La ruleta en la que se ha convertido la sexta etapa de la Volvo Ocean Race, los Doldrums, está afectando ahora a los líderes de la flota. El Mapfre y el Dongfeng Race Team, que bajan últimos enzarzados en su particular batalla por la general, han recuperado más de 100 millas de distancia en las últimas 24 horas, lo que vuelve a animar la competición.
Willy Altadill describía esta mañana el panorama a bordo del barco español. “Los de adelante se han quedado sin viento y nosotros vamos a 15 ó 20 nudos con estos chubascos, con lo que la distancia que nos han sacado se vuelve a acortar. Se suele decir que el diez por ciento del total de millas que quedan es una distancia segura, pero en estas condiciones de lotería se pueden ganar o perder 100 millas en un día, con lo que no es un drama”.
Por delante, el team AkzoNobel y el Scallywag chocaban contra una zona de calmas, aunque los últimos dos partes de posición han sido más amables con los líderes, que han logrado calmar los nervios pero no han podido evitar algunos momentos incómodos a bordo.
“Es un poco estresante cuando puedes sentir el aliento caliente de los otros barcos en tu cuello”, afirmaba Annemieke Bes, del Scallywag. “Pero creo que hemos logrado salir por el otro lado. Es un gran alivio “.
La buena noticia para los barcos de atrás es que todavía hay un largo camino por recorrer. Los navegantes hablan de una zona de calmas y condiciones muy variables que se puede extender durante 400 millas. Si ese escenario llega, habrá muchos más momentos de nervios y muchas más oportunidades para que la clasificación se altere.
“Aún estamos atravesando por muchas nubes”, advirtió Martine Grael, del AkzoNobel, cuyo equipo sigue luchando por el liderato con el Scallywag, y ahora también con el Team Brunel. “Todavía podemos tener un escenario donde todos nos atrapen … Simplemente hay que lidiar con eso. Es parte de la carrera”.
La presión psicológica está activada. Sólo el viento dictará sentencia.