Desde este 31 de agosto y hasta el 6 de septiembre se celebra la Maxi Yacht Rolex Cup cita que cada año reúne en aguas de Porto Cervo (Cerdeña, Italia) a los mejores barcos de vela bajo la premisa de contar con esloras superiores a los 60 pies (18,29 metros). Armados y patroneados por personas habituadas al éxito fuera del deporte, navegados por profesionales de inigualable talento y diseñados por visionarios de la arquitectura, los monocascos a vela más impresionantes del mundo –conocidos bajo el nombre de Maxis– son admirados por su velocidad, elegancia y potencia.
De aluminio a carbono
Establecida en 1980, la Maxi Yacht Rolex Cup nació del deseo de ofrecer a los barcos más grandes y potentes la oportunidad de reunirse para competir en un entorno acorde con sus características excepcionales. Organizado por el Yacht Club Costa Smeralda, es la joya del dosier de eventos de vela Rolex desde 1985.
En la década de 1980, los cascos se realizaban en fibra de carbono, aluminio e incluso madera. Los mástiles y aparejos recurrían al metal, y los cabos con los que se manejaban las velas también eran metálicos. Se trataba de barcos pesados y no particularmente rápidos, las cargas a las que eran sometidos eran enormes, las maniobras difíciles, y los márgenes de seguridad realmente pequeños. Características totalmente antagónicas a los actuales cascos de carbono, basados en tecnología aeroespacial, que son rápidos y ágiles
“Inicialmente, los Maxis eran de desplazamiento pesado, con quillas fijas y poco calado”, explica Jim Pugh (del estudio Reichel/Pugh, con base en San Diego), el visionario que está detrás de varios de los Maxis más imponentes del mundo, desde el Wild Oats XI hasta el Esimit Europa 2. Los que compiten esta semana en Porto Cervo apenas se reconocen en sus predecesores: reglas, materiales y conocimiento han evolucionado, ampliando considerablemente el abanico de posibilidades. “Algunos de los nuevos Maxis pesan 26 toneladas, frente a las hasta 75 de hace apenas 30 años, una diferencia enorme. Los aparejos tal vez tengan el doble de altura, y gracias a su mayor eslora, son mucho más potentes, avanzando a velocidades que probablemente triplican las de hace 30 años”.
Rolf Vrolijk, del estudio alemán Judel/Vrolijk, inspiración detrás de todopoderosos Mini Maxis como el Rán 2 de Niklas Zennström (así como el último Rán de Zennström, que se botó a principios de este año y ahora está preparado para su primera aparición en Porto Cervo) y el Bella Mente de Hap Fauth, señala una serie de factores relacionados con el porqué y el cómo ha evolucionado el diseño: “Muchos de los cambios han estado influenciados por modificaciones en las reglas de rating, que han determinado cómo se construyen los barcos”. Otras modificaciones se deben a mejoras en áreas como “el desarrollo de las velas en cuanto a materiales y diseño, que han evolucionado paralelamente al diseño de los mástiles”.
La constante búsqueda de posibilidades ofrecidas por los últimos materiales de construcción ha permitido el nacimiento de diferentes tamaños y tipos de barco. El horizonte se ha expandido considerablemente: desde los Mini Maxis puros de competición, de entre 60 y 72 pies, hasta los imperiosos Supermaxis, con más de 165 pies (50 metros) de eslora; desde barcos diseñados para combinar competición y navegación de placer, hasta aquellos creados bajo la única premisa de la velocidad. Todos reflejan un incesante deseo de traspasar las barreras en términos de potencia y elegancia.
Un proceso de colaboración
Con el abanico de conceptos y soluciones expuestos, no sorprende que varios proyectos Maxi hayan sido inspirados por la Maxi Yacht Rolex Cup. “Al venir a un evento como éste puedes ver muchos estilos de barco diferentes, algo muy estimulante en términos de creatividad”, destaca Pugh.
Pugh confirma que el proceso de diseño consta de varios pasos, empezando por la reunión con el armador: “Discutes lo que el armador quiere hacer, cómo desea que se comporte el barco, y así te haces una idea sobre dónde va a navegar, dónde debe tener sus puntos más fuertes para cumplir con sus expectativas”.
Algunas reuniones pueden ser realmente específicas, como la que precedió al nuevo Mini Maxi de 72 pies Alegre, como explica Mark Mills: “Más que el perfecto campo de ensayo, la Maxi Yacht Rolex Cup es la razón de ser del barco. Su diseño y todo lo que se refiere al barco gira en torno a venir aquí y lograr el mejor resultado. Es el plano sobre el que se diseñó el Alegre”.
