La experiencia de los últimos años acredita que la mera operativa portuaria es insuficiente para sostener económicamente las instalaciones náuticas. La demanda típicamente cautiva ha descendido.
Las normas de contratación administrativa lanzan irremediablemente al concesionario a convertirse en un mero colaborador de la administración, ejecutor de obra pública, y prestador de un servicio portuario.
Según Gabriel de Sandoval, presidente de la Federación Española de Puertos Deportivos y Turísticos (FEAPDT) la nueva gestión de las instalaciones náuticas de recreo pasa por concebirlas como centros de atracción que den valor añadido a cada marina, promuevan el acercamiento de nuevos usuarios y clientes que supongan un incremento de visitantes y de la facturación a final de año.
El alma que otorga valor concesional se consigue con diversas fórmulas que van con la idiosincrasia de los gestores.
El “core business” de la instalación náutica puede basarse en la exclusividad: generar un ambiente exclusivo es un nicho que tiene su parte de mercado y puede atraer a nuevos usuarios.
La gestión y complemento del ocio familiar es un punto a considerar. La portada del Boating Times de Long Island de enero 2016 es muy elocuente sobre de la necesidad de atender a las necesidades de las familias: la revista destaca en la portada una foto de seis niños felices en el pantalán, con los enunciados: “seguridad de los pequeños”, “menos estrés y más navegar”. Debemos promover actividades que pueden hacer las familias en el puerto después de un día de navegación.
Las escuelas de vela y de titulaciones náuticas o los campus de verano son una fuente de visitas recurrentes. Claro, es fuente de visitantes si se hace de manera profesional y con vocación, en caso contrario, no viene nadie.
La oferta gastronómica que tenga una calidad asimilada a los restaurantes de la zona es una buena razón para acceder a las instalaciones portuarias. Pensemos en la distancia a la que estamos dispuestos a desplazarnos para ir a un restaurante preferido un fin de semana, o a diario.
Todo puerto debería disponer de salas polivalentes para hacer conferencias, eventos publicitarios, fiestas de cumpleaños o, si se tercia, alguna boda. Una boda al lado del mar en un puerto, ¿por qué no?
El servicio total a la embarcación también tiene su fórmula de éxito. La instalación portuaria se encarga del amarre, mantenimiento y puesta a punto de la embarcación, su invernada, talleres, tiendas… todo lo relacionado con la embarcación.
Pero hay elementos que, como el valor, se le suponen al puerto: el éxito pasa por la profesionalización del staff y personal de servicios complementarios, que han de estar a la altura del usuario; y por el compromiso del concesionario a realizar las remodelaciones que doten del mejor abrigo y seguridad a la embarcación.
Jaume Prats
BA advocats
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