Con 29 expositores, el doble que el año pasado, el área de grandes yates del Salón Náutico de Palma se ha alzado como la mayor concentración de brokers del Mediterráneo, firmas que exhiben los superyates que tienen en venta (con precios que oscilan entre 800.000 y 17.000.000 euros) o alquiler (a partir de 24.000 euros la semana).
Este sector, que generó el año pasado un volumen de negocio de más de 2.250 millones de euros con la venta de 450 barcos en todo el mundo -con un precio medio de 5.000.000 euros-, encuentra en Mallorca su espacio natural como base logística.
Las joyas del Salón de Palma
Entre los espectaculares yates que acoge la exposición flotante de superyates en el 31 Salón Náutico Internacional de Palma se encuentra el “Stalca”. El yate de 25 metros de eslora fue propiedad de Rainiero de Mónaco y Grace Kelly y su nombre es un acrónimo que se corresponde con las iniciales de los nombres de sus tres hijos (Stefania, Alberto y Carolina). Construido en 1971 por los astilleros Vitters Holland, es uno de los superyates que comercializa Camper & Nicholson.
La embarcación más grande que acoge la muestra es el “Thalia”, un velero Ketch de 48 metros de eslora, surgido de los mismos astilleros en 1994 con el que concurre al certamen Ventura Yachts.
Por otra parte, el “CD Two”, un superyate de 43 metros de eslora fabricado en el astillero Nicolini en 1995, es uno de los pocos barcos de la flota que integra la muestra que tiene su base en Mallorca.
De los 53 superyates en exposición, 29 son de vela y 24 de motor, y la tendencia apunta a que los primeros aumenten su presencia en próximas ediciones, cuando en el resto de ferias los barcos a motor son casi el 80 por ciento. Este hecho ha contribuido a situar “al Salón de Palma en el calendario europeo de certámenes náuticos, que junto a las ferias de Cannes y Mónaco se convierte en una de las tres citas más importantes del Mediterráneo para grandes yates en venta”, afirma Arne Ploch, que recuerda que “el Salón Náutico de Barcelona lo intentó con anterioridad pero no funcionó”, mientras que Palma ha conseguido acaparar la atención de este sector “porque es diferente, éste es el sitio natural para los grandes yates”.
“No existe otro certamen con el poder de convocatoria de esta cita para superyates de vela, lo que demuestra que Palma es un centro natural para la navegación de estos barcos y por eso también es importante apoyar con decisión eventos como la Gaastra PalmaVela y la Copa del Rey, porque todo en su conjunto favorece el desarrollo de una industria muy importante”, añade.
De hecho, la zona de grandes yates se comercializó al cien por cien en tiempo récord por el efecto llamada, gracias a los buenos resultados obtenidos el año pasado y las mejores perspectivas para 2014.
500 euros de gasto medio
Cada turista que llega a puerto a bordo de un megayate tiene un gasto medio diario de 500 euros, frente a los 93 euros del turista tradicional, y un puesto de trabajo relacionado con los superyates genera a su vez otros siete, según explica el broker de Camper & Nicholson, Arne Ploch.
“El Salón Náutico Internacional de Palma tiene un potencial enorme para propiciar el desarrollo de la industria relacionada con el sector no sólo en Baleares sino en toda España”, dice Ploch, quien basa su afirmación en datos oficiales y estudios publicados sobre la materia, que corroboran, entre otras cuestiones, la capacidad de este sector de generar empleo y el volumen de negocio que mueve a su alrededor.
El experto broker destaca que cuando un yate –siempre hablando de barcos de más de 25 metros de eslora- llega a un puerto con su tripulación crea un movimiento a su alrededor que tiene un impacto económico directo para el desarrollo de otros servicios. En este sentido, un estudio reciente señala que el 85% del mercado laboral vinculado a los grandes yates es trabajo manual: “carpintería, mecánica, pintores… sectores que en general han sido muy sacudidos por la crisis, y que se beneficiarían con la llegada de estos barcos”, asegura.
En la actualidad, España ocupa el sexto lugar en Europa en chárter por detrás de países como Francia, Italia, Grecia, Croacia y Turquía. Escalar posiciones en este ranking depende de tres cuestiones fundamentales: la fiscalidad, los impuestos que gravan este tipo de embarcaciones es muy elevada y resta competitividad en particular a las Islas respecto a los países mencionados; la normativa que regula el chárter náutico, y la inseguridad jurídica.
Eso explica, en opinión de Ploch, que de los 1.350 chárters que existen en el mundo en la actualidad, 860 trabajan en el Mediterráneo y sólo 24 lo hacen en España. En esos datos queda reflejado el enorme potencial de crecimiento que existe si se hace una apuesta clara por el sector de los grandes yates, con una regulación política correcta.
Aunque el Estado ha dado un tímido paso, “el proceso de transformación que se necesita es mucho más profundo y tiene que suponer un cambio radical que indique que el sector es bienvenido a España”. Según Arne Bloch, éste es el momento de dar el paso. Aunque un sector de lujo como el charter no ha sentido la virulencia de la crisis con la fuerza que ha sacudido a otros segmentos, en los primeros compases de 2008 “también experimentó una ralentización”. No obstante, señala, “en Estados Unidos el charter está recuperando terreno con rapidez y ese movimiento llegará a Europa con seguridad en uno o dos años. Con una regulación política correcta, el chárter podría despegar con fuerza en España y en las Islas”.