Lo esencial
Seamos realistas. La mayoría de barcos tienen un gps y en muchas ocasiones hasta una pantalla multifunción o plotter. Tan fácil como mirar en la pantalla donde nos encontramos o anotar las coordenadas que nos indica. Ahora bien, quizás no somos tan conscientes de cómo trabajan estas máquinas y sus limitaciones. Intentando simplificar la cuestión diremos que hay varios satélites dando vueltas alrededor de la tierra y que a base de intercambiar señales con ellos nos calcula la posición con una precisión de unos 25 metros. Ahora bien, a lo que no estamos acostumbrados es a comprobar el estado de dicha señal, el status del GPS. Cómo recibimos la señal, cuántos satélites interactúan con ella y cuan cerca están unos satélites de otros determinaran la fiabilidad de mi GPS. Debemos invertir algo de tiempo repasando el manual para buscar las mejores prestaciones a nuestro equipamiento.
Para resumir diremos que por lo menos necesitamos de cuatro satélites que cuadren nuestra posición, que la función HDOP (dilución horizontal de la precisión) debe mantener valores bajos (lo ideal es un valor 1.4 y preferiblemente que no supere los 2.0) y sobretodo que el Datum utilizado por el Gps sea el mismo que utiliza nuestra carta de papel (¡porque siempre hemos de tener una carta de papel!). Algo más mundano pero no menos importante es asegurar que la antena del GPS esta fija en un punto lo más bajo posible y que no haya ninguna obstrucción que impida enviar su señal de manera efectiva hacia la atmósfera.
Cuando utilizamos sistemas alternativos al GPS muchos patrones no saben por dónde comenzar. Aquellas clases teóricas cuando nos sacábamos el título han quedado muy atrás y prácticamente todo está olvidado. Antes que situarnos por demoras, intentemos siempre situarnos por enfilaciones. No hay sistema de posicionamiento (manual o electrónico) más preciso que encontrar dos enfilaciones que se crucen sobre nuestra embarcación. Un sistema simple y directo sin intervención de instrumentos pendientes de calibración ni interpretación. Es una buena gimnasia para el patrón al abrir la carta de una zona desconocida buscar posibles enfilaciones que me puedan ayudar a situarme de manera rápida y fiable.
Al sistema clásico de posicionamiento por demoras podríamos hacerle un par de matizaciones tal y como solemos utilizarlos en nuestras aguas. Incluso en los exámenes oficiales nos presentan ejercicios de posicionamiento por dos demoras simultáneas. Por favor, tomemos tres demoras en lugar de dos, al estilo anglosajón, por una cuestión de mera fiabilidad. Dos demoras nos darán un punto de cruce y la falsa ilusión de que estamos realmente en ese punto. Sin contar que cualquier variación en la toma de las mediciones (y las lecturas con la aguja de demoras pueden ser de todo menos estables) puede desviarnos ampliamente. Sin embargo, al tomar tres demoras nunca coinciden en un punto, dándonos como resultado un pequeño triángulo en el que nos encontramos. Los errores en la lectura de alguna de las demoras nos penalizará menos que en el sistema de dos demoras.
Utilizar líneas de profundidad para posicionarnos es poco fiable. Los veriles pueden sernos muy útiles para contrastar o respaldar información. Siguiendo el ejemplo de posicionamiento por tres demoras, nos puede ayudar a descifrar en qué parte del triángulo es más probable que nos encontremos. Será una buena costumbre no darle el estatus de línea de posición sino más bien la información de respaldo. Quizás el único lugar donde puede llevar los galones de línea de posición será en el fondeadero (pero no olvidemos la altura de la marea llegado el caso), cuyo fondo estará detallado en el derrotero. La precisión de la descripción del derrotero y la ausencia de un gran oleaje que cambie aleatoriamente las profundidades puede permitirnos utilizar la información de la sonda sin reservas.
Como es sabido también nos podemos situar mediante distancias. Aquí la estrella es el radar. Sin necesidad de ser un profesional del uso del radar, con una calibración estándar podremos determinar a qué distancia se encuentra la costa. Si recordamos que una distancia me da una línea de posición que es una circunferencia equidistante de nuestro punto de referencia podemos combinarla con otra línea de posición o incluso con otra distancia a un punto diferente que el anterior. El resultado trasladado a la carta será el de dos circunferencias que se cruzan por dos puntos, uno de ellos descartable por estima.
De noche, la distancia a la qué puedo ver las luces de marcas y faros descritos en la carta nos dará también una idea de nuestra posición. Sin embargo, tomemos este sistema con cautela ya que todos sabemos que nuestro alcance visual está determinado por las condiciones meteorológicas.
Lo recomendable
Utilicemos toda la información a nuestro alcance, bebamos de todas sus fuentes. Hagamos siempre que sea posible una doble comprobación. Prioricemos lo que perciben nuestros sentidos a lo que me indican los instrumentos siempre que sea posible.
¡Recuerda!
No perdamos el sentido común: si navego cerca de una marca o baliza que se encuentra descrita en la carta… ¡ya tengo mi posición! y no nos olvidamos del posicionamiento astronómico pero dada su laboriosidad le dedicaremos un artículo completo más adelante.