Sus corrientes en forma de serpiente se generan a lo largo de la costa Este de los Estados Unidos y te obligan a poner una especial atención en analizar los datos del termómetro del agua. Identificar en qué canal de la corriente te encuentras puede lanzarte a las primeras posiciones o relegarte a las últimas, así que hay que navegar con mucha concentración. Hablamos del Triángulo de las Bermudas, por supuesto, una zona geográfica situada entre las islas Bermudas, Puerto Rico y la ciudad de Miami en los Estados Unidos. Al unir estos tres puntos se forma un triángulo de alrededor de 1,1 millones de km² de superficie sobre el Océano Atlántico.
Fabulaciones y realidades
Las más disparatadas, y por supuesto no probadas especulaciones, circulan hace años con respecto al Triángulo de las Bermudas, como que debajo se encuentra la ciudad perdida de la Atlántida, o hasta un agujero gusano, es decir, una singularidad espacio-temporal a través de la cual los barcos y aviones desaparecidos serían transportados a otro tiempo-espacio. Lo único, además de la imaginación, que sostiene estas fabulaciones es el hecho de que la mayoría de los aviones y barcos desaparecidos en esa zona no han sido encontrados hasta el día de hoy.
Uno de los más conocidos ocurrió en 1945, cuando cinco aviones de la Marina estadounidense, que despegaron de Florida, desaparecieron junto con el avión de rescate que posteriormente fue en su búsqueda. Los tripulantes tampoco fueron hallados. Hay que tener en cuenta que las tecnologías de búsqueda y ubicación se han desarrollado mucho desde entonces, si bien no deja de ser un hecho que estas desapariciones son reales, y para muchos, fuente de misterio.
¿Qué dice la ciencia sobre esas desapariciones?
Oficialmente el Triángulo de las Bermudas no es reconocido como un área geográfica peligrosa, ni por instituciones públicas ni privadas. Las compañías de seguros no cobran primas especiales por el envío de materiales a través de esta zona. Asimismo, la Guardia Costera de los Estados Unidos no reconoce la existencia del Triángulo de las Bermudas como un área geográfica de riesgo específico para naves.
Que el llamado Triángulo de las Bermudas sea una zona donde se registran muchos accidentes o desapariciones se explica por el hecho de que es uno de los lugares por donde más tráfico de aviones y barcos hay.
De hecho, en base a las estadísticas, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) – la agencia meteorológica oficial de los Estados Unidos- estima que no hay más desapariciones en el Triángulo de las Bermudas respecto a otras zonas o mares. Más que las hipótesis relacionadas con portales dimensionales, extraterrestres, o ciudades hundidas, la NOAA deja claro que los factores ambientales explican la mayor parte de ésas desapariciones.
Por un lado, la mayoría de tormentas tropicales y huracanes del Atlántico pasan por el llamado Triángulo de las Bermudas; por lo que los oceanógrafos llaman a esta zona un “callejón de huracanes”. Estos fenómenos son impredecibles y pueden generar olas de gran tamaño que pueden ser fatales para tripulaciones no experimentadas.
Por otro lado, la corriente del Golfo causa rápidos y violentos cambios de clima en la zona; esta corriente oceánica, que fluye desde el Golfo de México, va en torno al Estrecho de la Florida con dirección hacia Europa, y se caracteriza por ser cálida y extremadamente rápida y turbulenta. Así, estas corrientes, por sus características, podrían disipar sin problemas los restos de algún accidente, borrando rápidamente cualquier evidencia sobre el mar.
Además, la topografía del fondo del mar en esta zona muestra una gran complejidad. Entre extensos bancos de arena se encuentran muchas de las zanjas marinas más profundas del mundo, que es adonde irían a parar muchos restos de naves producto de accidentes, lo que para otros significan misteriosas desapariciones.
