No hay que olvidar que nuestra situación es un poco inestable, no tenemos las garantías que tenemos en puerto y por tanto será necesario permanecer atentos, pero no hasta el punto de no poder descansar. Condiciones meteorológicas excepcionales aparte, si la náutica se convierte en sufrimiento y miedo es seguro que algo estamos haciendo mal.
Lo esencial
Sin lugar a dudas lo primero es la elección del lugar. Más allá de cuestiones cómo el tipo de fondo y sonda, hay que tener un mínimo conocimiento de los efectos locales de la zona y para ello un buen derrotero es imprescindible. Una descripción detallada del abrigo que proporciona el lugar y una previsión meteorológica actualizada, serán los mínimos en los que basar el éxito de nuestro fondeo. Básicamente con nuestra elección buscaremos que el lugar escogido nos dé resguardo para los vientos que esperamos, que no tenga efectos locales agresivos (que no se convierta en un embudo para el viento por la noche) y si es posible, que sea una zona amplia, con el suficiente margen para bornear sin incidentes.
Una vez elegido el lugar pasamos a la cuestión del cómo. En primer lugar hemos de conocer la maniobra con la que contamos: molinete eléctrico o manual, línea de fondeo de cadena o combinada con estacha, etc… Saber con qué contamos y tener claro las limitaciones que conlleva. En especial, una estimación de la resistencia de mi equipo y la dificultad que conllevaría levantar el fondeo rápidamente en caso de necesidad. Es tan peligroso un fondeo que no agarra como uno que no se pueda levantar rápidamente.
Si contamos con molinete o cabrestante, deberemos asegurarnos, por ejemplo, no quedarnos sin batería: dejar todo preparado antes de ir a descansar para que pueda encender motor rápidamente y tener la maniobra lista para actuar, con sus diferenciales encendidos. En el caso de ser un fondeo manual, tener bien clara la maniobra de cabos y preparado el pozo de anclas para estibar la línea de fondeo. Debemos tener en mente siempre la posibilidad de que necesitemos salir a toda prisa y un cabo en la hélice o un molinete que no funciona es lo último que necesitamos.
Efectuar el fondeo sin prisas y repetirlo si fuera necesario: por muy grande que sea nuestro cansancio veinte minutos más de trabajo quizás marcan la diferencia entre descansar o no durante la noche.
Recordemos que el objetivo es que el ancla agarre en el fondo y que la línea de fondeo ejerza su tracción lateralmente (si lo hiciera verticalmente desclavaría la uña). Para ello seguiremos unos sencillos pasos:
- Detenemos la arrancada contra viento y/o corriente en el lugar escogido.
- Largamos cadena hasta tener el ancla en el agua.
- Le damos una suave arrancada atrás a la vez que largamos cadena esperando que la tracción atrás fuerce que la/s uña/s del ancla se claven en el fondo marino y agarre.
- Dejaremos que el barco se asiente (puede tardar unos minutos) y comprobaremos si garreamos a través de enfilaciones.
En esta maniobra la electrónica puede ser muy útil. Alarma anti-garreo o alarma de sonda por poner dos ejemplos, pueden ser buenos aliados (si lo hemos calibrado correctamente y no andan saltando las alarmas toda la noche) pero no evitaran que el barco garree. Se limitan a avisarnos.
Si por necesidad debemos hacer esta maniobra a vela debemos tener en cuenta dos puntos principalmente.
- El primero será darnos tiempo alrededor del fondeadero para estudiarlo y no errar en el cálculo de inercias y distancias. Tener margen a sotavento y tener una vía de escape clara será crucial.
- El segundo punto es que a vela no se inicia el fondeo aproado ya que nos quedamos sin maniobra en caso de tener que abortar. Siempre (y lo mismo cuando nos amarramos a una boya) se hará a un descuartelar y solo con la mayor izada. Al amollar escota podemos desventarla fácilmente y perder arrancada pero en caso de tener que navegar solo necesitamos cazarla y ganamos la potencia necesaria. En caso de necesidad de dar arrancada atrás a una embarcación a vela recordemos que debemos acuartelar la mayor.
En cuanto a la cantidad de metros a filar, difiero ligeramente de algunas publicaciones que estiman en 3-4 veces la sonda (con buen tiempo). Este parámetro para fondos de quince metros o superiores, para sondas menores mejor largar cinco veces la distancia para un mejor agarre.
Una vez hecha la maniobra (y supongamos que está bien realizada) debemos saber que nos vamos a mover, vamos a bornear (si no hemos echado cabos a tierra). Por ello se hace necesario dejar agua a los demás barcos y calcular que nos moveremos principalmente en una circunferencia cuyo radio aproximado será la longitud de línea largada más la eslora del barco. Es preferible buscar otro fondeadero que intentar encajar en uno que ya está lleno. Si nos damos tiempo y espacio, nuestras probabilidades de tener algún problema se reducen drásticamente.
Lo recomendable
La utilización de un boza (un cabo hecho firme a la cadena) se hará necesario por varios motivos. El primero es liberar de innecesarias tensiones al molinete. De la boza al molinete dejaremos la línea de fondeo en banda y haremos firme aquella en una cornamusa o bita. Cuanto menos sufra el molinete, menos probabilidades de avería.
Otro motivo no menos importante es poder orientar la embarcación al oleaje a nuestro antojo en el caso que nos entre cruzado a la embarcación y eliminar así una noche de bandazos y ruidos. Con una simple boza podemos conseguir el mismo efecto que con una segunda ancla: solo necesitaremos llevar la boza a la gatera de una de las aletas y cazar con un winche. La popa se irá moviendo a medida que cazamos hasta que conseguir orientar la proa al oleaje. Hay que tener cuidado con esta maniobra y vigilar que el cabo que ejerce de boza no se cruce por debajo del casco y se pueda enredar en la orza o la hélice.
¡Recuerda!
Fondear correctamente precisa mucha práctica. No hay que desesperarse si las primeras veces no sale como teníamos previsto o no acabamos de entender las reacciones del barco. Con el tiempo, a través del viejo método de ensayo y error, todo se empieza a ver más claro. Si mantenéis las premisas de paciencia (efectuar la maniobra las veces que haga falta), tiempo (las prisas son el peor enemigo del navegante) y distancia (deja la mentalidad del coche en la ciudad) todo irá bien y podrás tener un agradable descanso.