Un abanico de condiciones entre ligeras y muy ligeras, que puso a prueba la capacidad táctica, la marinería, la determinación y, en ocasiones, la paciencia fue la tónica general de la 46 edición de la Rolex Fastnet Race. Regata que en este 2015 fue ganada por uno de esos héroes anónimos del deporte de la vela, un hombre que ha ido sumando regatas con una discreción propia del más puro espíritu amateur. La victoria de Géry Trentesaux y su tripulación a bordo del 35 pies (10,7 metros) Courrier du Léon demuestra una vez más la grandeza de esta prueba, que enfrenta en el mismo terreno de juego a los más potentes equipos profesionales contra grupos de amigos a bordo de barcos de recreo, y en el que la palabra “favorito” carece de sentido.
La 46ª Rolex Fastnet Race celebraba en este 2015 el 90 aniversario de su primera edición, (1925) y su organizador, el Royal Ocean Racing Club (RORC), cumplía 90 años desde su fundación, pocos días después de la finalización de aquella primera Rolex Fastnet Race. Esta regata bienal es la punta de lanza del objetivo sobre el que se fundó el club británico: “fomentar regatas de larga distancia”. La dimensión del evento, su importancia, reputación y longevidad testimonian un trabajo bien hecho.
El comodoro del RORC, Michael Boyd, quien competía este año a bordo del Quokka 8, destaca: “La 46ª edición de la Rolex Fastnet Race en nuestro 90º año es muy especial para nosotros. Hemos tenido un récord de inscritos y participantes, una impresionante colección de regatas dentro de la regata, y diferentes categorías con maravillosos resultados. Tenemos un ganador increíble. Pudimos ver que era bueno, pero no hasta qué punto. Si hay algo que nos ha dado esta regata, es la expectativa de una nueva edición récord dentro de dos años”.
La regata y el RORC nos son los únicos que han celebrado aniversarios este año. El Royal Yacht Squadron, que tradicionalmente acoge la salida de la prueba desde su histórica sede social en Cowes (isla de Wight), cumple su bicentenario, y el inicio de la Rolex Fastnet Race 2015 formó parte destacada de su programa de celebraciones. Rolex disfruta de una larga y fructífera relación con ambos clubes, y patrocina la regata desde 2001.
La coincidencia de estos significativos aniversarios añadió un extra de atracción a una regata popular de por sí. En recientes años, el RORC ha estado sometido a presiones para abrir las puertas a un mayor número de participantes. El límite de 300, establecido tras la tragedia de 1979 (15 fallecidos), fue alcanzado en 2009 y posteriormente superado tanto en 2011 como en 2013, en cuanto el club decidió abrir la inscripción a tantos equipos como quisieran aceptar el desafío. Este año, el tope de la flota IRC –aquellos compitiendo por el Fastnet Challenge Trophy y el Rolex– fue establecido en 340, con provisión de otros 50 compitiendo por sus propios premios –las llamadas clases profesionales: multicascos, IMOCA 60, Class 40 y Figaro–.
Límite, 24 minutos
En cuanto se abrió el plazo de inscripción, el límite se alcanzó en apenas 24 minutos. En 2013 se precisaron 24 horas. A partir de entonces se puso en marcha el exhaustivo proceso de cualificación para barcos y tripulantes, estableciendo el listado final en 356 barcos, 312 de ellos en pugna por el premio principal. La cantidad y calidad de los participantes demostró una vez más el excelente estado en el que se encuentra la vela oceánica, así como el espíritu de esfuerzo y desafío personal que fluye por las venas del mundo de la vela. Michael Boyd explica: “En 1925 salieron siete barcos. Decían que su principal objetivo era pasarlo bien. Si echas un vistazo a las radiantes sonrisas de los competidores de este año y escuchas los reportes de cada barco, creo que se puede decir que en general lo han pasado genial. Les damos lo que buscan. Les complicamos la competición. Insistimos en que estén a salvo y bien preparados. Hay alguna queja, pero saben que merece la pena”.
