Y la llamada profesional del mar resulta que se puede atender de diversas formas. Los que toman la vía directa suelen hacerlo estudiando la carrera de náutica en las Facultades de Náutica tras finalizar la educación elemental y el bachillerato, para ser, por ejemplo, Pilotos de Marina Mercante.
Otros muchos/as, tras ejercer profesiones ajenas a la náutica, han reorientado su vida, abrazándose también al mar profesionalmente, formándose con titulaciones náuticas deportivas, dos de las cuales, permiten -con los debidos certificados anejos-, desarrollar una actividad profesional plena. Es el caso de los PER, Patrones de Yate habilitados y los PPER, estos últimos Capitanes de Yate con atribuciones profesionales amplias.
Decir que, en realidad, sacarse la titulación Patrón Profesional de Embarcaciones de Recreo (PPER), es la otra gran vía factible -en un espacio de tiempo relativamente corto- con el atractivo de que cada vez más, hay oportunidades profesionales en lo que ahora se llama Economía Azul. De esta vía precisamente saben mucho en Escola Port, centro de estudios al que me he referido muchas veces por sus atractivos programas de formación. No son pocas las personas que conozco que, habiendo cursado esta vía, la del PPER (Patrones Profesionales de Recreo), están desarrollando su actividad profesional con éxito y mucha, por qué no decirlo, felicidad y satisfacción personal.
Digamos que la principal ventaja que tienen estas titulaciones de recreo, realizando los correspondientes certificados anejos, es que se obtienen atribuciones profesionales con rapidez, ya que un alumno que partiendo de cero se marca como meta el llegar al PPER, tiene por delante un recorrido de un año y en los dos primeros meses de ese recorrido ya tendrá una titulación que le permitirá realizar determinados trabajos en náutica.
Pero volvamos. Porque esta es la historia de Marc. Una trayectoria que también me resulta muy interesante.
¿Cómo empezó todo Marc?
Empecé con los Casals de vela de verano en Premià de Mar. Todos los agostos. Cuando acabé de estudiar la ESO decidí que me quería dedicar a esto, que me gustaba, que estaba a gusto en este sector. Que no quería hacer el bachillerato pero sí que quería seguir estudiando y formándome en la rama que me gustaba, que era “esto” del MAR.
¿Y qué hiciste?
Estuve buscando en Internet, a gente que conocía, y vi que aquí en Barcelona se impartía un curso de mantenimiento de embarcaciones de recreo en el Instituto de Náutica de Barcelona. Vi también que hacían fibra, pintura, carpintería y me dije: ¡esto es lo mío!
Una vez allí aprendí “lo que no está escrito”. Ya sabía algo de barcos pero ¡no sabía todo lo que llegué a aprender! Luego aprendí mucho más cuando apliqué los conocimientos en las practicas que hice con Miquel Morales, un gran amigo de El Masnou, que es donde rematé lo estudiado en el mundo del mantenimiento de embarcaciones de recreo, en especial en electrónica. Pasar cables, conectar radares, plotters…
Pero vi que necesitaba algo más. Con un segundo grado no tenía suficiente así que, primero ahorré con la intención de irme a la Ametlla de Mar dos años, a la Escola Náutico Pesquera de Catalunya, y allí hice el grado superior con el Patrón de Altura y Cabotaje.
Es decir, los cálculos de navegación, de pesos, tecnología…
Sí, disfruté muchísimo. Nos cogió la pandemia, pero bueno, lo saqué para adelante.
Una vez graduado, cuáles fueron tus pasos
Gracias a “mis notas” pude elegir antes las prácticas. Ya miré entonces el “Santa Eulàlia”… y decidí hacerlas embarcado aquí. Empecé a conocer de verdad cómo navegaba un barco, pero claro, como los de antes. Ya había navegado, pero aquí era todo nuevo. Había navegado en optimist, Laser (Ilca), Europa, First Class 8,… Pero aquí, la cabuyería es diferente, ningún molinete, el timón de cabo y guardines… Fue como volver a empezar a navegar.
Descubriste un mundo: el de la navegación tradicional…
Exacto. Desde aquí he descubierto también la navegación con vela latina, con el “Far de Formentera” del Museu Marítim de Barcelona. Es un mundo realmente aparte y me encantó.
Y ahora estás aquí en el barco emblemático de Barcelona…
Si. Somos dos mecánicos, tres patrones y cuatro marineros. Y yo soy uno de estos cuatro. Debo decir que cuando acabé las prácticas en el Santa Eulàlia, trabajé de “rigger” en el Accastillage Diffusion de Cabrera de Mar. Cuando acabé, se me ofreció, aquí en el Santa Eulàlia, una plaza de marinero.
