La Mini Transat es una regata que deja huella en los navegantes, una prueba que les consolida en su vocación por el mar y la navegación, o que tal vez, en otros casos, supone la confirmación de que no estaban hechos para estos retos. Y es que no es fácil superar una prueba de esta naturaleza, por eso nadie juzga nunca a los que no lo consiguieron.
A bordo de un Mini los únicos lazos que los regatistas tienen con el exterior son la VHF, que les permite comunicarse con otros barcos en un perímetro relativamente corto (alrededor de 20km, una nimiedad en comparación con la amplitud del océano), así como un puesto de radio, que les servirá, una vez al día, para acceder al parte meteorológico emitido por la dirección de regata y a la clasificación. Pero si alguien ha experimentado lo que es recibir una emisión en radio dentro de una especie de batidora húmeda, con los ruidos de las olas chocando constantemente contra el casco del barco, conoce bien los dolores de cabeza que provoca recibir el parte dentro de un Mini.
Pero sobre todo, la Mini Transat Islas de Guadalupe implica que los patrones se encontrarán aislados del mundo durante tres, cuatro o incluso cinco días, sobre todo cuando la flota empieza a dividirse en el Atlántico. Todos lo dicen: es un reto psicológico que hay que pasar. Pero muchos reconocen haber estado casi al límite de perder la cabeza antes de recuperar el ánimo para terminar.
Pequeños bólidos
En un Mini hay pocos problemas técnicos que no sepamos resolver, pero el tamaño de la embarcación conlleva una incomodidad permanente, y mayor vulnerabilidad frente al mal tiempo. Sobra con ver a los patrones después de cruzar el Atlántico para comprender lo que han pasado estos solitarios y solitarias. La cama se sustituye por un saco de dormir enrollado en una esquina de la cabina y la alimentación consiste en ingerir cualquier cosa nutritiva que les mantenga fuertes; sin embargo lo más difícil es acostumbrarse a la humedad constante y la falta de descanso, toda una prueba física y psicológica.
En todo caso, el navegante compensa sobradamente esas incomodidades con el placer de estar viviendo una experiencia única. Sentir el sol brillando, el viento empujando la embarcación y observar el horizonte en esos días de calma son sensaciones difícilmente explicables sobre el papel.
Una puerta de entrada
El número de grandes regatistas de vela oceánica que han pasado primero por la Clase Mini es enorme. Desde las primeras ediciones, encontramos grandes figuras de la alta competición como Jean-Luc Den Heede o Bruno Peyron. Para algunos de los asiduos de la Vendée Globe como Roland Jourdain, Yves Parlier o Bernard Stamm, la Mini Transat fue una especie de recorrido iniciático. Otros llegaron buscando una aventura diferente como Michel Desjoyeaux o Sébastien Josse. Alex Pella, primer español en ganar una regata oceánica en solitario, ha participado en tres ocasiones en la Mini Transat y fue el primer español en subir al podio de esta mítica regata. Muchas mujeres han encontrado un espacio a su medida que ha marcado el inicio de una bonita carrera como Sam Davies o Ellen Mac Arthur. Pilar Pasanau o Anna Corbella son las dos españolas que han conseguido terminar esta aventura.
Alex Pella: “La Mini es sin duda la más auténtica de todas las regatas oceánicas. Creo que todo lo que se pueda escribir y hablar sobre esta fantástica regata se queda corto, sencillamente porque es algo único y que aconsejo a todo navegante de hacer una vez en la vida. Es una auténtica cura de humildad y sin duda, algo que te cambia para siempre”.
Bernard Stamm, campeón de la Barcelona World Race 2012 (3º en la Mini transat 1995). “La Mini Transat fue mi primera experiencia en la construcción de un barco. Pierre Rolland, que por aquel entonces no era muy conocido como arquitecto, había hecho los planes de mi Mini… y, después, empezamos a construirlo. Me gustó tanto la experiencia que hice lo mismo con mi primer IMOCA”.
Roland Jourdain, doble campeón de la Route du Rhum 2006 y 2010 (Abandonó en la Mini Transat de 1983): “La Mini Transat condensa todo lo que tienes que saber como regatista. Apasionarse por una regata, encontrar un barco, buscar un patrocinador, estar en la salida, hundirse cerca del cabo de Finisterre antes de ser recuperado por un carguero… La historia casi termina mal porque la policía española me tomó por un traficante de droga y quería meterme en la cárcel…”
Charlie Dalin, Campeón de Francia de vela oceánica en 2012 (Mini Transat 2009, 2º serie): “Fue cuando hice la Mini Transat cuando comprendí que mi vocación era convertirme en patrón profesional. Una vez pruebas estas sensaciones, es imposible volver atrás”.
Sobre la Mini Transat – Îles de Guadeloupe 2015
La Mini Transat – Îles de Guadeloupe 2015: En su 20 edición y por segunda vez consecutiva, la Mini Transat vuelve a sus orígenes con una salida en Douarnenez (Francia). El puerto de Cornualles dará la salida a la flota de 84 ministas solitarios el 19 de septiembre hacia Lanzarote, donde los Mini 650 esperarán hasta el día 31 de octubre para atacar el Atlántico.
Tras casi tres semanas de navegación, los regatistas cruzarán la línea de llegada de la Mini Transat – Îles de Guadeloupe en Pointe-à-Pitre, donde la dulzura del Caribe les esperará.
En el barco de regata oceánica más pequeño del mundo, cada uno de los patrones utilizará su talento para cruzar las 2700 millas náuticas (4345 kilómetros) que les separan de las Antillas.
En solitario, cada participante tendrá que encontrar sus propios recursos morales para vivir esta aventura única: una regata transatlántica en un espacio reducido y falto de comodidades donde su mayor reto será el cara a cara consigo mismos.