Salida en cámara lenta
Puede que esta edición no sea recordada como una auténtica clásica. La meteorología no brindó condiciones favorables para incrementar el mito. Para empezar, hubo poco viento. Cuando la brisa llegó, lo hizo acompañada por lluvia, llovizna o neblina. Esta vez, resultó más un desafío por su exigencia táctica que por su dureza. El primer par de días ofreció brisas relativamente suaves y con sol, para luego convertirse en una tradicional ceñida hacia la Fastnet y popa de regreso a la meta frente a Plymouth.
Al frente de la carga, aunque no compitiendo por la Rolex Fastnet Race, el maxi trimarán Spindrift 2 salía con la expectativa de doblegar a sus oponentes, que en su mayoría apenas alcanzaban la mitad de su eslora de 131 pies (40 metros). Sólo el Prince de Bretagne (80 pies ó 24,4 metros) osó amenazar al coloso suizo, especialmente cuando rodearon las Scillies en el tramo final. Co-patroneado por Dona Bertarelli y Yann Guichard, el Spindrift 2 sería el primero en cruzar la línea de meta tras 2 días, 10 horas, 57 minutos y 41 segundos, más de un día por debajo de su propio récord, establecido en 2011.
Lucha de gigantes
Entre la flota de monocascos, la lucha por la victoria en tiempo real parecía inevitable entre tres fortísimos aspirantes: el 100 pies (30,5 metros) estadounidense Comanche de Jim Clark y Kristy Hinze Clark –botado en 2014 y considerado el maxi más rápido de la actualidad–, el más veterano y pesado 100 pies británico Leopard –que ya ganó la regata y estableció un récord en 2007– y el más pequeño y nuevo, el recién botado 88 pies (26,8 metros) estadounidense Rambler 88 de George David.
Comanche necesita viento para desplegar su verdadero potencial. Ante la falta de presión en las dos primeras jornadas de competición, la tripulación comandada por Ken Read apenas pudo despegarse del Rambler 88. El coloso de Jim Clark ganaba la partida cruzando la línea de meta tras 2 días, 15 horas, 42 minutos y 26 segundos, apenas cuatro horas y media por delante de su compatriota. “Sinceramente, ha sido una de las regatas más extrañas en las que he participado; paradas y resalidas; barcos que dejabas atrás creyéndolos acabados y que al poco tiempo te pasaban. Ha sido fenomenal”, confesaba Ken Read ya en Plymouth.
George David, armador del Rambler 88, se reconocía más que satisfecho con el rendimiento de su nuevo barco, botado este mismo año: “Ha sido una regata de brisas ligeras. Rodear la roca se nos hizo eterno. Para nosotros, terminar unos minutos por detrás (del Comanche) es algo extraordinario”.
Incertidumbre hasta el final
Conocido el nombre del ganador en tiempo real, faltaba por desvelar la identidad del vencedor en tiempo compensado, el ganador absoluto de la Rolex Fastnet Race. La batalla por el título fue compleja. Por momentos pareció que la ausencia de viento iba a beneficiar a los barcos de mayor eslora, cuyos más altos mástiles y mayores superficies vélicas permitirían aprovechar mejor la poca presión existente.
El Momo de Dieter Schoen navegó una magnífica regata. Concedida la ventaja irrefutable del mayor tamaño, más avanzada tecnología y las quillas pivotantes de sus rivales al frente de la flota, el Maxi 72 lograba cruzar la línea en una respetable cuarta posición. Por momentos pareció un serio candidato a la victoria final en compensado. Pero no iba a poder ser. Una brisa en aumento en la zona de la Fastnet acabaría por estabilizarse en el resto del recorrido, renovando las esperanzas de los barcos más pequeños, muchos de los cuales todavía no habían alcanzado la roca para cuando el Momo tocaba tierra en Plymouth.
Campeón a la decimotercera
La salida del JPK 10.80 Courrier du Léon fue todo menos prometedora. En una regata de poco viento, cometer un fuera línea y perder 40 minutos para solventar el error suele ser fatal. Pero a Géry Trentesaux no le tembló el pulso. Junto a su tripulación, el veterano patrón francés de 56 años tiró de experiencia, garra y marinería para reponerse, aprovechando la mínima oportunidad para recuperar terreno a sus rivales.
