A pocos días de la salida de la segunda etapa de la Mini Transat Islas de Guadalupe, la flota empieza a concentrarse y prepararse sin perder ni un minuto. Para algunos, la escala no ha sido realmente un momento de calma y tranquilidad; este es el caso, por ejemplo, de Fidel Turienzo (Satanás) o de Nacho Postigo (Vamos Vamos).
En el pantalán de los prototipos, en la Marina Lanzarote, Fidel Turienzo sigue ocupado. Para el cántabro, la escala en Lanzarote ha sido una larga carrera a contrarreloj para estar listo para la salida con un nuevo mástil. Romper el palo en la primera etapa no frenó a Fidel en su camino hasta Lanzarote, ya que una rápida reparación le permitió llegar a la isla canaria y terminar así la primera etapa. Sin embargo, para salir en la segunda etapa necesitaba un nuevo mástil y, nada más llegar a Lanzarote se puso manos a la obra. Contactó con el propietario del 198, un barco idéntico al 304 de Fidel. Una vez acordado con su propietario, Sébastien Picault, Fidel se dirigió de vuelta a la Bretaña francesa para recuperar el ingrediente que le faltaba para la segunda etapa. Después de unas 24 horas de viaje hasta Lorient, empezó la cadena de favores y solidaridad que caracteriza a los ministas. Una vez allí, Fidel se puso también en contacto con Thierry Fagnent y fue hasta su astillero para coger algunos consejos de este maestro para transformar su barco, que estaba equipado con un mástil clásico. El viaje siguió su rumbo con algunas escalas, en Les Sables d’Olonne, por ejemplo, para recuperar los instrumentos para el test de estabilidad, luego a La Rochelle para ver a Iker Martinez e intercambiar también algunos consejos y, finalmente, una vuelta a casa, Santander, donde empieza el trabajo de la preparación del nuevo mástil.
Una vez listo, empieza el camino para llevarlo hasta Lanzarote, pasando por Cadiz donde embarcó su mástil en un ferry. En Lanzarote, Fidel recupera por fin su mástil y el material necesario para enfrentarse a una semana de intenso trabajo de reconstrucción y adaptación del nuevo mástil que, a diferencia del antiguo palo, este es de ala y descansa sobre cubierta. Después de una larga y dura semana de trabajo, Fidel pudo salir por primera vez a entrenar y probar todos los nuevos sistemas del barco. Fidel ha pasado ya el test de estabilidad y de seguridad, necesarios para poder tomar la salida de la segunda etapa. “He podido probar el barco y las primeras sensaciones son buenas”. Fidel ha demostrado una tenacidad que mueve montañas. No hay misión imposible para Fidel, que se ha ganado el apodo de MacGyver entre la flota de ministas.
Anna Corbella, consejo y experiencia
Nacho Postigo ha demostrado también una determinación y tenacidad sin igual. Después del accidente en el momento del remolque el día de la salida en Douarnenez que le impidió tomar la salida de la primera etapa, Nacho ha vivido una larga y particular primera etapa para buscar una quilla nueva, coordinar el viaje hasta el astillero, reparar el barco y navegar a bordo de su Vamos Vamos hasta Lanzarote desde Portugal.
Durante esta edición de la Mini Transat Islas de Guadalupe, los españoles han podido contar con el apoyo y la ayuda de Anna Corbella y de la Base Mini Barcelona. Anna está en Lanzarote, y también estuvo en Douarnenez, acompañando a los ministas españoles, como directora deportiva de este nuevo proyecto, la Base Mini Barcelona, centro de preparación y tecnificación nacido con el objetivo de formar a los futuros navegantes oceánicos. “Mi tarea aquí, más que decir a los ministas lo que tienen que hacer, es aconsejarles sobre lo que no hacer y los errores que hay que evitar”, afirma Anna. “Fue muy difícil para mí prepararme la Mini Transat, tuve que mudarme a Francia para los entrenamientos y la preparación”, comenta Anna. “Creo que tenemos mucha experiencia en España que hay que aprovechar para poder transmitir y entrenar a los jóvenes navegantes, y por ello hemos creado el proyecto de la Base Mini Barcelona, para pasar el relevo y la experiencia a los que están por llegar”.
Según Anna, La Mini Transat Islas de Guadalupe es para los navegantes españoles la ocasión perfecta de preparar un proyecto en su totalidad. “Estamos aquí para ayudarles y guiarles, no para fijarles un modelo. Para mi la Mini Transat es la regata de la que guardo el mejor recuerdo”. Una labor de apoyo y ayuda que agradecerán seguro los ministas españoles de esta edición y los que vendrán.