Enterprise (1939) supera al Manitou (1937) por 26 segundos y se corona como ganador absoluto. El Marigan (1898) consigue su tercera victoria consecutiva en la clase Época Cangreja y el Stella Polare (1965) no da opción en Clásicos. Fátima (1970) acaba con la supremacía del ruso Tichiy Don en Espíritu de Tradición.
En la edición más numerosa de su historia, el Trofeo Illes Balears Clàssics cerraba el evento con un viento térmico del SO de Fuerza 2-3 que, aunque tardó más de la cuenta en establecerse, se ajustó perfectamente a las características de la flota.
Manuel Nadal, director de la regata, no dudó en calificar el XX Trofeo Illes Balears Clàssics, como “el mejor de todos los celebrados hasta la fecha”, tanto por el número de inscritos (51), en representación de ocho países, como por la calidad de los barcos y sus tripulaciones. “Además -añadió- hemos tenido una gran variedad de condiciones meteorológicas”, lo que, a su juicio, otorga un mérito mayor a los ganadores, que han tenido que bregarse con ventolinas de SE el primer día, duras rachas de NE y lluvia el segundo, y el clásico Embat (SO) en la regata de cierre. “Hemos ofrecido un gran espectáculo”, concluyó.
Las clases Espíritu de Tradición, Clásicos y Época Marconi concluyeron su participación en la Illes Balears con un recorrido de 16,70 millas, cuyas balizas estaban situadas en Ses Illetes y Cala Figuera, en el límite occidental de la bahía, mientras que los barcos de Época con aparejo de cangreja y los monotipos Dragón con casco de madera realizaron un recorrido triangular de 11 millas. La Vela Latina, que se estrenó tras el frustrado intento de ayer, compitió sobre un circuito de 6,90 millas consistente en una ceñida y una empopada.
ÉPOCA CANGREJA (Hasta 1950)
El Marigan (1898), patroneado por Tim Liesenhoff, del Real Club Náutico de Palma, revalidó la victoria obtenida los dos últimos años al superar al Hispania (1909) por tres minutos en tiempo compensado. El que fuera velero de Alfonso XIII, armado por la Fundación Isla Ebusitana y patroneado por José Francisco Rábade, navegó en cabeza de la flota con viento libre durante y cruzó la línea de llegada en primera posición las tres jornadas de competición, pero la aplicación del rating que permite enfrentarse a barcos de diferentes características lo relegó siempre por detrás del Marigan. El Hispania está optimizado para regatear sin hándicap contra sus casi gemelos de la clase FI15 y se ve muy perjudicado por la diversidad de la clase Época Cangreja. La segunda posición en la general fue para el Kelpie of Falmouth (1928) y la tercer a para el santanderino Gipsy (1927), de Ricardo Rubio, sorprendente ganador de la dura manga del sábado, con lluvia y vientos que alcanzaron los 20 nudos. El Hispania terminó cuarto.
ÉPOCA MARCONI (Hasta 1950)
Albert Kusac y su tripulación del Enterprise (1939), del Real Club Náutico de Palma, dieron la campanada en la clase Época Marconi al superar al Manitou (1937), de Phil Jordan, líder de la general los dos primeros días. Ambos veleros concluyeron el Trofeo Illes Balears empatados a cinco puntos, pero los de Kusak hicieron valer su mayor número de victorias (2, frente a sólo una de su rival) para adjudicarse el triunfo en su clase y el premio especial Club de Mar Mallorca al ganador absoluto. La tercera posición fue para el Halloween (1926), el barco de mayor eslora de esta categoría. La prueba de hoy fue una de las más emocionantes de la Illes Balears. Los cinco primeros barcos cruzaron la línea de llegada en una horquilla de once minutos. La ventaja en compensado del Enterprise sobre el Manitou, famoso por haber pertenecido al presidente de EEUU John Fitzerald Kennedy, fue de sólo 26 segundos, apenas un suspiro que, sin embargo, marcó la diferencia entre la victoria y la derrota.
CLASICOS (De 1950 a 1975)
El Stella Polare (1965), cuarto en la regata final, se alzó con el triunfo en la categoría de Clásicos. El barco, comandado por el capitán de fragata de la Marina Militar Italiana Maurizio Filippini, tuvo el domingo su actuación menos afortunada, pero supo administrar la renta obtenida en las mangas del viernes y el sábado, en las que fue segundo y primero. El Capricia (1963), patroneado por Fabio Divina y perteneciente también a la Armada de Italia, se adjudicó el subcampeonato merced a su regularidad (tres terceros), seguido del Emeraude (1975), el barco de casco de aluminio de Vittorio Cavazzana, ganador de la Illes Balears Clàssic en las ediciones de 2008 y 2010, y de la Copa del Rey Panerai del Club Marítimo de Mahón en 2006, 2007 y 2010. El Corsaro II, del capitán Marco Mazzini, pagó cara la rotura del génova que le obligó a retirarse de la regata del sábado y a suma r 10 puntos que cercenaban cualquier posibilidad de acceder al podio. Sus victorias parciales del primer día y de hoy fueron baldías.
