A pesar del lógico aplazamiento “sugerido” por el Ayuntamiento de Cadaqués y para cualquier persona con sentido común del encuentro en su formato y sus actividades habituales, una decena de tripulaciones decidieron reunirse gracias a una gestión de última hora que supo aprovechar las condiciones adversas de viento, tramontana F6-7, lluvia y frío del 29 de agosto.
La meteorología hizo impracticable el uso habitual de sa Platja Gran de Cadaqués por parte de los bañistas lo que se aprovechó para hacer una concentración sólo de barcas con el beneplácito final de las altas instancias de la villa. Sí, finalmente la “No-Trobada” computó como la 33ª Trobada de Barques de Vela Llatina de Cadaqués, como así indica de hecho la obra de este año del artista y navegante Lluís Ventós.
La participación ha sido reducida, especialmente si hacemos referencia a las embarcaciones venidas de otras partes del país. Cabe mencionar la entusiasta y fiel participación del sardinal “Idéal” de Josep Mateu venido de Barcarés desde Francia con tres tripulantes. A última hora, por los efectos de una inoportuna cuarentena preventiva, el sardinal “Sa Rata” del Emili Armengol anunció que no participaba.
Naturalmente el “San Elm” de los hermanos Xirau no faltó a la cita así como la “Nausica” de Jordi Gallés, la “Carmen” de Corinne Phelup, la “Cucurucuc” de Jordi Galopa, la “María Teresa”, la “Koyonut”, la “María Sylvia” de los hermanos Sala, la ” Pirenne “, la reciente botada”Falciot” y el conocido Dinghy hecho” en tingladillo “de la clase internacional DBSC 12. Este año el buque insignia de Cadaqués -la barca de mitjana Sant Isidre de Lluís Romero-, no ha participado.
Aprovechando una leve bajada de intensidad de la tramontana por la tarde, los congregados se dividieron entre el “Sant Elm” y el “Idéal” para navegar por la bahía. Ambos sardinales, convenientemente rizado y acompañados por la “Pirene” y el “Dinghy”, mostraron toda su potencia y estética en un día histórico para recordar.