Su IMOCA Quéguiner-Leucémie Espoir no tiene foils, sus posibilidades de alcanzar al grupo de cabeza son realmente remotas, sin embargo, el patrón francés Yann Eliès confía en que un golpe de suerte le permita acortar esas 1.200 millas de ventaja que actualmente tiene el líder de la Vendée Globe, Armel Le Cléac’h sobre su posición.
Así es, su IMOCA no tiene ‘foils’, esa especie de alas que elevan el barco provocando menos rozamiento entre el casco y el agua; esos apéndices que en ciertas condiciones permiten navegar más rápido. Pero Eliès ha hecho un gran paso por el Atlántico Sur en la última semana y sigue en contacto con los líderes.
La Vendée Globe es inevitablemente conocida por sus abandonos. En la anterior edición (2012-2013) sólo 11 de los 20 patrones que salieron de Les Sables d’Olonne pudieron terminar al regata. En lo que va de esta edición, tres ya han tenido que retirarse.
Eliès sabe que, de los cinco barcos que están delante de él, Alex Thomson (2º) tiene un foil roto. Y sabe que podría sacar réditos si alguno más de los rivales al frente se ve afectado por roturas o colisiones, cosa nada improbable, eso sí, siempre y cuando su barco Quéguiner-Leucémie Espoir llegue a Les Sables en una pieza. “No presto atención a los partes de los barcos de delante y no miro las estadísticas de los barcos con foils porque son más rápidos que yo”, decía hoy en una comunicación con la organización. “Hace unos días pude cruzar con un pequeño frente y ahora lo importante es encontrar la mejor ruta para esta Vendée Globe. Es difícil encontrar la configuración vélica adecuada para el viento que hay, las olas…, y no romper nada. Simplemente estoy intentando navegar solo. Yo me lo guiso yo me lo como. Y si puedo, quizás terminar entre los cinco primeros, o incluso primero”.
Un aguerrido navegante
El hecho de que Eliès esté compitiendo en la Vendée Globe una vez más muestra su increíble fuerza y determinación. En la edición de 2008 Yann Eliès sufrió una fractura de fémur cuando, estando a 800 millas de la costa australiana, una monstruosa ola del Océano Sur lo estrelló contra el barco. Pasó dos días en su litera sin poder moverse, roto de dolor, antes de ser rescatado por un barco de la armada australiana y conducido rápidamente al hospital. De no haber recibido esa asistencia, sin duda, habría perdido la vida. Pero este desgarrador episodio no ha sido suficiente para que Eliès, unos de los navegantes oceánicos más conocidos en Francia, haya cedido en su empeño por estar una vez más en la Vendée Globe.
Esta tarde, el hombre a cazar era Armel Le Cléac’h, que ha ampliado su ventaja sobre el británico Alex Thomson, a 30 millas, en su camino a las Islas Kerguelen, un archipiélago formado por 300 islas y conocido por ser uno de los lugares más remotos del planeta.
Unas 7.000 millas atrás, Tanguy de Lamotte se convertía en el primer patrón en llegar a Les Sables d’Olonne. Pero desafortunadamente para este francés de 38 años, su regreso a puerto significa también su retirada oficial de la Vendée Globe 2016-2017, después de que los daños sufridos en el mástil de su Initiatives Coeur no le dejasen otra opción. A pesar de no haber podido completar su segunda Vendée Globe, de Lamotte fue recibido este mediodía en Les Sables como un auténtico héroe, en parte gracias a que su proyecto incluye una cara muy solidaria: la de aumentar el conocimiento -y fondos- acerca de los niños que sufren problemas de corazón serios. “Intento ser positivo”, declaraba el patrón francés. “Soy el primero en llegar a Les Sables d’Olonne pero no he podido circunnavegar el planeta. Desde que salí de Cabo Verde, hace dos semanas, he tenido tiempo para hacerme a la idea”. Justo antes de retirarse, como regalo de despedida, de Lamotte navegaba trazando con su curso la forma de un corazón, tal y como pudo verse en el mapa de seguimiento (tracker).