El Meroceans fue concebido para participar en una regata de vuelta al mundo extrema, la SolOceans, con salida y llegada en Cherbourg (Normandía, Francia) y una sola escala a Wellington (Nueva Zelanda), pero el peor momento de la crisis se cruzó en su derrota durante el invierno de 2009.
La travesía fue suspendida por falta de patrocinios y el velero, diseñado por el que hoy es su patrón, Yvan Griboval, y construido por el prestigioso astillero Finot en 2007, se quedó sin poder demostrar el potencial de los 16 metros de su casco de fibra de carbono y su mástil de 22 metros de altura para sólo 7,5 toneladas de peso, aunque conservó su utilidad como buque de observación científica, posiblemente el más rápido de los que hoy surcan los mares a vela y el único con quilla pivotante, sistema reservado a los monocascos de regatas más avanzados.
El Meroceans, que colabora con el proyecto medioambiental y científico de la Fundación Ecomar, presidida por la ex campeona olímpica Theresa Zabell, está realizando una escala técnica en el Club de Mar Mallorca, al que arribó el pasado domingo y donde permanecerá amarrado hasta el jueves.
El navegante fracés Yvan Griboval, creador del Programa OceanoScientific, actual responsable de la campaña del mismo nombre y skipper del Meroceans, ha explicado esta mañana en el Club de Mar que la embarcación está dotada de un sistema completamente automático que recopila datos marinos cada seis segundos y los envía cada hora vía satélite a los centros internacionales de meteorología y oceanografía. Griboval, un veterano navegante de 57 años que ganó la Whitbread Ocean Race de 1986 a bordo del L’Esprit d’Équipe, navega en el Meroceans en compañía del tripulante Maxime Dreno.
Los sensores del velero de observación científica permiten obtener mediciones de hasta diez parámetros (presión atmosférica, temperatura del aire, humedad, dirección e intensidad del viento, temperatura del agua, salinidad, presión parcial en dióxido de carbono, PH y fluorescencia) que lo convierten en una herramienta de gran utilidad para evaluar las causas y las consecuencias del cambio climático.
Griboval rechaza responder a cuestiones sobre cuál es su impresión sobre el estado de los océanos, ya que, dice, “no intervenimos ni en el análisis ni en la interpretación de los datos recopilados, pues no tenemos competencia para ello” y tiene claro que el Meroceans no participará en ninguna regata mientras siga siendo un NAVOSE, un velero de observación científica del medioambiente.
Theresa Zabell asegura que “en Meroceans hemos encontrado unos compañeros de viaje con los que nos entendemos a la perfección y compartimos objetivos”.
“Gracias a ellos abrimos nuestros horizontes y juntos desarrollamos nuestras ilusiones”, añade la asesora deportiva del Club de Mar y presidenta de Ecomar, fundación que incorpora las experiencias de Meroceans a sus ya famosos Cuadernos de Bitácora, que también incluyen información sobre las Semanas de la Mar, los bautizos náuticos, las limpiezas de litoral, el fomento del reciclaje y otras actividades relacionadas con el medio marino.