digitales de los medios locales para comprobarlo. En primer lugar ninguno de ellos preguntó nada a nadie. Ni a la federación murciana ni a la española. Ninguno pidió el anunció de regata ni lo descolgó de la web. Es obvio que así fue pues describieron el acto deportivo como primer Campeonato de España de Endurance Flyski, cuando en realidad se trataba de dos competiciones diferentes. Una era la primera prueba del campeonato de Endurance –carreras de lanchas- de esta temporada –no de la historia- y otra unas pruebas de Flyski, consistentes en una serie de exhibiciones individuales más o menos acrobáticas, que son puntuadas por un jurado.
El grado de confusión es tal que algunos consideraron que las tablas de Flyboard eran impulsadas por las embarcaciones, cuando cualquier persona informada sabe que la impulsión se realiza mediante la conexión de una manguera a la tobera de una moto acuática. A la vez, o por separado, se aseguraba que el chorro que impulsa al usuario del Fly hacia arriba es extraordinariamente perjudicial para el ya maltrecho fondo del Mar Menor, al igual que el paso de las hélices de las embarcaciones a tan escasa distancia del fondo marino. Entienden estos señores –los opinadores- que el chorro del Fly choca contra en fondo o que las embarcaciones navegan sobre un palmo de agua, cuando no es así. Para que el Fly opere con seguridad hace falta mucha profundidad, pues el usuario termina siempre por caer al agua y no es cosa de chocar con el fondo. Vaya, que el chorro no llega al fondo. Basta leer el manual del usuario de Flyboard que está colgado en la respectiva página web para comprobarlo. Aviso. Está en inglés. Lo mismo es de aplicación para el calado necesario por parte de las embarcaciones a motor.
El asunto está tan encendido que se ha llegado a pedir la prohibición de la navegación a motor en el Mar Menor.
Sin duda que el Mar Menor precisa de una protección. Actualmente sufre un proceso de eutrofización debido al alto grado de contaminación de sus aguas. Esto se debe a la proliferación de determinadas algas que han otorgado un color verde a las aguas del lugar. El aspecto hace que el baño se haga desagradable y, en consecuencia, el turismo se resiente. La contaminación procede de los abonos que se utilizan en la agricultura intensiva del contorno. Esto es un hecho. No lo niega nadie. Tampoco niega nadie la excesiva demanda de agua. Los pozos son cada vez más profundos, el agua sale cada vez más salada, el agua se desala, de manera a menudo ilegal, y la sal sobrante –salmuera- se vierte a barrancos y ramblas que, en cuanto llueve, llega al Mar Menor.
Las lluvias torrenciales de diciembre de 2016 y enero de 2017 acentuaron este problema aportando una ingente cantidad de lodos. Esos lodos que, supuestamente, un pobre usuario de un Flyboard iba a remover de manera irreparable para el ecosistema…
El asunto es bastante más complicado de resolver de lo que parece. Y ya parece que lo es mucho. La cosa es que el pasado 14 de febrero entró en vigor la llamada “Ley de medidas urgentes” para garantizar la sostenibilidad ambiental en el entorno del Mar Menor”, texto de 52 páginas que se concentra en los vertidos desde tierra al Mar Menor de cualquier tipo o naturaleza, sobre todo agrarios. Para ello se exige a las explotaciones agrícolas la creación de estructuras vegetales de barrera que retengan las escorrentías y otra serie de medidas muy plausibles, por cuenta de los interesados.
En el artículo 25 de la Ley -autonómica- aparece el cuadro de sanciones, resultando que las infracciones administrativas consideradas muy graves tendrán una multa de 50.001 a 100.000 euros. Está por ver si a algunas explotaciones les saldrá más a cuenta seguir vertiendo…
A todo esto el día 26 de febrero las federaciones española y murciana de motonáutica convocaron una rueda de prensa en Cartagena a la que solo acudieron tres medios de comunicación. Después no se extrañen del éxito de las fake news…