Y así pudiste hacer los días de navegación para tu título de Patrón Mayor de Altura, ¿verdad?
Si porque cuando acabas este grado superior tienes que “hacer días de”, como los pilotos de avión que tienen que hacer horas de vuelo, aquí es lo mismo. Tienes que hacer días de navegación. Ya sabes, tienes que ir llenado “la libreta”, después debes superar una prueba, y ya pasarías a “Oficial”, que no es patrón de altura, ya que tienes que estar otro año enrolado como Oficial para acabar de completar la titulación de Patrón de Altura.
Caramba, veo que tienes proyecto. ¿A dónde quieres llegar Marc?
A mi me gustaría –ahora que soy joven- embarcarme y ver mundo. Navegación larga… Y luego ya algún servicio portuario como los prácticos, remolcadores,…
¿Ves difícil llegar allí donde quieres llegar?
Es muy, muy difícil porque en estos servicios portuarios no cogen a cualquiera. O tienes contactos o mucha experiencia… es difícil entrar.
Para hacer “horas de navegación”, no es mejor estar en un barco mercante que en el Santa Eulalia que, diría, que no navega tanto como quisiéramos, ¿verdad?
Si la Transmediterránea o la Balearia que van a las baleares… Sí, se podría hacer, pero es muy complicado entrar. Con todos los certificados al día, los reconocimientos médicos al día,… ya lo probé pero “no me sonó la flauta”.
Puedes navegar por el mundo con barcos de hasta 500 GT (gross tonage) como Patrón de Altura. ¿Crees que hay mercado para desarrollarte profesionalmente?
Si, en barcos de eslora tipo ferries de Transmediterranea a yates de 40 ó 50 m de eslora…
¿Tienes pareja? Ya sabes que los marinos tienen “una novia en cada puerto…”
No, no tengo. Pero sí, lo tengo muy claro desde el principio. Tener una relación es complicado, paso a paso… Si llega, debe tenerse claro que navegar es lo primero.
Imagínate que con los años se te pide hacerte cargo de este barco tan bonito como el Santa Eulalia, ¿qué harías?
¡Me encantaría! Especialmente acudir a las concentraciones o regatas que se organizan internacionalmente de barcos clásicos. Es una joya. También lo haría navegar más allá del mediterráneo. Cruzar el Atlántico o ir hacia el Canal de la Mancha, con proyectos muy específicos para poder enseñarlo al Mundo. Que no fuera sólo conocido en Cataluña y en España si no que se conociera en otros sitios.
Cambiamos de tercio. ¿En tu familia hay algún tipo de tradición náutica?
No. Lo de los casales de vela de verano, lo hacía porque yo lo pedía. En ellos, al principio, básicamente jugábamos en el entorno náutico de la playa. Con un poco más de uso de razón ya pedí hacer en ellos los cursos específicos de vela.
¿Se extrañaron tus padres de que el niño tuviera estos intereses?
Un poco sí. Mi padre es profesor y mi madre es economista. Nadie proviene del mar. La única tradición en la familia era que cada verano marchábamos a Menorca e íbamos en el ferry de Transmediterránea con el coche y alquilábamos una casa.
… y el día a día allí… ¿era la playa?
Hacíamos de todo. A la playa, pasear por los puertos… Y allí es donde me dije: “ostras, ¡¡¡a mí esto es lo que me gusta!!!”
La llamada del mar…
Sí, sucumbí al canto de las Sirenas. En el mar soy feliz, en especial en alta mar, sin ver tierra, navegando.
Qué faceta de la navegación te gusta más de navegar con el “Santa Eulàlia”
Me gusta mucho la programación previa de las salidas largas. Me encanta usar los derroteros y los aproaches (cartas especiales de los puertos). Programo desde la salida de nuestro puerto hasta llegar al puerto de destino. Trazar rumbos, establecer los waypoints en la carta y una vez hecho introducirlos en el plotter/GPS.
Y con la navegación astronómica, ¿sigues haciéndola para mantener los conocimientos y la soltura?
Debería hacerlo… Repasar un poco ya que justo en este tema nos cogió la pandemia y eso afectó a determinadas conceptos con los que dudo.
Parece que hay una cierta moda o nuevo interés en retomar la navegación astronómica. Incluso hay gente que se ofrece en repasar y hacer prácticas a bordo…
Pues allí tenemos una oportunidad de practicar a tope… en especial durante la noche ya que no hay mucha luz aquí para las cartas y confiar a ciegas en el GPS no es del todo adecuado.
Buena proa Marc y gracias por el desayuno.