El tradicional Moll Vell de Palma de Mallorca podría volver a estar apto para los ciudadanos a finales de febrero de 2014. Así lo anunciaba el socio-gerente de Amarres Deportivos, Oscar Sisches, la concesionaria de la explotación del nuevo edificio y la marina hasta 2028.
“Nuestra estrategia es atraer al ciudadano para que disfrute nuevamente de este espacio que a principios del siglo XX era el lugar escogido por los mallorquines para pasear los domingos con la familia y ver cómo llegaban a puerto barcos procedentes de todos los puertos imaginables”, aseguró Sisches, quien añadió que también hemos habilitado servicios y zonas para acoger el próximo mes de mayo el Salón Náutico de Palma.
La empresa mallorquina solicitó hace cinco años la concesión de esta zona (marina y edificio) por un canon anual de 1 millón de euros y, tras una larga y costosa reforma, el Moll Vell volverá a ser accesible para los palmesanos y visitantes.
Edificio en forma de barco
“En febrero de 2014 se podrá pasear por un espacio ajardinado público y por el área de restaurantes y tiendas, ubicada en el nuevo edificio con forma de barco, que recuerda a los del río Misissipi”, apuntó Sisches.
Los arquitectos Santi Ferrer y Tato Cortés se han encargado de ir adaptando el diseño original del edificio, obra de Luis y Javier Ruiz Guasp, que ocupa una superficie de aproximada de 1.300 m2 construidos.
“El Moll Vell contará con un total de 26 puntos de atraque para embarcaciones de entre 15 y 40 metros (de los cuales 19 ya están ocupados temporalmente) con un diseño que demuestra que se pueden crear puertos o marinas, y a la vez recuperar patrimonio y sumar valor para la sociedad en general”, explicó el gerente de la empresa Amarres Deportivos, quien dijo que “queremos crear una comunidad de usuarios porque imprimará carácter a la marina”.
Amarres Deportivos prevé que el edificio acoja entre 2 y 3 restaurantes, uno de los cuales ya está adjudicado al actual concesionario del Casal Solleric, además de 2 o 3 bares y algunas tiendas comerciales. La parte superior de la construcción se dedicará a despachos y oficinas como la compra-venta de embarcaciones, mientras que en el ático se instalarán unas pérgolas no fijas para la celebración puntal de eventos.
En los primeros metros de línea de agua el paso sólo estará permitido a tripulantes y armadores, por cuestiones de seguridad, aunque los visitantes podrán contemplar las embarcaciones desde el paseo y el mirador terraza que está elevado frente al mar.
Una marina del siglo XXI
El “nuevo” Moll Vell abrirá como una marina del siglo XXI, ya que las máximas de los diseñadores del proyecto son “seguridad, servicio, eficiencia energética y contaminación cero”, según Oscar Siches.
Ejemplo de ello son los norays especialmente diseñados para no dañar los cabos y permitir que un barco pueda zarpar sin molestar al de su costado; los cables eléctricos, que permiten suministrar a los yates energía limpia y que se han reducido al mínimo en sus conexiones cercanas al agua, para disminuir el riesgo de accidentes y mejorar las condiciones exigidas por la normativa.
También cabe destacar los sistemas de aguas sucias, que son conducidas por bombas de impulsión hasta la red ordinaria de la ciudad, llegando finalmente a la depuradora de Palma. Asimismo son especiales y únicas las escaleras de acceso al agua en caso de caída fortuita al mar, las más avanzadas y modernas del mundo, ya que tienen una parte que flota y son accesibles incluso en momentos de gran agotamiento o con carga.