Desde la salida de Les Sables d’Olonne el pasado domingo, el grupo de cabeza está librando una dura batalla y deberá seguir luchando en las calmas ecuatoriales, donde pueden repartirse nuevas cartas. Cuando todavía quedan más de 22.000 millas (39.600 km) hasta la meta y con solo una semana de regata las duras condiciones empiezan a hacer mella en algunos barcos y regatistas. Lidera la flota Alex Thomsno y la cierra Dídac Costa, situado al oeste de Oporto.
En las comunicaciones telefónicas, los patrones han relatado que ha habido un montón de sustos. Con este potente viento alisio durante el paso de Madeira y el fuerte ritmo impuesto por los siete barcos de cabeza, todos van fustigando sus monturas. Y con las duras rachas, los barcos se desbocan.
Así, Tanguy de Lamotte en su Initiatives Coeur se ha visto perjudicado por la rotura del tope de palo, y se ve obligado a refugiarse en una bahía de Cabo Verde, a donde llegará tras navegar 100 millas para buscar solución a su problema. Tanguy podría anclar o amarrarse a una boya en Mindelo, en la isla de Sao Vicente, o en la Bahía de Tarafal (Santo Antao) bien protegido del mar y del viento. Conrad Colman (Foresight Natural Energy), Stéphane Le Diraison (Compagnie du lit -Boulogne Billancourt), Bertrand de Broc (MACSF), Jean-Pierre Dick (St-Michel-Virbac), Eric Bellion (CommeUnSeulHomme) y Kojiro Shiraishi (Spirit of Yukoh) han explicado sus aventuras en las proas de sus barcos para recuperar una vela suelta o una driza dañada. Muchos se encontraron en situaciones difíciles, incluso peligrosas. “Con la fatiga, unida a los movimientos bruscos del barco, podemos hacernos mucho daño”, reflexionaba Morgan Lagravière (Safran), que se abrió la cabeza esta mañana sin gravedad. Thomas Ruyant se golpeó contra la mesa de cartas, al levantarse de su litera.
El camino aún es largo, los patrones saben que en este gran maratón deben cuidarse. Éste es probablemente el secreto para completar con éxito la vuelta al mundo.
Los líderes ralentizan la marcha
Por su parte, los tres hombres de cabeza, Alex Thomson, Vincent Riou y Armel Le Cléac’h han ralentizado suavemente su avance. Las calmas ecuatoriales no están muy lejos. Mañana por la mañana, lunes 14 de noviembre, serán engullidos sufriendo lluvias, golpes de viento y se rasgarán las vestiduras para avanzar en las zonas sin viento, maniobrando como locos para minimizar las pérdidas cuando estén sin gota de viento. En resumen, un rompecabezas que los navegantes conocen bien y que debe durar un buen día. La tensión aumenta entre los siete primeros, pues saben que cualquier cosa puede suceder en esta “trampa” ecuatorial. Tal vez también sea una oportunidad para que Yann Eliès (Quéguiner- Leucémie Espoir), Thomas Ruyant (Le Souffle du Nord pour le Projet Imagine), Jean Le Cam (Finisterre Mer Vent) y Jean-Pierre Dick (St-Michel Virbac) recorten distancia y entren en la pomada.
Declaraciones
Morgan Lagravière, Safran:
“La pasada noche sufrí un percance. Estaba descansando en el interior cuando el barco empezó a escorar bruscamente. Me levanté rápidamente para enrollar la vela de proa y al volver a entrar la puerta se me cerró en la cara y me abrió la cabeza. Sangré mucho durante un rato, pero finalmente tapé la herida. Sentí más miedo que daño. Pero esta lesión demuestra que con la fatiga, unida a los movimientos bruscos del barco, pueden pasar cosas estúpidas.
No tengo la impresión de llevar un ritmo de Vendée Globe, sino más bien el de una Solitaire du Figaro o una Transat. Es agradable porque puedo compararme con los otros barcos que se encuentran cerca. Ayer nos cruzamos con Paul (Meilhat) dos veces, incluyendo una en la que pasó 100 metros por popa. Es increíble, no me esperaba competir con tanto contacto. En la aproximación a las calmas ecuatoriales confío en acercarme a los líderes. Mi situación, un poco más atrás, es interesante. Puedo analizar las posiciones de mis compañeros antes. Dependiendo de lo que vea y el tiempo de diferencia con ellos, determinaré el punto de entrada más adecuado.
