Para clasificarse definitivamente para la Vendée Globe, todos los patrones deben cumplir con dos requisitos: por un lado, justificar una regata en solitario a bordo de un IMOCA, que Morgan Lagravière ya cumplió durante la Transat Saint-Barth – Port-la-Forêt en el barco Nicolas Boidevezi. Por otro lado, los skippers deben acreditar haber superado una distancia mínima de 1.500 millas en solitario, y este reto es el que Lagravière completaba la semana pasada.
“Salí voluntariamente en condiciones bastante duras (25 a 30 nudos) para ponerme a prueba a mí mismo y al barco. Bajé por el Golfo de Vizcaya, antes de subir a Irlanda con casi 20 nudos de promedio. Allí el viento disminuyó bruscamente y las condiciones climáticas cambiaron drásticamente. El viento desapareció por completo. Si quería moverme, tenía que permanecer en una franja costera de unas 50 millas a lo largo de la costa británica y la costa de Bretaña. Es decir, tuve que gestionar también el tráfico marítimo de la zona y los buques de pesca”.
El patrón del Safran considera que ha dado un paso más en el conocimiento de su barco y la explotación de todo su potencial y está listo para la próxima Transat Nueva York Vendée que largará velas el 29 de mayo.
Así se entrena Morgan Lagravière de cara a la Vendée Globe