Uno de los ítems del deporte es ser el más rápido, el más veloz, el más fuerte. Esto conlleva el honor de alcanzar un récord. En náutica, esto de los récords viene de lejos. Ya en la época clásica del comercio marítimo, quien llegaba primero a puerto obtenía mejor precio en el mercado para vender sus productos, y se establecían verdaderas regatas mercantiles para ser los primeros en llegar a los puertos de Liverpool, Nantes o San Francisco, cuando se traían productos de Sydney, Hong Kong o Yokohama. Incluso hoy, en el negocio de la pesca comercial, el primero en llegar a la lonja obtiene mejores ganancias.
Conseguir velocidad en el mar forma parte de la idiosincrasia de todo navegante. Desde siglos se han contabilizado los récords marítimos. Pero no fue hasta el año 1.972 en que empiezan a homologarse y se sistematizan de forma oficial. Fue cuando un grupo de amigos y aficionados al mar crearon una oficina, que después se convirtió en una subsidiaria a la… (¡no sé cómo llamarla con tantos cambios!!!) World Sailing (antigua ISAF, antes IYRU: Federación Internacional de Vela) conocida como World Sailing Speed Record Council (WSSRC).
Para todos los gustos
Como en todo, en la náutica hay muchos tipos de récords en esto de la velocidad. Los hay en monocasco, multihull, en tabla de windsurf o en kite. Otra modalidad, sobre todo en navegación oceánica, es el de la fijación del récord por ‘millas recorridas en 24 horas’. También se admite como reconocimiento específico la condición de navegar en solitario si se hace crucero.
Hay récords sobre trayectos de navegación transatlánticos, transpacíficos, vueltas a islas, araund the world, por tramos de la misma, e infinidad de muchas otras rutas siempre que sean las pactadas previamente. Cada uno puede establecer un récord en un recorrido o tramo siempre y cuando lo comunique previamente a la WSSRC y donde se pueda comprobar oficialmente su cronografía, para luego ratificarlo y oficializarlo.
Si el récord en monocasco y tripulación de la travesía transatlántica (E-W) Plymouth-Newport, la ostenta el Vento de Sardegna de Andrea Mura, que cubrió la ruta de 2.800 millas en junio del 2012 en 13d.12h.47m a un promedio de 18.68 nudos; su inversa (W-E), desde Ambroise a Lizard, la tiene el trimarán patroneado por Pascal Bidegorry que estableció el récord en el año 2.009 en 3d.15h.25m.48s. a bordo del Banque Populaire 5. ¡Vaya diferencia! Una con vientos en contra y monocasco, la otra con vientos favorables y multicasco. Pero récord, ambas.
En esta misma navegación noratlántica, señalar que Francis Joyon es quien tiene el récord en solitario de esta prueba. Lo hizo a bordo del IDEC, y cubrió el recorrido trasatlántico norte E-W en junio del 2.013 en 5 d.2h. 56m 10s, a un promedio de 23.4 nudos.
El patrón francés, ahora junto a Alex Pella y tripulación, con el multicasco IDEC Sport, está intentando superar a su compatriota Loïck Peyron/Juan Vila que son quienes tienen el récord de la vuelta al mundo más rápida, cubierta en el 2.012 con el trimarán Banque Populaire V , donde invirtieron un tiempo de 45 días, 13 horas, 42 minutos y 13 segundos.
Otro récord histórico para el recuerdo es el de Ellen MacArthur en su vuelta al mundo non-stop, con monocasco, de noviembre del 2004 a febrero del 2005, aún no superado, que cubrió en solitario las 21.600 millas teóricas en 71d. 14 h.18m 33s., a 12 nudos de promedio. Lejos de los registros de los veloces trimaranes, que se han convertido en el instrumento náutico para batir records de velocidad punta, pero muy loable sin duda.
Rutas más cercanas a nosotros, y también cronometradas por la WSSRC, son la ruta Cádiz-Salvador, donde en noviembre 2.013 Dona Bertarelli (otra fanática en eso de romper récords de velocidad y que también ha intentado este año batir el de la vuelta al mundo) cubrió este trayecto de 3.884 millas en 6d.14 h. 29m 21s a bordo del trimarán Spinddrif.
