General
Probamos recientemente la Highfield HX76, modelo englobado dentro de la nueva H Series de esta marca australiana que construye sus cascos en aluminio y que ofrece la comodidad a alta velocidad más propia de embarcaciones semirrígidas de gama alta de más de 10 m de eslora.
De la mano de Highfield Spain probamos cuatro modelos de esta marca australiana que construye en China. La Highfield HX 76 el modelo de mayor porte de esta matinal de pruebas, es la heredera o hermana de la Highfield 760 Patrol que probamos hace casi un año. Una embarcación que en la actualidad se encuadra en la H Series que no es otra cosa que modelos dotados con motores fueraborda Honda Marine. La HX 76 es, respecto a su hermana que posee el mismo casco y su versión Sport, ofrece un mayor grado de sofisticación y pureza en sus líneas con una disposición de su cubierta más orientada a la vida y a los usos que se suelen hacer de estas embarcaciones en el mediterráneo.
La HX 76 de Highfield es una embarcación con casco de aluminio que sólo se ofrece con tubulares realizados en neopreno-hypalon (diám. 56,4 cm) en 6 cámaras. Los otros tres modelos probados, de los que daremos cumplida cuenta próximamente, se ofrecen también en PVC.
Navegación
Highfield HX 76, perdiendo la noción de la velocidad…
Con un mar rizado que poco a poco se va tornando en marejadilla probamos la HX 76 con un fueraborda Honda Marine BF 250 V-TEC. Ni más potencia, ni menos. La motorización elegida entendemos que es la ideal por cuanto nos permite una velocidad punta de 44 nudos a 5.800 r.p.m. con celeridad, comodidad y, sobretodo, seguridad. Sus tres redanes por banda en un casco con una buena forma de “V” hasta el mismo espejo de popa, trabajan de lo lindo en la sustentación necesaria y con una comodidad pasmosa para toda la tripulación. Una suavidad y nobleza que llama la atención y que es más propia de grandes semirrígidas a partir de los 10 m de eslora, de esos grandes ténders tan de moda en la actualidad. Su casco de aluminio ofrece una rigidez estructural no disipándose para nada la fuerza propulsora en la superficie sinuosa del agua, por lo que el aprovechamiento de la potencia de los 250 caballos VTEC de Honda Marine es total. Por tanto no requiere, en nuestra opinión, de mayor potencia pero tampoco menos.
Su velocidad de crucero briosa la establecemos en las 4.000 vueltas, esto es casi 30 nudos de velocidad (29,6) y un consumo de 35,2 L/hora ó 0,84 L/Nm lo que nos da una autonomía muy interesante de 208 Nm. Su velocidad de crucero “eco” o económico la situamos en los 26 nudos a 3.800 r.p.m. con 25,2 L/H y una autonomía de casi 250 millas. A ambos regímenes podemos llegarnos hasta las baleares desde la península
La navegación es, como hemos dicho, suave. Uno pierde rápidamente el sentido de la velocidad, lo cual es una excelente señal ya que es sinónimo de seguridad y de navegación suave. A contraola el casco trabaja como un cuchillo siéndo los pantocazos inapreciables. A alta velocidad las viradas en largo y en corto son precisas sin coletazos ni desplazamientos ni, mucho menos, ventilaciones y cavitaciones. Casco, por tanto, soberbio que, en realidad, ya contrastamos en la 760 Patrol.
En el puesto de gobierno, su consola recoge muy bien a las dos personas que pueden disfrutar en este punto parapetándolas muy bien del viento. El agarre para la personas acompañante que se sienta estribor del pilot, es suficiente para su seguridad para los momentos más deportivos gracias a la presencia de sendos asideros. La consola posee una guantera para pequeños objetos y espacio suficiente para tacómetros analógicos, una central de navegación de mediano formato y otros displays de control de motor además de las necesarias botoneras para luces y servicios. El reposapiés, enorme, hace que tanto el piloto como acompañante puedan acomodarse para salidas largas con rumbos estables. La escora no infunde temor ni presenta un riesgo para la tripulación. Los asientos, de base abatible e hiperenvolventes son de suma comodidad para navegar con brío en rumbos rectilíneos. La capacidad de aceleración es lo suficientemente satisfactoria aunque no quite el hipo pero alta velocidad, la variación del régimen nos indica que la reserva de potencia es buena lo que a la postre nos acaba rizando el vello.