Respecto a dormir, ahora va mucho mejor. Al principio no pude dormir, me estaba volviendo loco. Ahora me echo unas buenas siestas. No somos infalibles, a veces hay que desconectar y confiar en el barco.
Las prestaciones de Alex Thomson son sorprendentes en ciertos momentos y en otros lo son mucho menos. Me cuesta comprenderle. En su caso es un todo o nada. Los rumbos actuales no están siendo especialmente favorables para los foilers. El ángulo es un demasiado abierto para apoyarse sobre el foil. De momento la polivalencia paga, las buenas prestaciones de Vincent Riou lo prueban”.
Conrad Colman, Foresight Natural Energy:
“Durante la noche del viernes al sábado, el viento empezó a soplar tan fuerte que era peligroso continuar con el espí grande. Así que me dejé caer. Entonces icé el espí de viento. Pero antes de llegar arriba la vela comenzó a desenrollarse. Para evitar romper la driza, tuve que seguir izándolo rápidamente. Fue un momento de alta tensión a todos los niveles.
Me costó cuatro largas horas de trabajo conseguir aclararlo todo y ponerlo todo en orden en la oscuridad, la mitad del rato debajo del agua. Era físicamente agotador y peligroso y estoy contento de haber podido resolver la situación. La Vendée Globe es un maratón con obstáculos de este tipo.
Por el momento las condiciones son muy agradables. Estoy navegando a favor del viento, a 20 nudos con mar muy tranquila, rodeado de barcos rápidos y espero poder mantener esta posición. Alex Thomson ha pasado como un rayo entre las islas de Cabo Verde, pero yo he elegido pasarlas por el Oeste”.
Tanguy de Lamotte, Initiatives Coeur:
“Estaba navegando con toda la mayor y el Código 0 cuando la parte superior del mástil se rompió bruscamente. La vela de proa se fue parcialmente al agua y la mayor se arrió. Se rompió el perfil de carbono. Todas las demás piezas están intactas. Me faltan 100 millas hasta Cabo Verde, donde voy a llegar mañana. Voy a poner una driza de fortuna para izar la mayor y tener más maniobrabilidad. A continuación, voy a fondear y tratar de resolver los problemas uno por uno y ver cómo puedo continuar. Empezaré por desliar la vela que está atrapada en la quilla. No podré izar la mayor a tope de palo, pero con un rizo será suficiente. Tengo dos drizas que permiten utilizar tres velas de proa. También voy a instalar las veletas de recambio en la popa del barco, lo que me permitirá tener de nuevo información de la intensidad y dirección del viento. Mi objetivo es claro: seguir compitiendo”.
Thomas Ruyant, Le Souffle du Nord pour le Project Imagine:
“Estoy satisfecho con mi inicio de regata. Me siento bien en el barco, mejor, ¡ya que voy a pasar algún tiempo a bordo! Estoy luchando con Yann Eliès y sobre todo con Jean Le Cam. Estar en contacto con ellos es una buena señal. Esta pelea me anima, permite compararnos. Miro sus datos en cada clasificación y trato de no aflojar. Por el momento tenemos muy poco contacto por teléfono o por VHF, ¡a ver si nos conocemos (risas)! “.
Jean-Pierre Dick, StMichel-Virbac:
“A bordo del StMichel-Virbac tenemos ahora condiciones idílicas, un alisio de entre 13 y 20 nudos y cielo azul. El barco está bien trimado y navega a 16 nudos. He perdido tiempo porque el puño de amura del gennaker se rompió en plena noche. Oí un gran estallido y vi la vela salir por el aire. Con este tipo de vela para empopadas, que se fija en la punta del botalón, no es fácil repararlo con total garantía. He instalado un sistema provisional en cubierta, pero tendré que encontrar una solución más fiable que me permita fijarla nuevamente en la punta del botalón y recuperar todo su potencial. Los barcos de cabeza parece que tienen buenas condiciones de viento porque navegan muy rápidos. Debo apretar para alcanzar a Jean (LeCam), que tiene mucha experiencia, y a Thomas (Ruyant), un joven “que empuja fuerte”, como dicen. La regata será larga, todavía faltan muchas millas y no habrá regalos”.
Vendée Globe, heridas de guerra