Además no debemos olvidar que es un requisito legal. El S.O.L.A.S. incluyó en su Capítulo V (este capítulo es para todas las embarcaciones) la obligatoriedad de un estudio a priori de la travesía teniendo en cuenta (literal): “meteo, corrientes, tripulación, limitaciones de la embarcación, peligros en ruta, plan de contingencia y necesidad de dar a conocer nuestros planes en tierra”.
Reflexionemos por un momento si lo hacemos realmente antes de largar amarras.
Lo esencial
Debemos tener claro una serie de puntos:
- Cuál es el objetivo de la travesía
- Limitaciones de la travesía
- Peligros a los que nos podemos enfrentar
- Ayudas con las que contamos para una correcta ejecución y/o hacer frente a emergencias
- La ruta que vamos a seguir.
Imaginemos que queremos ir de A a B de la forma más directa, rápida y cómoda posible. Tenemos las limitaciones de la dirección del viento y el régimen de corrientes, que pueden influir en nuestra velocidad y por tanto en la duración del pasaje. Nuestro barco y la tripulación también serán determinantes. Tenemos que doblar dos cabos con sus efectos locales de viento y mar. Contamos con los peligros de una costa rocosa y alta densidad de tráfico, así como una previsión meteorológica que nos indica mala visibilidad con posibilidad de niebla.
Y vamos a seguir la ruta con nuestro GPS y nos ayudaremos de las cartas y derroteros para establecer waypoints en ruta que nos mantengan fuera de peligro y que sean fácilmente identificables. Tendremos el radar a punto para ayudarnos con la vigilancia, así como el sistema AIS conectado. De la misma manera daremos aviso a salvamento marítimo para hacerles saber de nuestras intenciones. Todo ello, para hacer un rumbo de compás determinado, que combinado con la corriente y el abatimiento nos permitirá efectuar la ruta deseada.
No tiene demasiado secreto cuando entendemos la finalidad de la planificación. Intentamos adelantarnos a cualquier contingencia. Y si tenemos dudas sobre la exactitud de nuestra planificación solo necesitamos ser capaces de contestar a cualquier pregunta que se nos ocurra.
La Salida,…
¿Salimos de día o de noche? ¿Dependemos de una altura determinada de la marea? ¿Es recomendable para nuestra tripulación hacerles madrugar o mejor quedar a media mañana? ¿Hay régimen de brisas térmicas/corrientes que nos pueda beneficiar/perjudicar dependiendo la hora de salida que escojamos? ¿Está mi equipo de seguridad en regla? ¿Los sistemas de achique funcionan correctamente? ¿Tengo recambios para posibles averías? ¿Qué política seguiremos con los chalecos, siempre puestos o con mar formada? ¿Y asegurarse con la línea de vida de noche y con mal tiempo, o simplemente cuando se salga de la bañera? ¿Hay alguien entre los tripulantes que sepa hacer una maniobra de hombre al agua por si caemos nosotros, los patrones? ¿Y hacer una llamada de emergencia por el VHF? ¿Tenemos suficiente ropa de abrigo por si algún tripulante lo necesita? ¿Les hacemos un briefing introductorio a todos? ¿O mejor enseñamos tareas específicas a tripulantes concretos?
Durante la travesía…
¿Peligros en ruta? ¿A vela o a motor? ¿Duración estimada? ¿Meteo y visibilidad pronosticada? ¿Necesitaré rizar? Las guardias: ¿Cómo las hacemos?, ¿Cuál es la experiencia de mi tripulación? ¿Son capaces de gobernar la embarcación de manera autónoma o siempre han de estar bajo supervisión? ¿Niños? ¿Cuál es el régimen de consumo de combustible de mi embarcación? ¿Llevo el 20% de más de combustible para mi travesía por si hay imprevistos? ¿Comida y agua suficientes incluso si la travesía se alarga? ¿Encontraré densidad de tráfico durante la travesía?
En caso de avería o accidente, ¿cuáles son los puertos refugio con los que puedo contar? ¿Son válidos también en caso de mal tiempo? ¿Puedo acceder a ellos a vela fácilmente? ¿Tengo cartas y derroteros apropiados para la travesía? ¿He escogido oportunamente refugios en caso de mal tiempo o imprevistos?
La llegada…
¿Conozco el puerto de llegada? ¿Nos beneficia llegar a una hora determinada? ¿Es necesario contactar con antelación con el puerto de destino para asegurarnos tener un amarre? ¿Será necesario hacer un esquema de la entrada para seguir correctamente las balizas y las enfilaciones de seguridad? ¿Llevo a bordo toda la documentación apropiada?
Podríamos seguir así, cuestionándonos cada detalle, hasta el infinito. Por supuesto no es cuestión de bloquearnos en un sinfín de preguntas sino más bien de encontrar un equilibrio entre el grado de detalle de la planificación y la dificultad de la travesía. La esencia de la planificación, sin embargo, será siempre la misma: la seguridad. Y aunque muchas de las eventualidades a las que nos podemos enfrentar están asimiladas de manera automática por un patrón experimentado nunca estará de más revisar procedimientos y practicarlos.
Recuerda
En un escenario ideal, el patrón no piensa demasiado ante una emergencia, pone en práctica su entrenamiento, casi de manera automática. En una travesía, el patrón debería tener previstos todos los escenarios posibles (dentro de unos límites lógicos) y tener un plan para contrarrestar cualquier eventualidad.