La Marina de València se ha convertido en los últimos años en un centro de innovación y actividad industrial relacionada con la náutica de alto nivel en pleno crecimiento. La empresa de ingeniería y tecnología naval Caponetto Hueber, responsable de las hidroalas (foils) de algunos de los equipos de la America’s Cup, ha elegido establecer su sede en la dársena valenciana. Desde sus oficinas ubicadas en la antigua base del Victory Challenge, desarrollan proyectos que van desde barcos de competición a innovadoras soluciones para la movilidad urbana como el SeaBubbles, el hidrotaxi volador que ya está prestando servicio en el Sena y que probablemente se expandirá pronto a otras ciudades con río o lago.
“Nuestro objetivo es ser la marina más náutica del Mediterráneo, y la presencia de empresas como Caponetto Hueber nos confirma que vamos por el buen camino en este proceso de ‘amarinar’ la Marina”, asegura Vicent Llorens, director general de La Marina de València.
“Llegamos en 2006 a Valencia con la Copa América, después nos marchamos de nuevo y hemos decidido volver aquí porque hay un buen entorno para nuestra actividad”, asegura Mario Caponetto, socio fundador y director técnico del estudio.
“Valencia ha sido la elección lógica en Europa. Habíamos vivido aquí, nos gustaba, y quisimos volver donde habíamos empezado. Para nosotros es muy importante estar en un entorno náutico y hay un ecosistema de startups y de náutica que se está generando en La Marina en los últimos años, y para nosotros como emprendedores es una ventaja. Era la ubicación perfecta”, comenta Francis Hueber, cofundador del estudio y office manager de Caponetto Hueber.
El estudio, especializado en hidrodinámica y aerodinámica, combina su trabajo con embarcaciones y multicascos de competición de última generación con el desarrollo de soluciones para arquitectos navales y diseñadores de barcos, a quienes ayudan para mejorar la eficiencia, la velocidad o el comportamiento de las unidades. “Optimizamos las formas y cada vez hacemos más diseño conceptual para ayudar a los arquitectos navales a pensar los barcos de una manera diferente, utilizando formas más modernas de mejorar la eficiencia en general”, explican desde la firma.
De la Copa América al hidrotaxi
Mario Caponetto y Francis Hueber comenzaron a trabajar juntos en 2004 en el proyecto de Luna Rossa, y en 2007 se incorporaron al Oracle Team USA, donde se encargaron de desarrollar todos los test digitales, realizando las pruebas de cascos y apéndices en unos barcos “que en ese momento aún no volaban pero cada vez iban más rápido”, y registrando dos victorias consecutivas, 2010 y 2013, en la prestigiosa competición.
Uno de sus últimos proyectos ha sido el revolucionario SeaBubbles, un hidrotaxi con motor eléctrico y dotado de una tecnología de foils o hidroalas, que le permiten planear sobre las aguas. “Aplicamos todos nuestros conocimientos y know how para desarrollar este “taxi volador”, cuyas nuevas alas se construyeron en solo seis meses. El SeaBubbles tiene un motor eléctrico, porque la idea es que fuera un barco limpio, poco contaminante y sin ruido. Uno de los requisitos imprescindibles es que tenía que hacer poca ola en el río, por eso desarrollamos una tecnología de aletas sumergidas que hicieran poca ola”, señalan el cofundador del estudio.
Un futuro alado
“Hemos sido muy afortunados porque hemos sido testigos, desde La Marina de València, del impulso hacia el futuro de estos barcos que han empezado a volar”, asegura Caponetto. “Tenemos una oportunidad increíble de poder desarrollar algo nuevo, especialmente para la próxima edición de Copa América, en la que los barcos son máquinas increíbles, algo impensable hace diez años. Ahora son monocascos con alas, un concepto totalmente innovador, y ha sido muy difícil imaginar desde un folio en blanco que esto pudiera funcionar, pero funciona”, añade el ingeniero genovés, Mario Caponetto.
Pero la vela no será el único campo náutico que vea este imparable crecimiento de los barcos voladores, según auguran los especialistas. Por ejemplo, las hidroalas permitirían una mayor comodidad en la navegación a motor, ya que al filtrar el agua hacen que el barco se mueva menos.
“El campo naval ha sido muy conservador por muchos años porque tampoco tenía las herramientas para cambiar. En los últimos 10 o 15 años hemos desarrollado herramientas en el campo de regatas que podemos aplicar a la industria marítima general”, comenta Francis Hueber.
La Marina de València se convierte así en un testigo de excepción de esta nueva náutica y del futuro de la movilidad en el agua. Un futuro limpio, silencioso e innovador.