La misma ruta, pero en monocasco con tripulación, el italiano Giovani Soldini tiene el récord de este tramo logrado con el Maserati, que invirtió en 2.012 un tiempo de 10d.23h.09m39s., a 16.11 nudos de promedio.
El récord de este mismo trayecto, en solitario pero con trimarán, lo tiene Armel Le Cleac’h que hizo en el año 2014 el trayecto Cadiz- Salvador con el Banque Populaie VII en 6 d. 23 h. 42m. 18 s. navegando a 23.16 nudos. Le Cleac’h actualmente es el protagonista y líder en la Vende Globe que, ¡y no es casualidad!, acaba de pulverizar estos días el tiempo de la prueba con el monocasco Banque Populaire VIII en la distancia entre Les Sables d’Olonne y su paso por cabo Leeuwin en 28 días, 20 horas y 12 minutos, y también el récord de tiempo entre los cabo de Buena Esperanza y el de Leeuwin , en 10 días y 16 horas, una distancia teórica de 4.540 millas .
La velocidad más alta sobre el agua
Decíamos que la herramienta ideal para batir récords en mar abierto es el trimarán. Pero esto solo es verdad en largas navegaciones, porque si consideramos el valor de la velocidad máxima, la punta más alta alcanzada sobre el agua, ésta no corresponde a los multicascos, sino a los nuevos artilugios de navegación, como ha sido la tabla de windsurf y ahora los kite.
En este sentido destacar que la evolución de estos récords de velocidad ha ido a la par con la entrada de nuevos artefactos navales diseñados en las últimas décadas. Así, cuando surgieron los foil desplazaron a los clásicos monocascos sin estos apéndices…
Cuando asomaron su nariz los multicascos en estos retos, la velocidad más rápida alcanzada pasó a ser suya, desbancando a los clásicos monocascos…
Con la llegada de las tablas de windsurf se pulverizó, en el año 2004, el récord de velocidad que ostentaba un multihull…, y los kites han arrinconado la velocidad punta de récord de los windsurf, a pesar de que algunos consideran que este artefacto sin mástil e impulsado por una cometa forma parte de otra disciplina deportiva, más vinculada al vuelo libre.
De todas formas con la entrada de nuevos ingenios náuticos se ha ganado en velocidad, llevando al ostracismo a los viejos. Así, durante diez años la máxima velocidad estuvo dominada por un multihull clase C -con velas wingsail-, el mítico Yellow Page Endeavour que ostentó el récord de velocidad punta de forma casi intratable desde 1.993 al 2.004. Luego fue arrinconado en noviembre de aquel año por el windsurfista irlandés Finian Maynard, que pulverizo el tiempo del Yellow, al ‘correr’ en el canal habilitado en las lagunas de Saintes Marie de la Mer (Midi francés), fijando un crono de 46,82 nudos los 500 metros de recorrido, y estableciendo un récord de velocidad punta que hizo abandonar los proyectos de embarcaciones multicasco para este juego de la velocidad punta.
Desde entonces el récord de máxima velocidad en vela ha sido para los winsurfistas. Hoy lo tiene el windsurfista francés Antoine Albeau, que logró correr a 53,27 nudos en noviembre del 2.015 en el canal instalado en Luderitz (Namibia). Ya había superado los míticos 50 nudos en el año 2.013.
Pero, en el fondo, dejando polémicas aparte –de si el kite es un deporte de vela o de vuelo libre, creo que ya superado- el artilugio más rápido sobre el agua hoy por hoy es el kitesurf, donde Rob Douglas fijó una velocidad de 55,65 nudos en el año 2.010, hasta el momento el techo de velocidad máxima alcanzada sobre el agua.
Pasión por el vértigo
Sin duda esto de ser el más rápido sobre la superficie del agua apasiona. Parece ser la actual moda en el seguimiento mediático en la náutica. Me parece muy bien. Pero yo, la verdad, para volar prefiero los aviones, los aerostatos, por no decir el ala delta o el paracaidismo, que nunca probaré. Me gusta ir lo más rápido posible, ¡cómo no! cuando estoy embarcado en una nave planear sobre las olas, y me emociona seguir estas luchas por ser el más rápido en el mar. Pero, por suerte, también disfruto del placer calmado y slow de poder navegar con tranquilidad y mesura. La velocidad para otros, yo seguiré sus proezas desde casa y por internet.