Trentesaux afrontaba su decimotercera Rolex Fastnet Race, contando a bordo con una excepcional tripulación de seis miembros, de los que cinco llevaban navegando con él desde 1999. “La Fastnet es una carrera de resistencia, como las 24 Horas de Le Mans: No importa cómo empiezas, sino cómo acabas”, reflexionaba el francés. “Este año no había previsión de mucho viento, y en la salida no tuvimos absolutamente nada, así que resultó más complicado que en ediciones previas. Teníamos que encontrar el viento, posicionarnos bien y no desaprovechar nada”.
“Hice mi primera Fastnet en 1977, y fue realmente lenta. Iba a bordo de un Nicholson 51, y necesitamos siete días para completar la regata. Repetí en 1979”, recordaba Trentesaux poco después de conocerse ganador. “Cuando era joven, la Fastnet era la mayor y más auténtica regata del mundo, así que correrla con sólo 18 años fue fabuloso. Las cosas han cambiado mucho a lo largo de 40 años, pero éste será un gran recuerdo, uno de los mejores de mi carrera. Es increíble ganar esta mítica regata”.
Victoria española en Class 40
El Class 40 Tales II de Gonzalo Botín fue el único equipo español entre los 356 de 25 nacionalidades que tomaron la salida en Cowes el domingo, 16 de agosto. Compitió en una flota de 22 monotipos Class 40 (de 40 pies ó 12,2 metros de eslora), la división más numerosa no-IRC.
La del Tales II (segundo en 2013) fue una regata de menos a más. “El martes por la mañana creíamos que ya no teníamos opciones, así que hemos tenido bastante suerte”, reconocía Botín. “Sabemos que no somos fuertes con poco viento, así que nuestro objetivo era mantenernos cerca del resto para intentar recuperar cuando llegara la presión”. El barco cántabro rodeaba la Fastnet Rock tras dos días y medio de regata en tercera posición, a sólo 15 minutos y 25 segundos del líder de la clase. Un tramo final impecable permitía al Tales II superar a sus rivales y cruzar primero la línea de llegada en Plymouth. “Por momentos navegábamos a 15-18 nudos, una de las mejores navegaciones oceánicas que recuerdo, excelente”, indicaba el armador. La victoria supuso 3 días, 9 horas, 17 minutos y 22 segundos de esfuerzo, casi 20 minutos menos que su inmediato perseguidor, el británico Concise 8 de Tony Lawson.
Junto a Gonzalo Botín, compitieron a bordo del Tales II los también cántabros Nacho Postigo (navegante), José María Torcida, Carlos Ruigomez, Pablo Santurde y Antonio Piris.
Aunque el Tales II fue el único barco español en liza, muchos tripulantes españoles compitieron distribuidos por toda la flota. Entre los mejor clasificados, destaca el alicantino Gonzalo Infante, ganador de clase Figaro II (a dos) con el Chatham Marine junto al británico Sam Matson. “Navegar a dos ha sido todo un reto, porque nunca duermes más de 30 minutos seguidos”, destaca Infante. “Sam y yo somos un buen tándem: él aporta su conocimiento del barco, y yo mi especialidad, que es la navegación y la estrategia”.
El “Chatham Marine” dobló la roca Fastnet en cabeza, y a partir de ese punto demarró hacia la meta, que cruzó en primera posición con un tiempo total de 4 días, 1 hora, 19 minutos y 47 segundos, casi dos horas por delante de su inmediato perseguidor. Infante se mostraba entusiasmado con esta victoria en su debut en clase Figaro II: “Estamos muy contentos con el resultado. Sólo pudimos entrenar durante un día, y hemos hecho una gran regata. La clave ha sido una buena preparación de la estrategia para saber cuándo apretar y cuándo ser más conservadores, minimizar los errores y conseguir sacar el máximo rendimiento tanto de nuestro Figaro II como de nosotros mismos”.
Próximo reto
Tras el éxito de su debut con los Figaro II, Gonzalo Infante prepara ya su próxima aventura oceánica. “Llevaba tiempo queriendo navegar en esta clase tan competitiva, y este resultado me motiva para entrar en el circuito Figaro II. Pero mi próximo reto es estar en la línea de salida de la Transat AG2R en próximo abril de 2016. A esta regata acuden los mejores regatistas del panorama internacional. Las embarcaciones son iguales, y por lo tanto el factor humano es determinante, tal y como ocurre en la Volvo Ocean Race”.