El gobierno del Ayuntamiento de Barcelona finalmente ha aceptado la existencia de siete terminales internacionales de cruceros en el puerto , construyéndose una de nueva en el “moll adossat”.
De mismo modo se trasladan los ferries de su ubicación actual “liberando para suelo público para uso ciudadano” los muelles de drassanes y de Barcelona, los mas próximos al Word Trade Center. Dentro del proyecto se pretende reordenar el Moll de la Fusta y destinar espacios e instalaciones para usos académicos en la Nova Bocana.
Ante estos acuerdos puntuales desde el ayuntamiento se proponen ganar espacios para la ciudadanía, en un ejercicio de integración del puerto – ciudad.
Desde el consistorio existe un interés en extender el planeamiento urbanístico más allá de la simple alineación de las fachadas del frente marítimo y llegar hasta el cantil de los muelles, pero sorprendentemente no pone sobre la mesa a que se destinará la lámina de agua que quedará libre por el traslado de los ferris y transformación del Moll de la fusta.
Ante este acuerdo, ningún atisbo de luz recae sobre la náutica deportiva. De lo que conocemos hasta ahora, falta la visión náutica, la perspectiva desde el agua y la opinión de los navegantes, pescadores y usuarios del mar. En el mar se navega y la esencia del puertos son los barcos y los servicios que se prestan a los barcos que están amarrados.
Ciertamente los muelles son amplios y están infrautilizados y caben usos e instalaciones deportivas urbanas, pero si la idea es marinizar Barcelona, lo suyo seria que dichos espacios se inundaran de actividades náuticas y culturales relacionadas con el patrimonio náutico histórico.
El peligro es que en un intento de ganar un espacio para la ciudadanía se permitan construcciones en el espacio ganado con lo que simplemente se cambie la alineación de las construcciones, creando nuevas barreras visuales sobre el agua abrigada.
La idea de maritimizar Barcelona y que la ciudadanía se apropie del mar, para convertir Barcelona una ciudad marítima en la que pueda disfrutar del mar, se conjuga erróneamente si no se detalla a qué se quiere destinar el agua. Marinizar muelles libres no se asocia con poner pistas deportivas de patinaje u otros equipamientos.
El puerto es una puerta de entrada de las embarcaciones, y los muelles sirven para dar servicios para las embarcaciones, pero el mismo rechazo que desde el Ayuntamiento se ha dado a la actividad de cruceros, recae sobre la náutica deportiva.
En anteriores artículos destacamos que Puertos del estado tiene una voluntad de transformar las antiguas dársenas comerciales ante el gigantismo de los actuales buques de carga y las zonas de las antiguas dársenas que se van a transformando en espacios destinados a cruceros y a náutica deportiva.
Pero en cambio en Barcelona la actividad crucerista se aleja de la ciudad por contaminante y la náutica deportiva está vista con recelo.
Si queremos marinizar Barcelona ha de ser la actividad náutica la que inunde los barrios y llegue a los centros cívicos y a la población, pero ello será imposibles si no podemos defender los espacios imprescindibles para que dicha actividad náutica exista.
Jaume Prats
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