Un estilo que se apartará del glamour fomentado por el anterior presidente, italiano para más señas, para transformarse, posiblemente, en otro que se nos antoja más austero, más luterano, en el fondo más serio. Kim Andersen, que es como se llama el nuevo presidente de la vela, sustituye al genovés Carlo Croce, un facto factorum de la vela italiana más elitista, presidente que fue del potente Yacht Club Italiano, regatista de Dragon desde su más tierna infancia, dinamizador de multitud de proyectos náuticos itálicos y entre ellos los desafíos America’s Cup del Luna Rossa y que siempre tuvo a mano la preciada ayuda de las mejores marcas para impulsar proyectos en los que se embarcaba, como las firmas Zegna, Pirelli, BMW, Rolex, Prada, Nespresso.
Contar con Croce era una garantía de contar con un buen amparo, un buen abrigo. Aquello de que ‘quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija’, con Croce era una realidad. Era la buena sombra para muchos proyectos velísticos, tanto a nivel local como internacional. Y como buen árbol, desde su presidencia en la ISAF, ahora World Sailing, -elegido en el año 2012- muchos creían que su sombra se extendería cuatro años más y que llegaría sin ningún problema a la próxima cita del conclave velístico, siendo reelegido. Pero a pesar de los apoyos a priori recibidos, -45 delegaciones nacionales-, a la hora de la verdad el latino fue desbancado por su rival nórdico.
El mundo de la vela es cambiante y caprichosa, como el viento rolón e inestable. Y Eolo, en Barcelona, ha decidido cambiar de rumbo, trastocarlo todo y erigir un nuevo prínceps para de la vela.
Andersen, con menos apoyos comprometidos de antemano -solo 33 delegaciones- se impuso tras una igualada votación. Fue una feroz batalla. Tuvieron que realizarse dos votaciones. En la primera el resultado sorprendió por lo igualado. 44 votos a favor de Andersen, 43 para Croce y 11 para el veterano canadiense Henderson, el tercer candidato que era el invitado de piedra en este cónclave, decían que candidato submarino para difuminar votos. Ante la igualdad del resultado se tuvo que llegar a una segunda vuelta de votaciones. Y sorprendentemente los 11 votos que tenía el canadiense se fueron para el bando del danés, por lo que el resultado final para la elección del presidente fue de una victoria de Andersen por 52 votos contra 46 de Croce, lo que hace pensar que 8 votos de Henderson fueron hacia el danés y solo 3 para el italiano.
El establishment velístico fue derrotado en Barcelona. Y algunos se extrañaron por ello. Se ha de decir que delegaciones tan potentes como Francia, Alemania, Israel, Australia, Estados Unidos, Rusia, Italia en un principio no apoyaban al danés, mientras que el italiano contaba con apoyos recibidos de estos países, además de Argentina, Canadá, China, Holanda, Polonia, Turquia, etc.
Este nuevo “papa” poco hará cambiar las costumbres el velista de a pie, y tal vez sí que lo noten los regatistas de élite. Y para quienes viven de los patrocinios de ciertas marcas, puede que la nueva coyuntura les haga pensar algo más.
El vikingo Andersen poco tiene que ver el con mundo del ‘jet elegance’ que tanto inspiraba a Croce. Muchos creen que la derrota de Croce es un acto en beneficio para una vela más de base y popular.
Las simpatías hacia Croce, para muchos, no eran sinceras. Siempre se le ha calificado como un personaje de apariencia, ‘de fantasma’, que deseaba rodearse de inútiles para que nadie le hiciera sombra. Incluso sus detractores italianos –que son muchos- siempre han esgrimido una frase que define al personaje, “estoy rodeado de ineptos que no me pueden reemplazar” [“Sono circondato da inetti, che non possono sostituirmi”] y que esta idea es lo que le hizo creer que podría renovar sin problemas la presidencia de la Word Sailing.
Pero no. No ha sido así, y la tristeza ha embargado a este hombre de la vela italiana que tanto detestan en su propio país. El mundo de la vela tiene muchas familias que en los últimos años se han sentido menospreciadas, ninguneadas, y en Barcelona han reaccionado, anteponiendo un vikingo a un emperador romano que se creía en el Bajo Imperio, rodeado de bufones.
Dicen que si ha ganado Andersen es porque una parte importante del mundo de la vela quiere renovar, volver a los orígenes, al espíritu deportivo, sin olvidar el tema de los patrocinios, racionalizarlos y hacerlos más transparentes. También se quiere revisar la cuestión de la protección de monopolios de embarcaciones, y sobre todo tener una línea clara de lo que es ser un atleta, un deportista de la vela, priorizando las clases, la vela base, y el olimpismo trasparente.
Me comentaba un deportista italiano que no le extraña nada este feo que ha hecho la familia de la vela hacia su paisano. ‘Croce era como un emperador romano, – me dice- gestionando un imperio que hacia aguas. Solo se preocupaba del glamour, de la gente guapa, del quedar bien. En el fondo nunca ha diseñado una política coherente para este deporte a nivel mundial, y representa una idea caduca de la vela, en la misma Italia’. Mi amigo, algo radical, me explicada que es de dominio público que Croce siempre ha antepuesto sus compromisos sociales y personales a los deportivos, y como muestra, me dice que prefería no perderse una fiesta glamurosa en Portofino, con motivo de la Rolex Regata, antes que asistir a una trascendente reunión del CICO (Comité Olímpico Italiano). Como dato decir que ningún italiano está en la nueva directiva internacional de la World Sailing.
Andersen parece la antítesis de Croce. El danés partía con tres objetivos claros: Olimpismo de la Vela, (alineando la vela como un deporte para la vida en sintonía con el espíritu del Movimiento Olímpico y Paralímpico), renovación competitiva basada en la promoción de la vela para la juventud y aumentar los niveles de transparencia y rendición de cuentas de la federación internacional. Precisamente los temas que no supo barajar bien Croce a lo largo de su corto mandato, ya que después de solo cuatro años al frente de la vela mundial ha pagado su mala gestión en la cuestión de las clases olímpicas, la falta de transparencia de la gestión en su presidencia, el amiguismo solapado que proyectaba su persona, y que a pesar de que ha tratado de remediar esta imagen que de él se tenía, con una campaña intensa en las últimas semanas antes de la Conferencia Anual, no le ha servido de nada.
En definitiva, Habemus Novum Princeps, y viene con impetuosos vientos del norte escandinavo. Esperemos que sean buenos para la vela…, aunque seamos latinos y mediterráneos. Como Croce.