ESPÍRITU DE TRADICIÓN
Fátima (1970), de Diego Caro, con pabellón del Club de Mar, demostró ser el barco de la clase Espíritu de Tradición en mejor forma. Tres regatas y tres victorias claras, sin discusión, que ponen fin a la increíble racha del ruso Tichiy Don (1981), de Eugeny Panevin, ganador de las seis últimas ediciones (de 2008 a 2013) de la Illes Balears Clàssics. La irrupción del velero de Caro, buen conocedor de la Bahía de Palma, y del Pas Encore (2005), de Eduard Salas, segundo en la general, han revolucionado esta clase en la que compiten embarcaciones que, sin ajustarse a las reglas de los Clásicos (fabricación madera o metal), conservan sus líneas. Panevin, con todo, consiguió clasificarse en la tercera posición.
VELA LATINA
Los botes y llaüts de Vela Latina tuvieron que esperar a la última jornada para competir, después de que ayer sus armadores renunciaran a navegar por razones de seguridad. El Savanna, de Antonio Jover, se impuso en la clase Llaüts. En la versión Regata, el Ancora, de Moisés de Pablos, fue el único barco que terminó la prueba. Por su parte, el Nostra Mar, de Mercé Mora, se adjudicó la Illes Balears Clàssics en la categoría Open con apenas medio minuto de ventaja sobre el Brando, de Jaume Amengual, impulsor de la inclusión de la vela tradicional balear en la regata del Club de Mar y de la exposición de modelos navales de Mestre Guillem Amengual que permanecerá abierta en la sede social de esta entidad hasta el próximo jueves, 21 de agosto.
DRAGÓN / RI CLÁSICOS
La clase Dragón no sufrió modificación alguna tras la última jornada. El Thalatta, del sueco Thomas Tillbert, en representación del Club Nàutic Sa Ràpita, se proclamó campeón con una holgada ventaja de seis puntos sobre el Rogue, del patrón holandés Rom Loopik, y once respecto al Dragonera, de Robert Holthuizen, que fue tercero. En esta categoría se disputaron cuatro mangas. Por su parte, el Munga (1974), de Antonio Oliver Reus, obtuvo la victoria en la clase RI Clásicos.
DECLARACIONES
La tripulación del Enterprise, armado por Albert Kusak, se mostraba feliz por la victoria conseguida en la última prueba y que la ha convertido en ganadora absoluta del XX Trofeo Illes Balears Clàssics. Juan Ignacio Merayo destacó que “la jornada ha sido muy dura, con cambios constantes en la fuerza del viento y muy reñida”. Merayo explicó que la regata ha estado especialmente marcada por la rivalidad con el Manitou, que lideraba desde el primer día la clasificación en Época Marconi. “El Manitou no nos ha dado muchas oportunidades, dominando el 80% de la prueba con un gran planteamiento. Ha sido una regata muy reñida y finalmente, por fortuna, hemos podido adelantarles por la popa y ganar tres metros de ventaja con respecto a ellos, no más”, ha explicado.
Diego Caro, armador del Fátima, señaló que “la regata ha sido maravillosa”. “El día nos ha vuelto a sorprender esta vez con un viento de entre 10 y 12 nudos que nos ha permitido navegar muy bien”. Para Caro la clave de la regata ha sido “salir primeros y llegar primeros” bromeaba. El armador ha reconocido que la clase Espíritu de Tradición también ha estado “muy competida con barcos de gran envergadura, pero hemos podido ir defendiéndonos en las ceñidas y al final todo ha ido bien”. En opinión de Caro, la vigésima edición de la Illes Balears Clàssics “ha conseguido reunir una flota muy importante en número y de un alto nivel que confirma el buen trabajo que está haciendo el Club de Mar Mallorca con la regata”.
El capitán del Stella Polare, Mauricio Filippini, celebraba la victoria con su tripulación en el pantalán. “La regata ha sido muy reñida. Hemos tenido tres días muy intensos de competición, especialmente el segundo, y la lucha ha sido constante con los todos los barcos de la flota, especialmente con nuestro gemelo, El Corsario II”, destacó. Para Filipini, la clave de la victoria se encuentra “en la fortuna que hemos tenido, porque se han producido muchos roturas en muchas embarcaciones y nosotros hemos llegado a puerto sin haber sufrido problemas”, recalcó.