“Conseguir pasar Cabo de Hornos ya es un triunfo”. Con estas palabras resumía Iker Martínez, patrón del MAPFRE, sus sensaciones poco antes de doblar el cabo más peligroso del mundo a las 15:23 UTC, 17:23 hora española del lunes. Lo han hecho 13 días después de tomar la salida de la etapa 5, la más larga de la vuelta al mundo por equipos, 6.776 millas desde Auckland (Nueva Zelanda) a Itajaí (Brasil). “Una etapa en la que no se gana la Volvo Ocean Race, pero sí se puede perder”, expresaba ayer Ian Walker, patrón de Abu Dhabi Ocean Racing.
El primer equipo en doblar ha sido Team Alvimedica seguido precisamente por Abu Dhabi Ocean Racing. Si el trago de whisky a la salud de Neptuno todavía se llevara entre la flota al dejar atrás la famosa roca, Team Brunel y MAPFRE lo hubieran tomado en tercer y cuarto lugar respectivamente, y separados por dos minutos. El viento sigue soplando con 30 nudos de fuerza y las olas barren la cubierta – “a veces parece que estoy en el tubo de una ola”, era la surfera metáfora de Fran Vignale-, pero las condiciones han amainado respecto a las de la pasada noche, cuando superaron los 40 nudos.
Dongfeng rompe el mástil
Fue entonces cuando el barco de bandera china Dongfeng Race Team, que hasta hace unas horas navegaba con el grupo de cabeza, rompía el palo en su parte superior, y decía adiós a sus opciones a podio en esta etapa. En estos momentos, los de Charles Caudrelier se dirigen hacia Ushuaia, donde les espera el equipo de tierra. El patrón bretón no descarta llegar hasta Itajaí con el aparejo de fortuna, aunque reconoce que su plan ‘A’ puede ser poco realista. “Sin embargo, hay una diferencia de 2 puntos entre abandonar y llegar sextos. Y es una diferencia importante”.
Caudrelier explica cómo sucedía el incidente: “Navegábamos con entre 28 y 30 nudos de viento, nada extremo, y sin forzar el barco después de la trasluchada china del otro día. Yo estaba dentro, y, de repente, ¡BANG!, un ruido tremendo. Al principio pensamos que la mayor se había roto por arriba, pero no, era el mástil”. Aunque toda la tripulación está sana y salva, y la situación bajo control en estos momentos, el francés admite que los minutos posteriores fueron complicados. “Perdimos el control del barco y nos pusimos de cara al viento, y el trozo de mástil roto colgaba dando vueltas en el aire, y yo temía que le cayera a alguien encima. Además, la mayor se quedó debajo del barco, y tuvimos que cortarla”. Aunque no han conseguido recuperar el trozo de carbono partido, que sigue colgado, así como los restos de la mayor, la situación está ahora bajo control, añadía.
En cuanto a Team SCA, el equipo femenino navega con una vela menos, el fraccional, que les obliga a ir más despacio y con un ángulo que no es el ideal, que les ha hecho perder cientos de millas respecto a la cabeza durante las últimas horas.
En la pasada edición de la Volvo Ocean Race, celebrada en 2011-12, sólo un barco, el PUMA, consiguió doblar Hornos sin sufrir daños importantes. Todos los demás tuvieron que parar para llevar a cabo reparaciones: entre otros, Abu Dhabi dañó su casco, Groupama rompió el mástil, e incluso hubo que evacuar a un tripulante. Éste fue Antonio ‘Ñeti’ Cuervas-Mons, de Team Telefónica, lo que hace que las palabras de Martínez al inicio de este relato cobren aún más valor. Él era entonces, como ahora, el patrón del equipo.
Si bien las condiciones -por suerte- no se han puesto tan ‘feas’ como hace tres años, cuando superaron los 60 nudos de viento, lo cierto es que las tripulaciones también han sufrido lo suyo para llegar hasta aquí en esta etapa 5 entre Auckland (Nueva Zelanda) e Itajaí (Brasil).
Les quedan ahora algo menos de 2.000 millas hasta el puerto brasileño que albergará la quinta escala de la Volvo Ocean Race, tras una etapa “en la que estás contento si acabas”, afirma el vasco Martínez. Se espera que pongan pie en tierra entre el 5 y el 6 de abril.