Este pasado sábado abandonó el barco de la náutica deportiva nuestro compañero Alejandro –Dury- Alonso. Difícil de digerir esto. Rápidamente miro por popa mi estela y lo veo y, sobretodo, le oigo.
Sí, lo sigo viendo en las regatas, discreto, observando y diría que admirando esos barcos tan maravillosos que dan la vuelta al mundo. Muy entretenido siempre en los detalles de la vela oceánica.
Pero especialmente ahora sigo oyendo sus clases magistrales y su increíble memorateca acerca de barcos, patrocinadores y navegantes oceánicos, cuando desde la desaparecida revista Navegar, le llamaba para comentar y apostillar su colaboración mensual. Esas llamadas fueron siempre un bálsamo y unos “momentos kit-kat” maravillosos que interrumpían las vorágines de los cierres mensuales.
Últimamente apenas nos hemos visto pero sabía que él estaba allí, en su Cantábrico. Pero sí le volví a oír recientemente. En el podcast Tripulante 18 de nuestro compañero y amigo común Jaume Soler. Otro balsámicomomento kit-kat.
¡Hasta siempre Dury!