La histriónica película, dirigida por Martin Scorsese en 2013, está protagonizada por Leonardo DiCaprio que interpreta una historia real –más o menos- basada en la vida de Jordan Belfort, un bróker de bolsa que cometió los mayores excesos –económicos y de los otros- pero que solo acabó condenado a 22 meses de cárcel.
Ahora la productora ha tenido que pagar una multa de 60 millones de dólares por la implicación irregular de un fondo de inversión de Malasia en la producción de la película y tiene pendiente otra demanda de 10 millones de dólares porque uno de los personajes reales se siente agraviado por el trato que se le da en el film.
No hago ningún spoiler si comento algunas escenas cinco años después de su estreno en la pantalla grande.
En una de las escenas Mr. Belfort regala a Naomí, su segunda esposa, un yate enorme al que ha hecho cambiar el nombre por el de Naomi. El yate aparece amarrado en uno de los puertos de Nueva York y a bordo se ubican varias escenas del film, como la del intento de soborno a unos agentes del FBI o una desenfrenada orgía en el flybridge. También aparece amarrado en Portofino (Italia) y es víctima de un espectacular naufragio cuando Belfort ordena al capitán dirigirse a Mónaco para correr después a Suiza a efectuar algunos “arreglos”. Obviamente, si Mr. Belfort hubiese querido ir desde Portofino a Suiza, hubiera sido absurdo hacerlo navegando vía Mónaco en lugar de hacerlo por carretera o vía aérea, pues hubiera llegado antes.
Para rodar la película se alquiló el yate Lady M, un motoryacht de 147’ construido en 2002 en el astillero estadounidense Intermarine Savannah. Obviamente, tanto las escenas de Portofino como las del naufragio fueron un video montaje. Había presupuesto, pero no tanto como para echar a pique un yate de casi 50 metros…
El yate usado realmente en la película está disponible para alquiler en distintas páginas web, pero no se confundan, hay otros yates con el mismo nombre, entre ellos un Palmer & Johnson mucho más grande…
Sin embargo, la historia narrada en el film es real. Belfort compró un yate para su segunda esposa, la modelo británica Nadine Caridi, y lo hizo rebautizar, obviamente, Nadine. El yate había sido construido en Holanda por Witsen & Vis en 1961 para una señora ilustre: Coco Chanel. Originalmente tenía 121 pies, pero fue alargado por popa en 1971 añadiéndole 15 pies y en 1988 lo partieron por la mitad –no a lo largo, sino a lo ancho- para añadirle 29 pies más, de modo que cuando lo compró Mr. Belfort había pasado por cinco armadores y media 167’. Ya. La suma no cuadra, pero es que había “picos”. ¡Como se ponen ustedes por un par de pies!
El naufragio del Nadine sucedió realmente el 22 de junio de 1996, pero no entre Portofino y Mónaco sino entre Civitavecchia y Porto Cervo. No pereció nadie pues todos los ocupantes fueron rescatados por la marina italiana. La escena de la película es una mezcla entre La tormenta perfecta y Mr. Bean, no les digo más.
Durante la película se mencionan los restaurantes japoneses Benihana of Tokyo y al fundador de la cadena, Hiroaki “Rocky” Aoki. El diálogo entre los protagonistas da a entender que Aoki se chivó de algo al FBI y que, en consecuencia, no piensan volver a ninguno de esos restaurantes. La relación entre Belfort y Aoki fue desmentida por la familia y no consta que hubiera pleitos sobre este particular, si bien Mr. Aoki tuvo pleitos familiares por el control de la cadena, que sigue en funcionamiento y tiene actualmente 116 restaurantes. Seguramente las escenas referidas a Benihana son una especie de product placement o publicidad bien directa en este caso.
¿Y a cuento de qué viene esto? Pues viene porque Rocky Aoki (Tokio 1938- Nueva York 2008) fue un famoso piloto de motonáutica offshore, patrocinador de regatas y equipos. Aoki llegó a los Estados unidos como deportista de lucha libre universitaria y abrió su primer restaurante en Nueva York en 1963. Durante la década de 1970 y primeros de 1980 participó en numerosas regatas de offshore y sufrió un par de accidentes graves, uno de ellos en 1979 y otro en 1982, que le llevó por seis veces al quirófano. Después de esto, lo dejó.
No fue Aoki solo piloto de lanchas. En 1981 efectuó la travesía entre Japón y California ¡en un globo de helio! 5.208 millas que le dieron un récord mundial que no se batió hasta 34 años más tarde.
Aoki también patrocinó regatas. Y no fueron regatas de estar por casa. Benihana patrocinó varios años la regata de offshore de Point Pleasant (New Jersey) que se disputaba desde 1964 bajo la organización del New Jersey Offshore Powerboat Racing Association. Aoki patrocinó esta regata desde 1975 hasta 1982 de modo que pasó a llamarse Benihana Grand Prix Trophy. La irrupción de Aoki en 1975 fue sonada: el trofeo principal era una antigüedad cotizadísima, concretamente una urna de bronce japonesa en cuya peana se inscribirían los nombres de los ganadores de cada año.
Todos quienes fueron alguien en el mundo del offshore de la época participaron en la regata que, disputada tradicionalmente al principio de las vacaciones de verano, tenía decenas de miles de espectadores desde las playas y desde varios miles de embarcaciones en el agua, siendo comparada con las 500 millas de Indianápolis por la expectación despertada. En 1979 el propio Aoki ganó la regata a bordo de un catamarán Cougar de 38 pies. La prueba dejó de disputarse en 1983, pero en 2016 la regata fue recuperada con éxito. En 2017 un accidente mortal obligó a suspenderla. Este año está prevista su celebración el día 20 de mayo.