Habitabilidad
Highfield HX 76, buena distribución de las áreas
La HX 76 ofrece claramente tres áreas de habitabilidad, sin contar la del puesto de gobierno. A proa, con dos bancos en forma de letra Ω que discurren por las amuras con sendos cuartetos de asas de sujeción en los tubulares, se puede formar un solario para dos o tres que llega hasta el asiento insertado en la consola que posee dos grandes asideros verticales a banda y banda. Dicho asiento se levanta asistidamente con un pistón de gas y aparece un magnífico lugar diáfano encima de la cubierta para la estiba de cualquier cosa junto a la batería de servicio y los cables de la electrónica y el tubo de la dirección hidráulica que van soterrados por debajo de la cubierta hasta el motor. La consola está atornillada al suelo. A proa un pequeño cofre es el espacio destinado para el cabo de la línea de fondeo y su ancla. No sería necesario un molinete (en opción) habiendo en el castillo de proa una guía de protección para el cabo del ancla además de una cornamusa.
El acceso a popa por las dos bandas es cómodo aunque usamos el asidero muy bien ubicado para garantizar nuestro paso. En la bañera, tras el puesto de gobierno, se halla un banco recto encima de la tapa de un cofre de estiba enfrentado al mueble que sostiene los dos asientos del puesto de gobierno, que se abate para presentarnos un lugar de estiba más. Dicha apertura posee un gran asidero para los acompañantes que puedan ir sentados o de pie en la bañera en plena navegación. La mesa que echamos en falta en la bañera es un opcional previsto más.
La tercera zona social son las dos plataformas adosadas que rodean los conos finales de los tubulares. A ellas se accede por unas regalas forradas con EVA Teack, -como el resto del piso de cubierta de la HX 76- de unos 10 cms de amplitud que nos obliga agarrarnos al solido arco portaradar que, dicho sea de paso, está muy bien integrado en la línea general de la embarcación al no superar en altura el parabrisas del puesto de gobierno. El acceso por este punto es algo comprometido para personas no muy hábiles o nada acostumbradas al vaivén del mar pero sin resultar obviamente peligroso. Para cambiar de plataforma puede hacerse con cuidado a través de la espaciosa pre-bañera del motor que debiera mostrar algún tipo de antideslizante. En la unidad probada no advertimos de una escalerilla de baño aunque figura en el equipo estándar de la oferta.
Balance
Highfield HX 76, un “dolce farniente” austero
La visión anglosajona de la marca define claramente el estilo de Highfield. Lo más destacable de este modelo es su excelente navegar. Navegación segura y muy pero que muy suave y confortable a alta velocidad y, por supuesto, ¡también a baja! Irrompible, rígida, realizada para durar muchos años con un uso intensivo. Los cáncamos y acabados y sus soldaduras en el aluminio están bien realizadas, siendo sus cordones discretos y perfectamente protegidos por la pintura en polvo a que se someten todos los metales en Highfield. La satisfacción va a ser plena para los que ya han tenido embarcaciones semirrígidas anteriores.
Decíamos que la visión anglosajona de la práctica de la náutica difiere un poco de lo que se suele hacer en el mediterráneo con embarcaciones de este tipo y de esta eslora. Por otro lado nos atrevemos a opinar que claramente vemos que esta 7,60 m (menor de 8 m por tanto no tributa el +12% del impuesto de matriculación) es el eslabón entre las semirrígidas de pequeño porte y las de gran porte o de “prestigio”.
Y ello, probablemente, conlleva que se echen de menos algunas sutilezas y servicios para ese aficionado mediterráneo acostumbrado a hacer el aperitivo o tomar alguna bebida fresca. Es decir, ¿dónde colocamos una nevera ni que sea de hielo de manera práctica? Hay ubicaciones que se nos antojan posibles pero requiere del asesoramiento profesional para la colocación de forma permanente. Por otra parte, creemos que el acceso al mar en el mediterráneo o en el atlántico del sur de España o en las Canarias, debería ser algo más directo. Se puede acceder a las plataformas pero quizás de una forma algo forzada. Para los menos jóvenes puede resultar un pequeño inconveniente.
Qué duda cabe que la irrupción de Highfield en España ha sido fulgurante desde hace dos temporadas al igual que a nivel internacional. Sus prestaciones marineras, su robustez, calidad constructiva son su mejor carta de presentación. En nuestra opinión falta pulir -en un aspecto meramente estético y únicamente a nivel de detalles y sutilezas- un diamante en bruto que aún tienen mucho recorrido en este aspecto ante un mercado, el de las semirrígidas, muy maduro, concurrido y especialmente dinámico. Aun así, el éxito de Highfield ha sido y es espectacular gracias a su sentido marinero y alta calidad.