Puede que sea un asunto muy propio, muy ‘barcelonero’. Lo siento. Pero como barcelonés, lo vivo. Porque como dice otro refrán, ‘no está el horno para bollos’ y de lo que ocurra con esta prueba náutica, de vocación internacional, se evidenciará lo que puede suceder en el futuro con otros eventos de este tipo. Y no solo en Barcelona.
Después de 10 años de su primera circunvalación, en el 2007/08, la Barcelona World Race está preparada para su cuarta edición, con salida prevista para el 12 de enero del 2019. Como en toda navegación oceánica, los momentos de calma se suceden con los temporales más duros. Hoy, la Fundación de la Navegación Oceánica de Barcelona, FNOB, organizadora de la prueba, a un año vista del inicio de la Vuelta Al Mundo a Dos, -en esta ocasión en Dos Etapas-, se puede adentrar en una zona de profundas borrascas, con vientos huracanados en contra que pueden poner a prueba la buena navegabilidad de la institución y la de su barco insignia, la regata Around the World A2.
La Barcelona World Race y su Fundación han sabido capear, desde su instauración, severos temporales. Los ha superado todos, y muchos de ellos terribles. También ha sabido encajar las condiciones más adversas con serenidad, valentía y arrojo, condiciones imprescindibles para ser un buen navegante y mejor estratega. Con mucho optimismo, siempre mira al futuro. Valor fundamental en todo aquel que se precie de navegante.
Con un trabajo de hormiguita, la Fundación ha tenido la voluntad de incidir en la sociedad donde está habilitada, y ha fomentado la cultura náutica allí donde ha podido y le han dejado. Su labor continuada en esto de ser un sujeto activo en el complicado mundo de la navegación oceánica internacional, y en la casa IMOCA en particular, ha sido positivamente reconocida.
Pero todo este esfuerzo puede tirarse por la borda. En cuestión de días. O meses.
La ruptura del pacto de gobierno municipal en Barcelona entre Ada Colau (En Comú-Podem) y Jaume Collboni (PSC) hace zarandear indirectamente a la Barcelona World Race. La regata depende de un patronato formado por Fira de Barcelona, Port de Barcelona, Cambra de Comerç i Ajuntament de Barcelona, donde este último tiene un peso especial.
El divorcio entre En Comú-Podem y los cuatro concejales del PSC, que precisamente regían la consejería de Cultura y Deporte, de la que depende su relación con la FNOB, puede afectar las próximas singladuras de la prueba, que ya está en su línea de salida.
Ahora que se trabajaba a fondo para dar respuesta a los compromisos de futuros participantes y exhibir la viabilidad de la prueba, entra en juego un tsunami difícil de gobernar. Dos navegantes han comprometido su participación, Alex Thomson y Gerard Marín. Se ha conseguido que la edición del 2019 pueda beneficiarse de nuevo de las desgravaciones fiscales por ‘evento excepcional de interés público’. Y tras este esfuerzo, ahora parece que todo esté en la cuerda floja. Todo dependerá de cómo evoluciona la política interna de la Ciudad Condal. Y si la ciudad confía, o no, en su regata oceánica.
El actual comisionado de Deporte, responsable político de la Fundación Navegación Oceánica de Barcelona, David Escudé, puede que deje su cargo, ya que forma parte del equipo de trabajo del grupo socialista, que ahora ha sido desmarcado del gobierno de la ciudad de Barcelona.
A no ser que se demuestre lo contrario, la incertidumbre acecha sobre todo el conglomerado FNOB. Me apesadumbra todo esto. Las aguas revueltas lo enturbian todo. Es cierto que la FNOB no solo la sustenta el Ayuntamiento, pero es una de las fuerzas decisivas. Y los políticos del actual consistorio tienen poca sensibilidad hacia eventos como los que se preparan para la Barcelona Word Race. Tienen, legítimamente, otras prioridades…
Barcelona pierde, con el relevo de los socialistas en el ayuntamiento, unos sinceros avaladores de la vela en su ciudad. El equipo de Collboni dio esperanzas al proyecto oceánico barcelonés. Forzó, o sedujo a la alcaldesa, para seguir con la fundación de navegación oceánica, apoyó la cita de julio de la Extreme Sailing, con la excusa de la celebración del 25 aniversario de los Juegos Olímpicos en Barcelona, y siempre apostaron por que la presencia de Barcelona en el mar se materializará con eventos deportivos náuticos.
Su relevo puede significar que la Barcelona World Race entre en un océano frío e incierto, donde tendrá que superar fuertes tormentas en una zona similar y tan inhóspita como si de unos 50 bramantes del Océano Austral se tratara.
Si no zozobra la nave, se supera la inclemencia, y la BWR llega a Sydney, querrá decir que esta regata tiene vida propia, que es fuerte de verdad, y que está consolidada.
Lo deseamos firmemente.
Angel Joaniquet