Excepto para los hombres del Brujo, con Alberto de Castro y José Luís Francés, que ya han superado las Bocas de Bonifacio, estrecho que separa la isla de Córcega y la de Cerdeña, el resto del grupo está sufriendo lo indecible para alcanzar la cota norte de la isla de Cerdeña e intentar penetrar por el emblemático estrecho.
Poco viento y de cara. Bordos continuos frente la hermosa costa de Esmeralda. Desesperante. Tácticas diversas. Desesperadas. ¿Alejarse de la costa? o ¿correr a su cercanía para aprovechar el escaso térmico?.
En las últimas horas Mare Nostrum de los hermanos Towse, junto con el Nirvana III de Jose Martín, tomaban ventaja a pesar de que el viento había caído de forma dramática delante de la isla Caprera. Ambos barcos se visualizaban uno a otro en todo momento entre las islas Tavolara, Mourisca y la de Caprera.
A 12 millas de su popa Pajuelin XIII resiste esta dura travesía por el mar Tirreno.
Luchando con la calma, más al sur, se encuentra el Cometa A Dos, de Xaver Rocas y Francesc Carbonell y el solitario Poc a Poc Morenito de Cesar Roch. Están en un zona aún con poco viento, pero dispuestos en alcanzar latitudes más altas, conocedores de que allí podrán encontrar el viento que aquí les falta.
Quienes más disfrutaron de esta dura jornada fueron sin duda la tripulación de Brujo. Casi al finalizar la cuarta singladura cubrían el reto más emblemático de esta prueba: cruzar las bocas de Bonifacio, que muchos catalogan como las Bermudas del Mediterráneo. Mientras alcanzaban la boca que separa Córcega de Cerdeña vieron cómo el compás magnético se volvía loco. Cuando en principio estaban haciendo un claro rumbo del tercer cuadrante, durante más de media hora les señaló que navegaban al 69º. Es decir que, sobre el papel reculaban el duro trayecto que con tanto trabajo les había costado alcanzar. Las sirenas de Homero parece que han salido a recibir a los navegantes de la Mil Millas.
Ahora todos se enfrentan a un nuevo reto. Llegar a Barcelona con rumbo directo. De entrada encontrarán viento. La meta la tienen a unas 320 millas. Eso sí, gran parte de la flota tiene que superar todo el entorno del Bonifacio y navegar con el mistral, viento habitual en esta zona que ya se ha entablado en esta parte norte de la cuenca occidental del Mediterráneo. La llegada del mistral pondrá de nuevo a prueba a los navegantes de esta regata.