La Unión Internationale Motonautique (UIM) es la federación internacional de motonáutica. Tiene su sede en Mónaco. Este es uno de los motivos por los cuales se hace en el principado la entrega de premios a los campeones del mundo del año anterior, si bien no existe ningún impedimento técnico por el cual este acto no se pueda llevar a cabo en cualquier otro lugar. Claro que Mónaco es Mónaco…
Los pilotos motonáuticos que compiten internacionalmente ya tienen asumido que, si ganan un título mundial, irán a Mónaco. Ir a Mónaco se ha convertido en un sinónimo de ir a la entrega de premios mundialista o, lo que es casi lo mismo, de ganar el título mundial de cada categoría.
Cuatro pilotos españoles han acudido este año: David Burgos, Campeón en la categoría Endurance Class B Promotion; Rubén Ruíz, Campeón del Mundo de la categoría Endurance Class B Boat Production y Eddy González, Campeón del Mundo de la categoría Endurance Class B S2. Todos ellos ganaron el título en el transcurso de la regata disputada en Como (Italia) en octubre de 2016. A ellos hay que sumar a Miguel Ángel Betancor, que ganó la regata de la categoría T-850 disputada en Navia (Asturias) en julio de 2016. Ruíz ya había ganado el título el año anterior y Betancor poseía un par de mundiales obtenidos en los años 80, cuando no se realizaban este tipo de actos.
A todos ellos se podía haber sumado Nacho Armillas, Campeón Mundial en la categoría Ski GP2, título ganado en Denia (Alicante) en junio, que no acudió al acto. Para los profanos diré que Armillas participa en motos acuáticas y los otros cuatro campeones lo hacen a bordo de lanchas.
Tener cinco títulos mundiales es una cosa que no pasa todos los días. Ni todos los años. Para los pilotos galardonados será, seguramente, uno de los hitos –o directamente el hito- de su carrera deportiva, pero el día 4 de marzo sucedieron más cosas.
Aprovechando la fiesta, la reunión de deportistas y dirigentes deportivos, tiene lugar también de forma tradicional una rueda de prensa previa en la que se exponen algunos de los trazos más significativos que han de dibujar la temporada internacional del año siguiente. O sucesivos…En esta ocasión el asunto es trascedente. Con toda la pompa se anunció la creación de las regatas motonáuticas eléctricas.
Para llegar hasta aquí ha sido necesario un proceso. La empresa China Bund Holding patrocinó en China diferentes regatas de alto nivel de motos acuáticas y fórmula 1, regatas que viene promoviendo y organizando desde hace años la compañía H2O Racing. El resultado de todo ello les debió parecer satisfactorio pues a mediados de febrero se anunció que Bund Holding patrocinaría la 8ª Gala de entrega de premios de la UIM. La sorpresa fue que también patrocinará la creación de una nueva categoría monotipo de catamaranes de carreras propulsados con motores eléctricos, de manera que el lanzamiento está asegurado. Esto viene a ser como la colocación de la primera piedra de una gran obra.
El dispositivo recibe el nombre de China Bund Electric Integrated Propulsion System (EIPS) y ha sido desarrollado por la citada empresa oriental junto con Terra Modena Mechatronic, compañía italiana que ya cuenta con la experiencia de construir un automóvil monoplaza de carreras, el Terra Modena SG1.
El catamarán tendrá toda la estampa exterior de los actuales monoplazas de regatas de Fórmula 1 o Fórmula 2, con cabina de seguridad, proas deformables y todas las características de seguridad actuales, siendo propulsado por un motor de tipo fueraborda de 200 kW de potencia (unos 272 caballos), 500 Nm (Newtons metro) de par y refrigeración líquida que será alimentado por unas baterías LiPo de 42 kilovatios hora, con todas las garantías de seguridad para evitar vertidos en caso de accidente o vuelco.
De entrada, el asunto no es tecnológicamente fácil pues, como todos ustedes saben los motores eléctricos son capaces de ofrecer la máxima potencia de manera inmediata. En este tipo de barcos no hay cambio de marchas –no lo hay casi en ninguno- de modo que encontrar la hélice adecuada para conseguir una buena salida combinada con una notable velocidad punta no será fácil, pero el formato de las regatas todavía no está decidido o, al menos, no se ha hecho público. Lo que está claro es que estas regatas no van a contaminar ni lo más mínimo, lo cual abre unas expectativas importantísimas en este deporte, a menudo denostado por el uso de los motores de combustión interna, además de prohibido en determinados lugares y paisajes.
Me cuesta poco imaginar que encontrar patrocinio para este tipo de competiciones y para los propios barcos y equipos no será difícil, pues a lo innovador de todo el proyecto se suma el aspecto ecológico, con todo el retorno publicitario que se puede obtener de ello. El acierto de la iniciativa es, pues, del 100 por 100.
¡Ah, los veteranos! ¡Cómo añorarán el sonido de los motores de dos tiempos y el olor a gasolina quemada!