La atención mediática en nuestro país por la Copa América ha caído en picado. Ya no interesa, o solo interesa a los de siempre, a los más acérrimos aficionados de la vela. Solo el espectáculo de ver volar los nuevos artefactos ACC, y la presencia de un regatista de casa, Xabi Fernández, eso sí bajo el amparo de un desafío británico, puede mitigar un poco esta desatención mediática que vivirá nuestro país en relación con esta edición America’s Cup, si no hay nadie que lo remedie.
Pasado el compromiso patriótico de cuando Valencia fue el centro de la vela en su más alta manifestación de competición, glamour, elitismo y pelotazo inmobiliario, poca atención tendrá en la sociedad y en los medios de comunicación españoles – si no cambian mucho las cosas (*)- con la próxima la Copa Bermuda.
El mismo hecho de que el escenario del desafío náutico no sean las aguas del club defensor de la Copa ya dice mucho de cómo está cambiando el mundo del deporte en general y de la náutica en particular.
Excepto en Valencia, donde se disputaron dos ediciones Copa América (2007 y 2010), debido a que el defensor del aguamanil era un club que no disponía de mar –la Société Nautique de Geneve-, se daba por hecho que el club defensor del trofeo navegara en aguas próximas a su club en la siguiente edición.
Que Larry Ellison, actual propietario del grial Copa América, quiera defenderla en las misteriosas aguas de Bermuda y no en las aguas cercanas al Golden Gate Yacht Club, en San Francisco, es uno de los misterios de la nueva era Copa América. Un misterio sin sorpresas, ya que como en plena New Age, todo se entiende si se calibra con el mercadeo, el marketing y el interés financiero, y no es nada extraño que el listo de Ellison haya escogido esta fantástica isla, en lugar de su San Francisco, ya que los dirigentes locales californianos se pusieron reacios a pasar por los criterios economicistas personales del avispado Ellison.
Hoy por hoy, la Copa América no es el patrimonio de un club, sino del armador vencedor del aguamanil victoriano y con él –parece ser- puede hacer lo que le dé la gana, como rentabilizarlo al máximo económicamente.
La elección de Bermuda no es mala. Es un lugar tranquilo, alejado del resto del mundo, a más de 700 millas de la Costa Este americana, en medio del Atlántico, refugio de financieros, paraíso náutico, fiscal, y con un excelente viento. El Great Sound, donde se diputarán las regatas, es una bahía amplia, y protegida, donde se podrá observar con comodidad el desarrollo de los match-race. Un escenario que posibilita la plena libertad de maniobra y comodidad de los sofisticados catamaranes ACC, multicascos de 15 metros de eslora (casi 50 pies), construidos bajo el concepto de ‘design rule’, pero cuya regla permite a los diseñadores e ingenieros expresar su creatividad en la concepción de la embarcación, siempre sin salirse del ‘rule’.
Como siempre la Copa América marca tendencia, muy a pesar suyo. Es vanguardia en actuaciones y formas de hacer en el deporte.
Con el traslado de este evento a un terreno ajeno ‘al club que le pertenece’ se abre un precedente, una veda para que otras competiciones deportivas no se celebren en sus lugares habituales de origen, sino que se puedan exportar a terceros países para primar el negocio y el espectáculo. Ya se habla de que futuras Finales de la Champion League, por ejemplo, no se disputen en Europa, sino en un tercer continente, como pueda ser la ciudad de Miami en Estados Unidos, Shanghai en China, o en la misma Qatar. De hecho esta fórmula ya se realiza en muchos Grand Prix del automovilismo o del motociclismo, por imperativo de infraestructura, celebrándose en países distintos al homónimo del premio, como el GP San Marino.
Esta despersonalización de las señas de identidad de muchos acontecimientos y eventos deportivos puede que sea signo de los nuevos tiempos. Evolución y progreso de las nuevas tendencias, un ’the times they are a-changin’, como decía el actual premio Nobel de Literatura.
Pero también es una muestra palpable de la desintegración de ciertos valores, esencias y sentimientos que forman parte intrínseca del deporte.
Para muchos, la Copa América liderada por Larry Ellison ya no forma parte de aquella magia que tenía esta competición. Puede que a Ellison le gusten más los aviones, lo digital, las nuevas tecnologías… que la misma esencia de la vela, y por eso la trata con tan poco respeto náutico. Pero esto también forma parte de la leyenda de este reto, de esta competición. Quien gana impone las normas.
Por eso, como espectador de la próxima America’s Cup, espero que la Bermuda haga justicia y ponga las cosas de nuevo en su sitio. Deseo que sea en este mágico escenario atlántico donde el desafío de Larry Ellison y su Oracle caiga derrotado, abducido por alguno de los cinco desafiadores que querrán arrebatarle la Copa. Desde hace años deseo que ésta vuelva a Nueva Zelanda, país que bien se merece este trofeo otra vez, por el cariño, respeto y seguimiento popular que sienten por ella.
Aunque en esta ocasión, sin lugar a dudas y sin fisuras, mi entusiasmo como seguidor se centrará en el desafío británico, donde está nuestro admirado Xabi Fernández. Estaré con el challenger, Land Rover BAR, liderado por olímpico inglés Ben Ainslie, que ya ayudó a ganar a Ellison en la última Copa disputada en San Francisco. Ainslie tiene un gran reto: hacer volver a Inglaterra esta regata, que se cuajó de una forma espontánea hace ahora 166 años en Cowes y que si gana, puede que se devuelva de nuevo un cierto barniz británico a esta competición, para poner las cosas en su preciso lugar.
No deja de ser curioso subrayar que la Bermuda casi forma parte espiritual del territorio británico, por lo que se puede decir, simbólicamente, que la próxima Copa América se disputará, ya, en aguas inglesas.
Que el famoso triángulo ayude al BAR.
Angel Joaniquet
(*) En el momento de escribir este artículo aún no se había confirmado retrasmisión televisiva America’s Cup en España. RTVE acaba de anunciar su seguimiento.El autor se alegra de esta acertada decisión
Te invitamos a ver el Videoblog de Carlos Pich con el análisis que hace, precisamente, sobre la próxima Copa América