Una vez acordado, comienza un exhaustivo proceso de investigación y desarrollo (I+D). “El I+D es crucial en este tipo de barcos”, explica Mills. “Lo primero que haces es establecer un modelo meteorológico, acordar las condiciones adecuadas, y hacer que 80 o 90 modelos de casco pasen por ese modelo. Las formas del casco y los parámetros del barco surgen directamente del trabajo de I+D. En ese aspecto, es la base del proceso de investigación”.
Unas veces, comprobamos el comportamiento de ese diseño inicial en el tanque de pruebas, otras lo hacemos por ordenador”, explica Pugh. “Entonces, desarrollamos una serie de ensayos que son ligeramente distintos, variando parámetros de ese concepto inicial, como la manga o el desplazamiento, y diferentes estilos de formas del casco, y así podemos probarlo virtualmente en varios recorridos por ordenador. Suele ser un proceso largo, que puede llevar de cuatro a siete meses”.
Una vez concluido el diseño, comienza el complejo proceso de construcción, un trabajo en equipo que incluye ingenieros de estructuras en composite, veleros y constructores, así como especialistas en casi cualquier aspecto concebible de un barco a vela.
Una vez construido, la tripulación comienza un proceso de pruebas navegando de manera intensiva y compitiendo en regatas. Puede pasar mucho tiempo desde el momento de la botadura hasta que el barco alcanza su pleno potencial. “Todo el mundo espera salir del astillero con el barco a pleno rendimiento”, explica Mills. “Pero el tamaño de estos barcos y el nivel de complejidad que implican, supone que normalmente hace falta un año para que alcance todo su potencial”. Precisamente en esta posición se encuentra ahora el Alegre. Su objetivo es mejorar su segundo puesto del año pasado y lograr su primera victoria en un Mini Maxi Rolex World Championship.
La tecnología permite a las tripulaciones reunir una cantidad ingente de información, utilizando desde cámaras que graban la forma de las velas a sensores que comprueban la tensión del backstay o el estay de proa. Por supuesto, esa información no sirve de nada si no se sabe interpretar, y por eso los tripulantes que compiten en la Maxi Yacht Rolex Cup son auténticos expertos en ello, más allá de simples ases de la navegación.
Más grandes y ligeros
El desarrollo no es exclusivo de barcos de competición pura. El Wally Cento es uno de los últimos conceptos en diseño mixto, pensados para el máximo confort en crucero y las mejores prestaciones en regata. El Hamilton fue la primera unidad botada en 2012, y Reichel/Pugh entregó la segunda en 2013, el Magic Carpet 3. La respuesta de otro armador que busca la ventaja de la evolución en materiales más fuertes y ligeros para mejorar la velocidad. “Se trata de un proyecto muy excitante”, indica Pugh. “No es un diseño de regata pura, y tiene que cumplir las reglas de clase en cuanto a confort. Este es un desafío incluso mayor que hacer un barco puro de regata”.
El armador del Magic Carpet 3, Sir Lindsay Owen Jones, explica que su máxima preocupación a lo largo del proceso era saber si su nuevo barco sería rápido. La respuesta, como él mismo enfatiza, fue afirmativa. “Es mucho más rápido, mucho más divertido, mucho más emocionante. Paradójicamente, es un barco de crucero mucho mejor gracias a su mayor manga, lo que repercute en espacios interiores más amplios y un incremento en la estabilidad de navegación. Cuando notas su aceleración, es una sensación realmente excitante. Parece como un barco de regatas, y eso era exactamente lo que queríamos”.
Evolución, no revolución
¿Qué se puede esperar en el futuro del diseño de barcos Maxi? “Hay parámetros que te limitan, así que no veremos una revolución en diseño”, avisa Pugh. “Pero probablemente veamos una constante evolución en diseño de cascos en cuanto a prestaciones, así como en planos vélicos y aparejos”.
“Las posibilidades siempre están ahí, al igual que el deseo de superar los límites de velocidad”, añade Vrolijk. “Para cada generación de barcos, los nuevos siempre tienen que ser más rápidos”.
Los armadores de barcos Maxi realizan una inversión sustancial para rebasar los límites de velocidad comúnmente aceptados; y el deseo de mejorar el confort a bordo impulsa la continua evolución de este deporte. Entre las innovaciones que se prevén para un futuro se encuentran importantes cambios en el calado y complementos para incrementar la velocidad.
Tan cierto como que los Maxis seguirán traspasando barreras es que la Maxi Yacht Rolex Cup continuará ejerciendo de campo de ensayos para los barcos más grandes y rápidos del mundo. 2014 promete no ser una excepción.
Para abrir boca aquí tienes el resumen de lo que fue la edición 2013 de la Maxi Yacht Rolex Cup, una película para el recuerdo.