Ambos factores ambientales, sumados casi siempre a un posible error humano, incrementan la probabilidad de generar accidentes. Pero la NOAA sí acepta que “hay cierta evidencia que sugiere que el Triángulo de las Bermudas es un lugar donde una brújula “magnética” a veces apunta hacia el “verdadero” norte en lugar de hacia el norte “magnético”.
No obstante, hay recuentos no oficiales que recogen datos y testimonios que sostienen que se produce una variación magnética sin explicación dentro de los límites del Triángulo. Muchos viajeros e investigadores particulares describen que en el Triángulo de las Bermudas las brújulas magnéticas no apuntan al norte magnético (el Polo Norte geográfico), sino al norte verdadero (la Isla Príncipe de Gales al noroeste de Canadá); es decir, se produce una desviación magnética de 1.500 kilómetros. Sin embargo, estos valores magnéticos inusuales reportados no llegan a ser distintos a otros que ocurren en otras zonas marítimas; es un fenómeno que ocurre en el mar.
Lo más peligroso, las corrientes
Otros especialistas han desarrollado una explicación basada en fundamentos geológicos e hidrológicos que sostienen la existencia de bolsas de gas metano inflamable en grandes cantidades alojadas debajo del mar. Una chispa eléctrica o un rayo sobre estas bolsas pueden generar una enorme burbuja de metano capaz de tragar una embarcación, o hacer que los aviones se estrellen ya que el gas podría explotar al entrar en contacto con el motor caliente de la nave.
Esta hipótesis se apoya en un informe publicado en la American Journal of Physics en 2003, en el que los físicos Joseph Monaghan y David May describen la posible reacción de estas enormes burbujas de gas salidas de los depósitos submarinos de metano acumulados durante miles de años. Mediante un experimento de laboratorio a escala los investigadores concluyen que este tipo de burbujas tendrían la capacidad de hundir barcos.
El fin de los misterios es cuestión de tiempo
Finalmente, debe quedar claro que el Triángulo de las Bermudas no existe, en realidad es un mito. Su popularidad se debió al libro escrito por Charles Berlitz “El Triángulo de las Bermudas”, en el que presenta con un tono bastante sensacionalista los fenómenos de esta zona marítima, así como casos de desapariciones de barcos y aviones.
El libro se convirtió en un best seller y fue adoptado por la cultura popular como un documento verídico. No obstante, en 1975 el bibliotecario de la Universidad Estatal de California, Lawrence Kusche, desarrolló una investigación profunda sobre las supuestas desapariciones consignadas en el libro de Berlitz. Kusche encontró una serie de incoherencias, datos inexactos, exageraciones y alteraciones acerca de los testimonios de supuestos testigos, etc.
Agitador de la imaginación
La historia de Berlitz y tantas otras se fundamentan en errores, datos ambiguos y hechos sin comprobar. En su libro “El misterio del Triángulo de las Bermudas Resuelto” (Prometheus Books, 1972), Kusche concluye que las supuestas investigaciones no son tales, sino simples repeticiones de datos y hechos sin cotejar. Muchos de los barcos y aviones desaparecidos no existieron en realidad, y los que sí existieron desaparecieron “misteriosamente” pero -y este dato fue obviado por Berlitz- durante fuertes tormentas.
Seguro que todos recordamos el accidente del avión 447 de Air France (un vuelo que partió de Brasil rumbo a Francia pero que terminó estrellándose en el Atlántico en junio de 2009). En este caso tuvieron que pasar dos años hasta encontrar el avión hundido junto con las cajas negras y cadáveres de pasajeros. Pues bien, es bastante probable que en el caso del avión de Malaysia Airlines también se tenga que esperar un tiempo hasta saber verdaderamente qué sucedió.
Esto es lo que recomienda la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos; es mejor asumir que finalmente nuestro planeta tiene ciertos comportamientos climatológicos que pueden ser muy adversos: “El mar siempre ha sido un lugar misterioso para los seres humanos, y cuando el mal tiempo o mala navegación están involucrados, puede ser un lugar muy peligroso. Esto es cierto en todo el mundo”.